El 21 de septiembre de 1965 la Junta Directiva del Levante U.D. anunció las primas que los integrantes de la primera plantilla azulgrana recibirían para el curso 1965-1966 y el consiguiente sistema de pagos estipulado. Se trata de un documento oficial. Hay que consignar que las huestes levantinistas retornaron a la categoría de Plata tras sendas temporadas enlazadas proyectándose por el ámbito de la Primera División. Y el desafío marcado por los mandatarios acentuaba el retorno con la mayor celeridad posible al espacio recién abandonado.
Aquel verano de 1965 significó la despedida de Antonio Calpe y de Serafín, pero pese a aligerar la nómina con jugadores con un rol relevante, la tropa seguía contando con referentes indiscutibles. Ernesto Domínguez, Wanderley, Torrents, Victoriero, Rodri o Castelló mantenían el cordón umbilical que les asociaba al ascenso de junio de 1963. Los futbolistas conocieron en los días finales de septiembre las cantidades pactadas en concepto de prebendas adicionales a su ficha y sueldos mensuales.
La consecución del triunfo en Vallejo se premiaba con 2.500 pesetas. La igualada lejos del feudo de la Calle de Alboraya significaba la suma de 3.500 pesetas y la victoria como foráneo cotizaba a 4.500 pesetas. Los pagos se harían en efectivo, pero había un condicionante importante por sus consecuencias. Si el equipo no abrazaba el primer o segundo puesto en la tabla, es decir, si no descollaba en pos del ascenso buscado, las cantidades disminuirían. Las deducciones iban desde las 1.000 pesetas por el triunfo casero a las 2.000 por la victoria como forastero incluyendo en el formato las 1.500 pesetas por el empate fuera de Valencia.
Existía un tercer requisito; si el bloque afrontaba la promoción, como segundo, y no alcanzaba el reto final las deducciones quedarían reducidas en un 50% sobre las cifras iniciales. Si el ascenso fuera la culminación del proyecto las cantidades anunciadas se considerarían retribuidas como primas por partido.