Luis Moscardó alcanzó la presidencia del Levante en las jornadas finales de 1941. El acta de la sesión, celebrada el 11 de diciembre de 1941, ofrece información al respecto. El mandatario se dirigió a los asistentes para presentarse en sociedad tras ser autorizado su nombramiento por parte de la Federación Valenciana de Fútbol. Luis Moscardó aceptó la compleja misión de abanderar la cúpula directiva del Levante U.D. en un período de extremada convulsión para la estabilidad de la institución. Los frentes se amontonaban. La inestabilidad en el plano deportivo, con el equipo presagiando un descenso desde la Segunda División, finalmente consumado, conjugaba con la precaria situación de una tesorería deficitaria.
Apenas un mes después, 11 de enero de 1942, en el mismo foro, el debate adquiría un tono mayúsculo de pesadumbre. La supervivencia de la entidad centró la discusión. Fue una reunión no exenta de tensión y de emoción por la magnitud de los problemas y por la resolución de los acuerdos. Hubo unanimidad entre los responsables del club de constituir un fondo económico basado en aportaciones individuales concertadas con un banco local con la finalidad de de garantizar la perdurabilidad del Levante. En la reunión del 24 de enero de 1942, Luis Moscardó presentó los trabajos realizados en ese sentido confirmando el listado de los levantinistas en disposición de aceptar la firma de pólizas que consiguieran asegurar el capital indispensable para resguardar el equilibrio económico de la sociedad.
El mandatario representó un grupo de diecinueve incondicionales adictos a la causa azulgrana. Junto al dirigente aparecían nombres de reconocida ascendencia como Manuel Casanova, Emilio Bello, Silvino Navarro, Rafael Giménez, Germán Monfort, Emilio Cervelló, Luis Robres, Francisco Tormo, Luis Alcaraz, Jaime Boira, José Casanova, Vicente Ibáñez , Cayetano Andrés, Juan B. Martínez, Amadeo Fos, Arturo Blanch, Rogelio González y Benedetto Valsangiacomo. La iniciativa aquí mostrada, que devuelve la mirada a la España naciente de la post-guerra, no fue una medida transitoria para paliar un contexto de crisis general. Luis Moscardó estableció unas pautas y un proceder, elevado a la categoría de consuetudinario, para entender el funcionamiento económico del Levante a lo largo de su centenaria historia.