Keylor Navas recorrió todo el campo para inventar una chilena que no llegó a concretarse. El Levante cercaba la meta defendida por Zieler en el ocaso de la confrontación ante el Hannover 96 en diciembre de 2012. La carrera del arquero granota añadió picante y excitó las emociones de los aficionados granotas. El Levante no se rendía. Aquel duelo clausuró la fase de clasificación de la Liga Europea. El triunfo parecía resbalarse, pero la autoestima del grupo que conducía Juan Ignacio Martínez no disminuyó, pese al dictamen del marcador.

Ángel inició la revuelta en la segunda mitad para devolver la confianza al colectivo. Los primeros cuarenta y cinco minutos concluyeron con dos goles de la escuadra alemana. No obstante, ya en el descuento apareció Iborra para equilibrar la balanza y el partido con una diana con sabor a triunfo. El Levante alcanzó la postrera jornada de la fase de grupos con la clasificación para la eliminatoria de los dieciseisavos de final ya garantizada tras someter al Helsingborg en la lejana Suecia (1-3).

El Levante afrontó el enfrentamiento ante el equipo teutón con la posibilidad de coronar el ático de la clasificación. Palabras mayores para un novicio en su desembarco por la Vieja Europa. El duelo contenía voltaje. El Levante tenía que conjugar con el triunfo para apartar al Hannover del liderato. Orriols entró en plena combustión para convertirse en una caldera de emociones. Fue en la segunda parte del encuentro. Las huestes azulgranas se desligaron de los corsés que le habían oprimido para resetear un partido que parecía marchito. Aquella batalla tuvo dos mitades distanciadas. El Hannover maniató al Levante en el primer capítulo. La escuadra azulgrana se rebeló en la reanudación.

Stindl y Ya Konan conquistaron el área de Keylor. En menos de media hora el duelo parecía finiquitado. La osadía del Levante se materializó en los segundos cuarenta y cinco minutos. En esa secuencia, la escuadra azulgrana fue girando el signo de la confrontación. La aparición de Ángel fue decisiva para creer en la remontada. El cronómetro no había profundizado en exceso cuando el atacante canario resolvió con un remate decidido. El partido cambió. Barkero y Juanlu ofrecieron más consistencia y magia desde su ingreso. Las botas de Barkero comenzaron a barnizar el juego azulgrana. Pese a la vertiginosa puesta en escena, el gol de la igualada no llegaba y el partido se consumía. El primer puesto parecía una utopía, pero este Levante es capaz de luchar contra la utopía. El paradigma de esta tendencia fue el gol de Iborra que se celebró con mucha rabia ya que no había tiempo para más emociones.