Hay legados que se transmiten de generación en generación conformando un relato que une y vertebra la relación establecida entre padres e hijos. Puede que sea el caso de este objeto que cuenta una historia vinculada al universo del Levante. También rememora una historia, quizás mucho más personal e intransferible, que estrecha el marco de las relaciones instauradas entre Salvador Blat y su progenitor. El fútbol y la sociedad azulgrana fueron agentes dinamizadores de este proceso. El plato cerámico, que sanciona el triunfo del Levante en la primera edición del Trofeo Costa de Valencia, arquitraba esta estrecha entente.
“El plato es un recuerdo importante para mí que mi padre me dejó en herencia. Ha estado treinta y tantos años en su poder y el resto en mi casa”. Esta trasmisión posibilitó que Salvador Blat recibiera en herencia un pedazo de la historia granota que permite retroceder en el tiempo hasta los primeros años década de los setenta. Aquel Levante trataba de sobrevivir en un clima repleto de hostilidad. En sus alforjas habitaba la urgencia. Manuel Grau Torralba imaginó un Levante que nunca acabó de construir. Las fluctuaciones deportivas, a caballo, entre la Segunda y Tercera División y las penurias económicas dinamitaban a una entidad que todavía no había conquistado el espacio físico en el que se construyó el actual Ciutat de València.
Esos condicionantes no alejaron a Salvador Blat del entorno levantinista. La llama granota había prendido con mucha anterioridad. Ese imaginario vuelve a la memoria de Salvador Blat para reverdecer sus primeros recuerdos vinculados al Levante. Si naciste en el Cabañal en los años posteriores a la Guerra Civil las opciones de caer rendido a los hechizos del Levante se multiplican de forma considerable. El fútbol era una forma de vida en los Poblados Marítimos. “He visto jugar al Levante en el Camino Hondo del Grao, en Vallejo y en el actual estadio” resalta. Su memoria es profunda y, pese a la lejanía, retiene los contornos del campo de La Cruz. “Tenía unas tribunas de armazón de madera con tablones alargados. La gente se sentaba en los tablones y si te resbalas te caías a dos metros de profundidad”, evoca con una sonrisa.
El Trofeo de campeón de la primera edición del Costa de Valencia tras su restauración que conquistó el Levante tras vencer al Nacional de Montevideo y Rapid de Bucarest
Hoy, con el tercer milenio en recorrido, sigue anclado al Ciutat y al Levante como abonado, pero revive con nostalgia el ecosistema de Vallejo. “Era un campo modesto, pero había unos espacios bonitos y confortables para la gente que iba al campo. Se vivía allí una forma de ver el fútbol muy particular. Si perdías salías llorando y si ganabas salías con una sonrisa que no te cabía en los bolsillos. Recuerdo la palmera y aquello que decía que hasta que no suba el gato a la palmera el Levante no será de Primera. Y subimos”, recalca con autoridad.
El Trofeo Costa de Valencia es un vestigio de la trascendencia que adquirieron los torneos de verano en la década de los años sesenta y setenta en la España futbolística. En julio de 1972 el Manuel Grau Torralba presentó en sociedad la primera edición del torneo. En el estreno del Trofeo Costa de Valencia la entidad levantinista concertó la participación de Nacional de Montevideo y Rapid de Bucarest. Los triunfos ante Nacional y Rapid coronaron al Levante como campeón de la primera edición del Costa de Valencia. Fue un buen augurio para un bloque que reconquistó la Segunda División a la finalización del ejercicio 1972-1973. Es una evidencia que la fabricación de esta cerámica es posterior al desarrollo del torneo. El Levante aparece ungido con la condición de campeón. Destaca el escudo representativo de la institución levantinista así como el nombre de los adversario y el marco cronológico.
En el presente Salvador Blat pretende compartir este plato con el resto de los seguidores levantinistas. “Tenemos un museo en el que se puede disfrutar viendo los recuerdos del equipo en su trayectoria a lo largo de estos años, quiero compartirlo con el resto de los levantinistas y que lo pueden disfrutar y recordar que hace cincuenta años el Levante fue campeón de este Trofeo”.
Cartel publicado en la Hoja del Lunes que confirmaba la composición de la primera edición del Trofeo Costa de Valencia.