La Unión Deportiva Levante-Gimnástico (o el o la Udelage, como todo el mundo pronunciaba las siglas U.D.L.G.) fue el nombre con el que, durante dos temporadas (1939/40 y 1940/41), se denominó al Levante U.D. que todos conocemos.

Pero la historia de aquella fusión nos habla de una serie de acontecimientos que, en principio, no parecían presagiarla. Aunque también es verdad que la Copa España Libre conquistada por el Levante F.C. en 1937 (dos años antes de aquel U.D.L.G.) fue la primera vez en la que Levante y Gimnástico unieron sus fuerzas. No olvidemos que, durante aquel torneo, el Levante jugó de local en Vallejo (el estadio del Gimnástico) y que, además, se vio reforzado por varios jugadores azulgranas. Entre ellos Nieto, el autor del mítico gol que dio el triunfo a los levantinos frente al Valencia en aquella final disputada en Barcelona.

Tras concluir en abril de 1939 la terrible Guerra Civil que asoló el estado español y, bajo el férreo control de la dictadura franquista recién comenzada que se prolongaría durante casi cuarenta años, empezaron a reanudarse las competiciones deportivas. Y entre ellas, claro, la competición rey, el fútbol. En Valencia los tres grandes clubs capitalinos comenzaron aquel verano del 39 a reorganizar sus plantillas y a preparar aquella nueva campaña. Y se iniciaron los partidos de pretemporada. El domingo 9 de julio se disputó en Vallejo un amistoso en el que el Levante se impuso al Gimnástico por un contundente 4 a 1. El diario Las Provincias empezó así su crónica: Gran partido el realizado por ambos equipos, que salieron al campo dispuestos a vencer por su gran rivalidad.

El 11 de julio el periódico Las Provincias recogió la crónica de la goleada del Levante al Gimnástico

Y una semana después de aquel encuentro se organizó otro torneo que, durante tres días consecutivos (del 16 al 18 de julio de 1939), se disputó en Mestalla entre el Valencia, el Levante y el Hércules de Alicante. La competición recibió la peculiar denominación de Trofeo Hidráulico, que era el nombre de la copa destinada al campeón y que estaba patrocinada por una importante firma comercial. En la primera jornada el equipo che se impuso al club alicantino por 3 a 2 y en la siguiente el Levante aplastó al Hércules por 6 a 0. Todo quedaba pendiente para el gran derbi que se debía disputar el martes 18 de julio. El partido terminó en tablas y se tuvo que jugar otro encuentro de desempate el domingo 23 de julio en el que los valencianistas lograron la victoria y el trofeo.

El 16, 17 y 18 de julio de 1939 se disputó en Mestalla el “Trofeo Hidráulico” que, finalmente, se llevó el equipo valencianista tras un desempate que se tuvo que jugar después de que Valencia y Levante empataran a uno en la primera de las dos finales

Y el martes 25 de julio se celebró, también en el campo del Valencia, otro entretenido partido entre el equipo local y el Gimnástico. El equipo blanco se impuso al azulgrana por un ajustado 4 a 3 y se llevó la Copa del presidente de la Federación Levantina de Atletismo.

El Valencia se impuso al Gimnástico por un apretado 4 a 3 a finales de julio de 1939

Todo parecía, pues, que iba a continuar por su cauce habitual. El Valencia iniciaría la competición oficial en la Primera División del fútbol español y Levante y Gimnástico lo harían encuadrados en el grupo de Segunda División que les correspondía. Sin embargo, muy poco tiempo después de aquellos partidos veraniegos saltó la liebre.

El 2 de agosto el periódico Las Provincias desveló una noticia que dejó perpleja a la afición futbolística de la capital del Turia por su extraordinaria relevancia: El Gimnástico (el club decano de Valencia) y el Levante F.C. (el equipo de los Poblados Marítimos de la ciudad) barajaban la posibilidad de fusionarse en una única entidad. Y el rumor no tardó en hacerse realidad. El 6 de agosto se celebró una reunión en el domicilio particular de Rafael Valls (presidente del Levante F.C.), donde también comparecieron Isaías Aspas y Vicente Gil Lizandra (principales mandatarios del Gimnástico) y Antonio Cotanda (presidente de la Federación Valenciana de Fútbol). Aquel día quedó ratificada para la historia aquella entente futbolística. El club recién nacido pasaría a denominarse Unión Deportiva Levante-Gimnástico, jugaría como local en el estadio de Vallejo y la indumentaria de los jugadores (combinando los colores azulgranas y blanquiazules del Gimnástico y del Levante) también sería de estreno: Camiseta blanquirroja y pantalón azul. Tan llamativa vestimenta no tardó en ser bautizada por la afición con simpática retranca: El equipaje del catxirulo (como se denomina en valenciano a las coloridas cometas con las que juegan los niños).

