Vicente Uriz
Llegó en el verano de 1993 para enrolarse en la sociedad azulgrana. Fue su primera experiencia profesional lejos de su Navarra natal y del entorno del País Vasco. Después de pasar por las filas del Bilbao Athletic hizo las maletas para asentarse a la orilla del Mediterráneo. El centrocampista echó raíces en la línea medular granota durante las dos temporadas que defendió el escudo de la entidad del Ciutat de València. No hubo debate en tal sentido. Fue habitual en las alineaciones de José Enrique Díaz y Jordi Gonzálvez durante el curso 1993-1994. Su rastro no se perdió con el aterrizaje de Juande Ramos en el banquillo durante el ejercicio 1994-1995. Disputó 77 partidos con la elástica blaugrana.
Mediocentro de corte defensivo, su compromiso grupal era innegable. Era un futbolista gremial, pero asociativo. Encarnaba un perfil sumamente valorado por los entrenadores por la lucha sin tregua y por el esfuerzo continuado durante la totalidad de los noventa minutos. Uriz dibujaba una raya en el medio del campo muy difícil de sobrepasar. La regularidad fue una de sus virtudes. “Para mí fue un paso importante. Vine a un equipo que tenía presión. Eso nosotros lo notábamos. Estábamos en Segunda B, pero el reto siempre era ascender a Segunda A”. Uriz rozó el regreso a la categoría de Plata. Disputó dos Play-Offs de ascenso a la categoría de Plata con las barras azulgranas. Formó parte del colectivo que asombró al fútbol español tras encadenar trece semanas consecutivas conjugando con el triunfo en el alumbramiento de la temporada 1994-1995.