Fue en la temporada 1946-1947. En la octava jornada de la competición liguera en el marco de la categoría de Plata quedaron emparejados el Levante y el Club Ferrol en tierras gallegas. El duelo se disputó en la jornada del domingo 10 de noviembre de 1946. Las huestes azulgranas cruzaron la inmensidad de la Península Ibérica para aposentarse sobre el verde del Inferniño. El nombre del estadio se convertía en una metáfora de la complejidad que adquiría conjugar con el triunfo. Era la primera vez que la escuadra dirigida por Villagrá cruzaba sus destinos con la entidad ferrolana en confrontación oficial. El banderín, con una primacía del color verde que caracteriza a la entidad del Norte de la Provincia de Coruña, inmortalizó los prolegómenos de la cita adscrita al campeonato de la regularidad en Segunda División.

Agustín Dolz, en calidad de capitán de la plantilla levantinista fue el encargado de recoger esta enseña apenas unos minutos antes del nacimiento del enfrentamiento y de corresponder en los mimos términos. “Antes del partido se cambian los capitanes de ambos onces artísticos por ser la primera visita del Levante”, recoge la crónica de El Mundo Deportivo.

El emblema, ofrecido a modo de obsequio por el bloque local, ofrece vestigios sobre el período histórico. En la parte inferior queda acotada la campaña que sirve de marco de referencia. La denominación Club Ferrol evoca el cambio de denominación sufrido por la institución para seguir la normativa legal que prohibía el uso de extranjerismos en vigencia desde 1941. El Racing Ferrol FC, legalizado en julio de 1920, se convierte en Club Ferrol tras la Guerra Civil.

Sigue siendo una tradición en el fútbol honrar con este distintivo al club foráneo en su estreno oficial. El Levante regresó ese ejercicio al universo de la Segunda División después de varias temporadas en el ámbito de la Tercera División. El Club Ferrol fue un clásico de esa categoría durante las décadas de años cuarenta y cincuenta. En julio de 1939 se enfrentó al Sevilla en la Final de la Copa del Generalísimo.

El choque entre la representación valenciana y gallega quedó dirimido en los minutos finales. El duelo nació con un gol madrugador de Tino que contrarrestó Escrivá en los estertores del primer capítulo. Barón y de nuevo Tino descifraron el encuentro sobrepasada la frontera con el minuto setenta y cinco. La victoria fue capital para un Ferrol amarrado a los bajos fondos de la clasificación tras conseguir un triunfo y un empate en los siete partidos anteriores. No obstante, el Levante se resarció en el retorno en el feudo de Vallejo (8-0) en una de las grandes goleadas en el ecosistema de la Segunda División.