El encuentro entre el Levante y el Espanyol, fechado el 6 de diciembre de 1964 en el feudo de Vallejo, mutó en el minuto setenta y cinco. Balaguer y Di Stefano protagonizaron un percance de consecuencias funestas. El secretario técnico del Levante saltó al verde, junto al masajista Torres, después de que Serafín cayera desplomado tras chocar con Juan Manuel. La gravedad de la acción motivó la aparición de Ramón Balaguer y Torres para auxiliar al atacante azulgrana. No obstante, el colegiado, Gómez Platas, no había paralizado el juego.
Fue la génesis de un incidente tumultuoso que concluyó con una bofetada del futbolista, y capitán del Espanyol, al secretario técnico granota y su consiguiente expulsión del terreno de juego. El acta de la confrontación, firmada por el árbitro, recreó el contenido de la disputa. No fue el único suceso luctuoso. La pluma de Gómez Platas manifestó que un aficionado local se paseó por las inmediaciones del arquero visitante, tras la consecución del primer gol blaugrana, y que Victoriero, Juan Antonio Pérez Bacallada, fue amonestado por pérdida deliberada de tiempo después de la conquista de la segunda diana que parecía cerrar el encuentro.
El fallo emitido por el Comité Nacional resultó inmisericorde. Ramón Balaguer fue suspendido por seis meses del ejercicio de sus funciones. El Levante, como club, recibió un castigo severo con dos multas por un importe de 9.000 y 6.000 pesetas y una tercera de 5.000 pesetas derivada de los incidentes provocados por los espectadores. Asimismo, Eduardo Torres, masajista, y Victoriero fueron castigados con sendas multas por una cuantía de 1.200 pesetas.
El Levante no aceptó la severidad del veredicto y la dureza de las sanciones y optó por formular una recusación de la sentencia emitida por el principal organismo dirigente del fútbol. El escrito recupera el guion y el corpus documental que sustentó la configuración de un recurso enviado en las jornadas finales de diciembre de 1964. La entidad puso todo su celo diplomático en un intento por reinterpretar los hechos acontecidos en aras a suavizar el contenido de las distintas condenas. La sociedad reconoció la mayoría de las acciones, si bien analizó y aclaró cada una de las faltas. El propósito de enmienda no prosperó. El 19 de enero de 1965 La Junta Directiva de Real Federación Española de Fútbol desestimó la apelación formulada por la directiva azulgrana.