El miércoles 2 de agosto de 1939 el diario Las Provincias anunció algo absolutamente imprevisto: Gimnástico y Levante pretendían unir sus fuerzas para crear un nuevo equipo de fútbol en Valencia

Parecía claro que la razón principal que impulsó esa inesperada convergencia de intereses radicaba más en el pragmatismo que en el aspecto emocional (pues ambas aficiones eran de extractos sociales muy diferentes). Era evidente la preponderancia deportiva del Valencia F.C. y, si se buscaba una rivalidad real en la ciudad, lo mejor era que los dos equipos más modestos unieran sus fuerzas para contrarrestar el potencial del club de Mestalla.

Aunque también existieron más circunstancias que reforzaron aquella fusión. El Campo de La Cruz, feudo del Levante, había sufrido las secuelas de la guerra y sus condiciones no eran las idóneas. El Vallejo del Gimnástico sí estaba en perfecto estado pero, sin embargo, su plantilla había quedado seriamente mermada durante el conflicto bélico. Solo el mítico Nieto tenía un pasado gimnastiquista en la nueva U.D.L.G. Así que todo apuntaba a que Levante y Gimnástico estaban condenados a entenderse. Y eso fue lo que, finalmente, ocurrió.

El 8 de agosto de 1939 el diario Las Provincias hizo oficial el nacimiento del U.D.L.G. tras la fusión del Levante y el Gimnástico

Lo primero que intentó la U.D.L.G. fue formar parte de la Primera División del fútbol español pese a que, deportivamente, Gimnástico y Levante procedían de la categoría de plata. Y su demanda estuvo, además, respaldada por la Federación Valenciana de Fútbol a través de su presidente Antonio Cotanda. Se quería aprovechar la excepcionalidad de aquella campaña que arrancaba tras tres años de una Guerra Civil que había paralizado las competiciones nacionales y que había obligado a una reorganización y a un reajuste del fútbol español.

El 9 de agosto de 1939 el periódico Las Provincias informaba detalladamente de todas las razones que el U.D.L.G. esgrimía para que fuera incluido en la máxima competición del fútbol español

Las razones esgrimidas por el U.D.L.G. para formar parte de la elite del fútbol nacional abarcaban ámbitos muy diferentes. Deportivamente se remarcaba que los dos equipos contaban con currículums muy destacados. El Gimnástico, además de ser el decano del fútbol valenciano, había sido, en su momento, campeón de la capital del Turia. Título que el Levante, por su parte, había conquistado varias veces, además de ser semifinalista de la Copa de España en la temporada 1934/35. Económicamente también se indicaba que el U.D.L.G. podía aportar a todos los equipos que acudieran a Valencia (la tercera capital del estado) unos ingresos que, probablemente, no conseguirían en ciudades más pequeñas. Eso se debía a la aplicación de la Ley de las compensaciones (hoy desaparecida) que establecía que el 25% de la recaudación de cada encuentro iba a las arcas del club visitante. Socialmente, además, se aseguraba que la ciudad contaba con población de sobra para justificar y mantener, sin ningún problema, a dos equipos en la División de Honor. Y había otro factor muy importante (en relación a las infraestructuras y a las comunicaciones) que también favorecía claramente a Valencia respecto a otras ciudades. En un contexto de gran precariedad, con un país devastado por los tres años del conflicto bélico, el campo del U.D.L.G. era un destino relativamente sencillo al que arribar. En aquella época el tren era el medio de locomoción más utilizado por todos los clubs de fútbol para sus desplazamientos y a la Estación del Norte de Valencia se podía llegar desde cualquier punto de la piel de toro.

Sin embargo, pese a toda esta brillante argumentación, la Federación Española de Fútbol se negó en redondo a la petición del U.D.L.G. El organismo nacional pretendía que el fútbol de Primera llegara a otras regiones de España evitando la duplicidad de equipos en una misma ciudad. Algo del todo injusto porque Madrid, Barcelona y Sevilla sí podían tenerla pero Valencia, por lo visto, no. De esta manera, el puesto que quedaba para completar la terna de doce equipos que aquella campaña militaron en Primera División fue ocupado, finalmente, por el Celta de Vigo, siendo el único representante gallego en la competición. Así que el U.D.L.G. tuvo que asumir que ya solo le quedaba la vía deportiva para lograr su objetivo y que tenía que hacerlo desde la Segunda División, categoría en la que estaban Levante y Gimnástico cuando estalló la Guerra Civil.

