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La capilla es uno de los elementos más distinguidos del Estadio Ciutat de València. No es una obra incluida en el programa originario de la construcción de la instalación deportiva a finales de los años sesenta. Este sagrario fue construido en 1984. No fue una fecha aleatoria en la memoria histórica del club granota. El Levante, pese a los graves problemas económicos que ponían en entredicho su supervivencia, festejaba su 75 aniversario de vida cuando fue inaugurada.

La puesta de largo concitó la atención de la totalidad de los distintos estamentos que conformaban la entidad. Antonio Aragonés presidía el Levante U.D. en aquellos tiempos. El mandatario accedió a la presidencia en 1981 y se mantuvo al frente de la entidad hasta 1986. La obra fue patrocinada por la familia Boluda. Dolores Fos de Boluda ejerció de madrina. La capilla está bendecida. De hecho, se han celebrado distintos ritos religiosos en su interior desde su estreno. Sergio Ballesteros celebró el bautizo de su vástago en este espacio.

 

La capilla del Ciutat entronca con una tradición perceptible en otros estadios del balompié nacional. Durante los compromisos oficiales del Levante hay efervescencia y bullicio en sus alrededores. La capilla del Levante contiene en el altar mayor una imagen de la Virgen de los Desamparados, también conocida popularmente como la Geperudeta. La Virgen de los Desamparados es la patrona de la ciudad de Valencia y sigue los cánones iconográficos que la identifican. Aparece representada con una azucena en una mano y con el niño Jesús llevando la cruz en sus brazos. La imagen se caracteriza por tener una ligera inclinación adelante, de ahí su popular apelativo. La tradición rememora que fue sufragada por suscripción popular.

 

La Geperudeta puso en vilo al levantinismo militante en la década de los años noventa cuando fue embargada por un antiguo socio de la institución azulgrana como garantía de cobro de una deuda que remontaba a 1981. José Luis López, presidente del Levante en 1994, logró paralizar el embargo. Durante unas semanas se especuló con la posibilidad de que la Virgen de los Desamparados fuera subastada o pudiera recalar en el domicilio particular del antiguo socio. La movilización de los aficionados levantinistas propició que la Geperudeta no saliera de la capilla del campo del Levante. Muchos años después de este episodio la Geperudeta brilla en el interior de la capilla para convertirse en uno de los iconos de la instalación.