Fue el miércoles 24 de septiembre de 1980. A las 22:00 horas estaba programado sobre el verde del Nou Estadi el partido que cruzó a la Selección Española ante Hungría de categoría Sub’21. Las gradas del coliseo azulgrana prácticamente rebosaron para ver las evoluciones del grupo conducido por Luis Suárez. El choque provocó interés. Las crónicas contemporáneas cifran una asistencia cercana a los 30.000 espectadores. Esa misma jornada, en Budapest, arrancó la Era Santamaría al frente del banquillo del primer equipo del combinado español. De fondo, surgía la inmensidad del Mundial 82 con sede en España.
Como vestigio de aquella cita en el barrio de Orriols queda un expediente relativo al desarrollo del enfrentamiento, una invitación para el Palco VIP, así como distintas acreditaciones para los medios de comunicación. España y Hungría alcanzaron una igualada a dos goles. La escuadra magiar rubricó su superioridad durante el primer acto con los goles de Nagy y de Soos. No obstante, la reacción del equipo de Luis Suárez fue encorajinada. Rubio materializó dos penas máximas para rubricar la paridad en el marcador. El Nou Estadi disfrutó con un encuentro marcador por las alternativas y el vértigo.
Todo empezó con anterioridad al envite. El Levante, por medio de la Federación Valenciana de Fútbol, se dirigió a la Federación Española para solicitar que el coliseo de Orriols fuera testigo del paso de La Roja. El día 8 de septiembre de 1980 el máximo organismo del balompié confirmó a la entidad valenciana la autorización para la disputa del duelo entre España y Hungría B en el territorio del Nou Estadi, fechado para el 24 de septiembre de 1980. El ente manifestó los criterios para la preparación de un choque amistoso. El Levante y la Federación Valenciana laboraron conjuntamente en la consumación de las pautas establecidas. Estas sociedades eran las encargadas de la organización de la confrontación.
Como sucede en estos casos nada podía quedar al azar. El Nou Estadi se engalanó. Las banderas de Hungría, España, UEFA, FIFA y Francia, por mor de la nacionalidad del colegiado, ondeaban al viento en los mástiles de honor. Cuatro representantes de la institución granota formaron parte de la comitiva en el almuerzo de confraternidad previo al partido entre los dirigentes de ambos combinados. La Rojita ocupó el vestuario del Levante. España y Hungría reservaron el uso del feudo levantinista para los entrenamientos oficiales en la jornada anterior al duelo. Tomás Vinaches, como Gerente del Levante, fue el encargado de reclamar los permisos oportunos para la regulación del enfrentamiento.