Pero antes de empezar aquella Liga en la categoría de plata, la U.D.L.G. también formó parte del último Campeonato Regional de la historia que se celebró en territorio valenciano. Aquel torneo lo disputaron, junto al conjunto de Vallejo, el Valencia, el Alcira, el Castellón, el Burjasot y el Olimpic de Játiva. El conjunto che se proclamó campeón, arrollando de principio a fin y venciendo en nueve de los diez partidos celebrados. El único partido que perdió fue el que le enfrentó al U.D.L.G. en el derbi disputado en Vallejo, donde cayó por 2 a 1, con goles de Nieto (que también le había marcado a los valencianistas en la mítica final de la Copa España Libre de 1937) y González por parte del conjunto local. El U.D.L.G. terminó subcampeón.

Once del U.D.L.G. que el 5 de noviembre de 1939 se impuso al Valencia por 2 a 1 en Vallejo en la octava jornada del Campeonato Regional. De izquierda a derecha y de arriba abajo Paredes, González, Nieto, Calpe, Calero, Valero (portero), Rubio, Ruano, Dolz, Botella y Goyeneche

El 3 de diciembre de 1939 comenzó su andadura en el Grupo III de la Segunda División, integrado también por el Castellón, los equipos baleares de Mallorca y Constancia y los catalanes de Sabadell, Granollers, Badalona y Gerona. Y desde el principio el U.D.L.G. dejó claro que iba a por todas y que el ascenso que se le había negado en los despachos iba a buscarlo con denuedo en el terreno de juego. Además, solo el campeón de cada grupo optaba a jugar el posterior play off de ascenso a Primera. Aquella primera jornada arrolló por 4 a 0 al Sabadell y la primera vuelta del campeonato la concluyó liderando la clasificación con cinco victorias, un empate y una única derrota. Y todo siguió por los mismos derroteros hasta el final. El U.D.L.G. fue tan superior que, a falta de dos partidos para la conclusión del torneo, ya se proclamó matemáticamente campeón tras imponerse en Badalona por 1 a 2.

Con un Vallejo lleno hasta la bandera (tras haberse proclamado matemáticamente campeón de su grupo de Segunda División a falta de dos jornadas para la conclusión del torneo) la U.D.L.G. jugó un intrascendente partido contra el Mallorca que acabó en tablas

Y llegó la decisiva promoción para subir a Primera División. Los cinco campeones de los respectivos grupos de Segunda fueron el U.D.L.G., el Deportivo de La Coruña, el Murcia, el Cádiz y la Real Sociedad. Solo el ganador de esta mini Liga a doble vuelta iba a tener el premio asegurado de ascender a los cielos. El segundo también tendría sus opciones pero debería jugárselo en una eliminatoria final con el antepenúltimo clasificado de la Primera División. Los dos últimos equipos de la máxima categoría iban a bajar automáticamente (uno sería sustituido por el vencedor de esta Liga de campeones de Segunda y el otro por el Oviedo que, aunque no había acabado en puestos de descenso la última temporada que jugó en Primera, había gozado de una moratoria para no disputar la campaña 1939/40 por los graves problemas sufridos durante la Guerra Civil).

Y la U.D.L.G. comenzó de maravilla aquella promoción en marzo de 1940. Arrancó ganando con solvencia en Vallejo al Murcia por 2 a 0 y al Deportivo de La Coruña por 3 a 0. Llegó como líder en solitario a Cádiz pero allí se produjo un resultado desastroso. El equipo desperdició el 0 a 3 con el que llegó al descanso y acabó empatando al final del tiempo reglamentario. Aquel varapalo anímico generó tres derrotas consecutivas y el ascenso se complicó sobremanera.

La U.D.L.G. arrancó de manera espectacular la promoción a Primera División pero tras las dos primeras victorias todo se torció

De todas formas la U.D.L.G. aun tuvo posibilidades hasta el penúltimo partido pero, al empatar a uno en Vallejo contra el Cádiz, perdió todas sus opciones de manera matemática. La última jornada resultó, por tanto, intrascendente. Y pese a que se ganó 2 a 3 en San Sebastián frente a la Real Sociedad el ánimo de todos estaba por los suelos. Aunque ese partido quedó para siempre en el recuerdo por una anécdota excepcional en la historia del fútbol español. En el once inicial salió como jugador Carmona, el portero suplente habitual del equipo valenciano, que en ese encuentro ejerció de delantero centro. Y no quedó ahí la cosa. Además fue el autor del 0 a 2 con el que se llegó al descanso. Los otros dos tantos fueron obra de Botella que, ese sí, los anotó como gran delantero que era.

Equipo del U.D.L.G. que (en el viejo campo de Atocha) se impuso a la Real Sociedad por 2 a 3 en el último partido de la promoción a Primera División. De izquierda a derecha Botella, Valero (portero), Ruano, Calero, Espada, Cervera, Carmona (portero suplente que aquel día ejerció de delantero), Paredes, Bussot, Yurrita y Balaguer