El documento establece la cancelación del contrato que vinculaba a Lelé y al Levante en enero de 1963.

No fue una decisión provocada por una sucesión de resultados adversos. El técnico decidió revocar el contrato que le unía al Levante desde la claridad de la década de los sesenta.

Su aterrizaje en el banquillo azulgrana fue una apuesta personal de José Navarro. Lelé cumplía su tercera temporada al frente de la dirección técnica del primer equipo. Los mandatarios acentuaban del preparador su calidad personal así como su capacidad para desarrollar su trabajo y su devastadora implicación.

Su último partido en el banquillo granota cruzó al Levante y al Real Murcia en Vallejo con Ferrete como juez de la contienda (1-2). El partido dimensionará su eco en virtud de los hechos que acontecieron. Unos días después Lelé consumó su marcha del Levante. Las dudas centraron su adiós.

Alegó motivos personales. El documento recoge “dejar sin efecto, a partir de esta fecha, el contrato suscrito entre las partes en fecha del 23 de julio de 1962 que establecía una duración de hasta el 30 de junio de 1963”.  No obstante, no tardó en alcanzar protagonismo como conductor del Deportivo de La Coruña en el universo de la Primera División.

El adiós de Lelé implicó la llegada de Quique. El destino, siempre caprichoso en sus manifestaciones, propició un desenlace de curso de infarto con el Levante y el Deportivo estrechamente asociados en una eliminatoria de ascenso/descenso que producía vértigo. No fue la única pelea entre los dos contendientes durante aquella primavera. En los dieciseisavos de Final de la Copa de España se vieron las caras. El Levante salió indemne de todos los desafíos.