El estadio Ciutat de Valencia ha sufrido distintas configuraciones a lo largo de sus 50 años de existencia. Su inauguración, marcada en letras de oro en la fecha del 9 de septiembre del 1969, fue un tanto precipitada, teniendo en cuenta que la instalación de la emblemática cubierta de la tribuna no se practicó hasta pasados tres años de aquella célebre fecha.
De igual manera, el aforo permitido en los interiores del estadio también se vio altamente modificado por un elemento esencial en los campos de fútbol modernos: la inserción de la sillería. Hasta la fecha, el Nou Estadi, conocido de este modo tras tomar los mandos del club blaugrana el ilustre Manuel Grau Torralba, no contaba con butacas para sus aficionados, independientemente de la ubicación espacial en la que estos se hallasen, fuera en tribuna o grada central. Este hecho permitía contabilizar, de manera aproximada, una cabida total de unas 30.000 almas levantinistas apoyando el equipo.
Teniendo en cuenta un momento de inestabilidad económica marcada en la entidad granota, no existía disponibilidad pecuniaria para afrontar tal gasto, recurriendo a la ayuda de los aficionados, los cuales colaboraron gustosamente a través de aportaciones a fondo perdido, con el fin de costear tal dispendio. Luis Foix, vinculado al Levante F.C y miembro de los fundadores del Levante U.D., quiso aportar su grano de arena en esta causa. Así pues, desde finales del curso 1972-73 y, coincidiendo con la consecución del campeonato de la 3ª División, la tribuna del estadio del Levante U.D. fue provista de una sillería exenta de la grada, unida mediante hileras y que alternaba su coloración por secciones. Esta configuración se mantendría hasta la década de los 90, en la cual se acabaría instalando una sillería corrida por todo el estado, dotando de butacas a todos los aficionados levantinistas, fuera cual fuera su ubicación.