La documentación remonta al legendario partido que enfrentó al Levante y al Xerez en el Estadio Chapín. Obviamente recordamos un pasaje histórico protagonizado por la escuadra azulgrana con un elevado contenido emocional. Aquella tarde del cinco de junio de 2004 el Levante de Manuel Preciado competía por el ascenso a Primera División. Las cartas estaban alzadas. La proyección de aquella confrontación era evidente. Había que viajar en el tiempo hasta la década de los años sesenta para rememorar un capítulo similar. El sueño del ansiado regreso a la máxima categoría del fútbol español no parecía una utopía. La victoria distanciaba al colectivo granota del desafío marcado en el nacimiento del curso 2003-2004. Todo estaba muy cerca y, a la vez, todo estaba muy lejos. Noventa minutos repletos de pasión y de heroicidad para alcanzar la cima, tal y como aconteció en junio de 1963.
Andrés Garcerá custodiaba con celo toda la documentación relacionada con los prolegómenos del mítico enfrentamiento en tierras andaluzas. El tiempo ha concedido poso a la memoria del duelo. Su estado de conservación es muy óptimo. En cierto modo, Garcerá fue uno de los protagonistas de aquella inolvidable cita. En calidad de delegado del primer equipo representó al Levante en los minutos anteriores al inicio de la batalla liguera. Es un protocolo habitual en la disciplina del balón redondo desde tiempos inmemoriales. Aproximadamente una hora y cuarto antes del arranque del encuentro en los subterráneos del estadio del equipo local se produce una reunión a tres bandas entre los delegados de cada una de las escuadras en liza y el árbitro principal. Generalmente ese enclave tiene como escenario el vestuario del colegiado. En ese espacio hay un intercambio conjunto de alineaciones entre los representantes de cada club.
Los delegados a su vez anuncian al árbitro los jugadores que accederán al verde como titulares, así como la composición del banquillo. Por aquellas jornadas consensuaban las equipaciones, principalmente el color de las camisetas que lucirían los arqueros. Era habitual intercambiar una hoja que recogía los nombres, números, DNI y nacionalidad de los integrantes de cada plantilla. Por norma se escogían dos colores fluorescentes para diferenciar el once inicial de los futbolistas que afrontaban la suplencia. En el caso del Levante el rosa sanciona la condición de titular y el azul los posibles relevos. Esa documentación era trasladada al departamento de prensa para la confección de las alineaciones que posteriormente se repartirían a los medios de comunicación. Hoy parte de esa labor está digitalizada, pero en el primer decenio del tercer milenio la era digital no había llegado a todas las esferas del fútbol.
Andrés Garcerá archivó esos documentos que desde el tiempo presente forman parte del catálogo de pertenencias que se exhiben en el Museo Virtual del Levante UD. La documentación incluye la página primera del acta de la Real Federación Española de Fútbol, que recoge las alineaciones, banquillo, entrenadores y capitanes del Levante y Xerez, así como la alineación confeccionada por el área de prensa del Xerez, las hojas que entrecruzaron los delegados y la lista de la expedición levantinista que marchó hasta Jerez de La Frontera en una fecha señalada. Se trata de un testimonio de un ascenso que permanece en la memoria de todos los estamentos azulgranas. Su huella no se ha difuminado. Reggi y Rivera voltearon el gol inicial del Xerez para sumir a todos los granotas en el éxtasis.