El Valencia gana al Levante con un gol inexistente (titular del diario El Mundo del 9 de enero de 2005)… El remate de Mista no entró (subtitular del mismo artículo)… ¡Teixeira Vitienes la volvió a liar! En el partido de la máxima rivalidad valenciana dio por bueno, a instancia de su juez de línea, un gol de Mista que no fue y que a la postre dio los tres puntos al equipo local ante un Levante que volvió a sentirse expoliado… Así comenzó aquella crónica el periodista Jorge Ramírez Orsikowsky… Y El País, el periódico español de mayor tirada, insistía en lo mismo… El gol que sólo vio el juez de línea titulaba el artículo de Juan Pérez Ortiz.

Una de las pocas imágenes de aquel gol que no fue… En ella se aprecia con nitidez que el balón no ha rebasado por completo la línea de gol y que ya no puede introducirse más porque la mano del guardameta Mora lo impulsa hacia el exterior

Aquel partido disputado en Mestalla la noche del sábado 8 de enero de 2005 fue el primer derbi que se celebró en la capital del Turia después de cuarenta años… Exactamente faltaron solo dos días para que se hubiera cumplido ese aniversario… El 10 de enero de 1965, en el campo de Vallejo el Levante había vencido al Valencia por 2 a 1, con goles de Domínguez y Rivera (Luis) por parte azulgrana. Casualidades de la vida, el derbi disputado cuatro décadas después contó entre las filas granotes con otro Rivera (Alberto), uno de los héroes del ascenso a Primera del Levante de Manolo Preciado del curso anterior.

Imagen del 10 de enero de 1965 del triunfo en Vallejo del Levante frente al Valencia por 2 a 1

El Levante llegó al encuentro de la penúltima jornada de la Primera Vuelta de la Liga en una mala dinámica de resultados. Se encontraba en una cómoda decimocuarta posición de la tabla pero solo había sumado dos de sus últimos veintiún puntos. Aunque en el encuentro anterior había caído derrotado en el Camp Nou frente al Barça por 2 a 1 tras una desafortunada actuación arbitral. El colegiado anuló un gol a Rivera tras un fuera de juego inexistente que hubiera posibilitado un resultado muy distinto del que se dio (de hecho, el equipo de la Ciudad Condal logró el gol de la victoria a falta de cuatro minutos para la conclusión). Por su parte el Valencia acudió al derbi en una magnífica segunda posición, en lo más alto de la clasificación.

Los levantinistas Pinillos, Rivera y Ettien hablan con el árbitro Teixeira Vitienes (junto al italiano Fiore por parte del Valencia) tras la señalización de una falta

El club granota (dirigido por el técnico germano Bernd Schuster desde la grada, al ser sancionado la jornada anterior) saltó a un abarrotado Mestalla con este once inicial: Mora bajo palos; Pinillos, Jesule (que tuvo que jugar ese partido de lateral izquierdo por la lesión del irlandés Harte), Alexis Suárez y Culebras en defensa; Jofre, Rivera (que ejerció de capitán), Celestini y Ettien en la medular y Sergio García y el búlgaro Vladimir Manchev como dupla de atacantes. A lo largo del encuentro también jugaron Nacho (que salió por Jofre) y los delanteros Congo y Reggi que sustituyeron, respectivamente, a García y Manchev.

El partido prometía y no decepcionó. El derbi valenciano (que volvió a jugarse tras un paréntesis de cuarenta años) estuvo repleto de tensión desde el minuto uno. El Valencia tuvo el control del balón durante gran parte de la primera mitad y el equipo entrenado por el italiano Claudio Ranieri tuvo alguna ocasión para marcar aunque fue el Levante el que más peligro llevó merced a sus contraataques. Pero el tanteador no se movió y se llegó al tiempo de descanso.

Ettien avanzando con el balón bajo la presión del valencianista Moretti y la mirada de su compañero Rivera. Y una anécdota simpática: Aquel día alguien se olvidó de imprimir en la camiseta del costamarfileño una de las dos T de su apellido

En la segunda parte las tornas cambiaron. El Valencia incrementó la presión y en el minuto diez de la reanudación, tras una incomprensible pérdida de balón de Rivera en la zona media levantinista, Baraja, completamente libre de marca, aprovechó un centro de Rufete para rematar de cabeza a bocajarro en el segundo palo, con Mora vendido. El primer tanto del derbi se había producido tras un fallo encadenado de la defensa granota.

