En el año 1952, el Levante U.D. se vio inmerso en una serie de turbulencias no deseadas, provocadas por la figura de arrendatario y no de titular de las posesiones relacionadas con el Campo de Deportes de Vallejo.
En los meses estivales de este mismo año, Don Antonio Lledó Sanchez actuaba en nombre de los intereses de Doña Ana Martínez de Vallejo y Morand, así como de Doña María Manglano Cucaló de Montull, herederas de las propiedades ubicadas entre el Convento de San Cristóbal y la Parroquia del Carmen. En el auto 215 del año en curso, el representante legal de los Martínez de Vallejo y Manglano, solicitaba formalmente el desahucio de la entidad levantinista por circunstancias adscritas a la falta del pagos.
A modo de prueba, la parte demandante decidió ofrecer el Plano Parcial nº10 de alineaciones urbanas en las que queda patente la extensión ocupada por el Campo de Deportes de Vallejo, del cual hace uso y disfrute el Levante U.D. Dicho plano-croquis, muestra en color azul la zona comprendida por el Campo de Vallejo, mientras que en color rojo se señalan las alineaciones de la trama urbana que afectan al propio recinto deportivo.
En las certificaciones del arquitecto Municipal de Urbanismo sobre la validez de las alineaciones mostradas en el plano de sección nº10, se especifica que la superficie total ocupada por la zona deportiva es de 28.926 metros cuadrados, de los cuales, son espacios aptos para edificar 20.846 metros cuadrados, mientras que los 8.082 metros cuadrados restantes corresponden a vías públicas. Esta misma idea se ratifica el 17 de noviembre del mismo año, momento en el que el arquitecto mayor asegura que es plano-croquis, que es aprobado el 18 de diciembre de 1946, así como los planos de la zona del ensanche, demuestran que la manzana ocupada por el Campo de Deportes de Vallejo, así como otras zonas de terrenos, están destinados a ser zona edificable. El Levante U.D. se vio envuelto en dos dificultades distintas que afectaban de la misma forma al club: el desalojo de Vallejo. El primero de los problemas ya citados, son los intereses privados de la familia Martínez de Vallejo y Manglano, producido por la falta de impagos heredados hasta la fecha; el segundo de ellos, corresponde a un interés notorio por parte del consistorio en reorganizar la trama urbana, con la finalidad de urbanizar y edificar en los solares de Vallejo, a riesgo de correr en un gran perjuicio para las arcas del ayuntamiento en caso de no llevarse a cabo.
Antonio Román, presidente de la entidad aún ubicada en Vallejo, tuvo que determinar una estrategia clara con el fin de cancelar esa marcha que podía significar la desaparición total del club. La maniobra trazada por el mandatario se basó en dos acciones con cierta continuidad: la primera de ellas fue revocar la orden de desahucio, con la finalidad de encontrar una posible solución; la segunda, la adquisición en propiedad del espacio de Vallejo, por una cantidad cercana a los seis millones de pesetas.