La Junta General Extraordinaria de julio de 1962 significó el acceso de Eduardo Clerigues a la presidencia del Levante.
El 3 de abril de 1962 José Navarro había puesto el cargo que le facultaba como presidente a disposición de la Federación Valenciana de Fútbol. El acta de esta sesión estival recoge el emotivo discurso efectuado por Eduardo Clerigues.
“Ser presidente del Levante es un gran honor y como tal lo considero”, proclamó el gestor.
“Íntimamente me satisface y me enorgullece, ¿cómo no?, y al propio tiempo me asusta… Si he aceptado tan honroso cargo y pesada carga, creedme, es por haberlo considerado como un acto de servicio que cualquiera de los que hayan vivido las últimas vicisitudes de nuestro Levante no debe de rehuir, sino todo lo contrario, afrontar la decisión la etapa futura que se avecina”. Clerigues heredó un club que, desde un prisma deportivo, había logrado la consolidación en el ámbito de la Segunda División, si bien sus estructuras económicas no estaban solidificadas.
El mandatario no renunció al sueño que significaba incluirse en el Olimpo del balompié Español en su presentación oficial. En su exposición recordó que la construcción del nuevo campo era una de las piezas angulares de su proyecto. Clerigues se convirtió en el presidente que obtuvo el primer ascenso de la historia azulgrana.