Y solo cuatro minutos después, con el Levante todavía en la lona, llegó el gol de Mista que no fue. Porque, objetivamente y en base a los hechos, aquel tanto solo existió en la imaginación del juez de línea que, enseguida, marcó el centro del campo validando el gol. El colegiado del encuentro, Teixeira Vitienes (que tampoco pudo ver nada porque la maraña de jugadores entre él y el balón se lo imposibilitaba) no tardó ni un segundo en sopesar la situación y, automáticamente, confirmó la decisión de su auxiliar, haciendo subir el segundo tanto che al marcador.

El delantero Mista tras rematar de cabeza en la jugada que supuso el segundo tanto valencianista

La jugada había arrancado tras una infracción cometida por Alexis en la banda izquierda granota. Al disputar el balón con el valencianista Curro Torres cayó al césped y en la acción arrastró involuntariamente el balón con la mano. La falta, ejecutada por el italiano Fiore, hizo que el esférico cayera entre una nube de jugadores de los dos equipos y fue el delantero blanquinegro Mista quien, anticipándose al suizo Celestini, acabó rematando con la testa. El portero Mora blocó el balón, que cayó a tierra. En ese momento todos los jugadores miraron al árbitro y este, sorpresivamente, tras mirar al juez de línea, señaló el centro del campo, haciendo subir al marcador el segundo gol del conjunto de Mestalla. La reacción de todo el equipo granota fue fulminante. Mora, Alexis, Sergio García y Jesule salieron disparados hacia el colegiado, a quien rodearon pidiendo explicaciones por tan injusta decisión. Y el guardameta levantinista no cesó de perseguir a Teixeira Vitienes hasta el centro del campo. Pese a su vehemente reclamación (sobrepasando los límites permitidos) el árbitro, inexplicablemente, no decidió amonestarle. Quizás su mala conciencia se lo impidió.

Las palabras y la indignación de Mora fueron inequívocas cuando recordaba lo que les dijo al árbitro y a sus asistentes aquella noche… ¡Se os va a caer la cara de vergüenza cuando lo veáis por la tele…! (reconoció luego el cancerbero), tenía ganas de que me oyeran, pero en ningún momento les insulté… Es imposible que el árbitro viera la pelota. Tampoco el juez de línea. Había tal maraña de jugadores que era muy difícil desde tan lejos saber a ciencia cierta si la pelota rebasó la línea… Y ante la pregunta de los periodistas sobre si lo hizo o no también fue claro… En ningún momento… Y seguía insistiendo… ¿Cómo es posible que el asistente viera el gol y no el fuera de juego de Baraja en la misma jugada? Yo estuve a cinco milímetros de la jugada y sigo pensando que no entró.

Años después, en una entrevista que, Emilio Nadal (como jefe del Área de Patrimonio Histórico del Levante U.D.) le hizo en diciembre de 2019, volvió a asegurar que ese balón jamás rebasó por completo la línea de cal… El año siguiente estuve con los compañeros que me atacaban en esa jugada (Mora fichó por el Valencia C.F. en la temporada 2005/06)… Porque yo recuerdo, hablando de esta anécdota con Marchena… Marchena cae conmigo en la línea y dice… Yo es que, la verdad, no vi nada… Pero, claro… Si hay que decir gol, gol, gol… Se dice gol… El defensa valencianista, protagonista de aquel lance junto al portero de Aranjuez, confirmaba así que aquel tanto solo lo vio (es decir, lo creyó ver) aquel linier de tan infausto recuerdo para el levantinismo. Y los hechos ratificaron todo aquello… Ningún periódico ni ningún plano del vídeo del partido mostraron ni una sola imagen en la que se viera que aquel balón entró en la meta granota. Aquel incidente y aquel partido Mora no lo olvidará nunca… Y eso que en su dilatada carrera como profesional disputó, nada más y nada menos, que trece temporadas en la Primera División del fútbol español.

El Levante redujo distancias por mediación del delantero colombiano Edwin Congo que, en el minuto setenta y tres, remató un magnífico centro de Ettien, tras culminar el africano un excelente contraataque. El partido concluyó así con el resultado definitivo de 2 a 1 a favor del conjunto local. El mismo que había tenido el último partido de la máxima rivalidad disputado en Valencia cuatro décadas antes.

Dos acciones más de aquel derbi que regresó cuarenta años después del último que se había disputado en la década de los sesenta: A la izquierda Pinillos con el argentino Aimar y a la derecha el capitán Baraja disputando un balón con Celestini