El documento resulta revelador de la construcción del Campo de La Cruz ubicado en el Camino Hondo del Grao. Regresamos a la Valencia del arranque de la década de los años veinte para contextualizar este hecho. El fútbol comienza a adquirir trascendencia y a prender en el imaginario de los valencianos. En ese ecosistema se enclava el Levante F.C. Se trata de un hito histórico para la sociedad futbolística de los Poblados Marítimos. Quizás el Levante F.C. afrontara en ese momento uno de los desafíos más considerables como entidad dedicada fundamentalmente a la práctica deportiva. No era un asunto que careciera de impronta. El Levante establecía un espacio alegórico y simbólico en su lucha en el interior del terreno de juego. Era un punto físico e identificativo, pero a la vez dotado de un elevado contenido espiritual para guerrear por la consecución de la victoria.

Se trata de una donación efectuada por Miguel Solana. Este leal aficionado azulgrana, con infinidad de batallas, guarda como oro en paño, en su domicilio particular, un pedazo enorme y sustantivo de la historia de Levante. “LEVANTE F.C. CONSTRUCCIÓN CAMPO DE DEPORTES reza en la parte superior. Se trata de un VALE de cinco pesetas, reintegrables por sorteo, para el alzamiento del Campo de La Cruz. El boleto está fechado en Valencia en el mes de febrero de 1922 y luce, en cada esquina, los sellos característicos y distintivos del Levante F.C. del arranque de la década de los veinte. Levante Foot-Ball Club manifiesta, siguiendo la terminología en inglés propia del período histórico. Esta especie de justificante está firmado por el tesorero y el presidente de la entidad de los Poblados Marítimos. El resguardo está numerado. Es el 799.

El comprobante ofrece un caudal adicional de información. Por lo pronto introduce a los aficionados del Levante F.C. en una operación complicada en términos económicos. La masa social auspició la edificación del Campo de La Cruz con la obtención de estos vales por un valor de cinco pesetas. En ese sentido, puede advertirse un proceso democratizador en la construcción de este estadio. La directiva del club marino arrendó unos terrenos ubicados en el Camino Viejo del Grao, junto a la Calle de la Conserva y la Travesía de La Cruz, para alzar un terreno de juego que sustentara las necesidades deportivas del equipo. Hay que consignar que el Levante compitió en la temporada 1921-1922 en el Campo de La Soledad, propiedad del Gimnástico. La temporada anterior, 1920-1921, afrontó sus partidos como local en el feudo de Algirós.

En el verano de 1922 hay un expediente dirigido al Ayuntamiento de Valencia, Sección de Fomento, firmado por Ángel Fernández, en calidad de presidente del Levante F.C., con el objetivo de cercar el campo del Levante con un muro de cierre. La petición va acompañada de la rúbrica del arquitecto Lorenzo Criado. El Campo de La Cruz fue inaugurado formalmente el domingo 3 de septiembre de 1922. Levante y Valencia (1-4) contendieron en la primera confrontación de una instalación que se mantuvo erguida hasta finales de la década de los años cincuenta del pasado siglo, si bien el Levante, tras la fusión con el Gimnástico, al final de la Guerra Civil, marchó al feudo de Vallejo para disputar sus compromisos oficiales.