Dicen que a la tercera va la vencida. El sentido de ese dicho contextualiza el aterrizaje de Félix Carvallo en el Levante. Las prestaciones deportivas del racial defensor no habían pasado desapercibidas en el entorno levantinista, pero su conversión en jugador levantinista tardó en materializarse. Las tentativas no acabaron de fraguar. La entente quedó sellada en el verano de 2002. Algo cambió en el período estival de 2002. Hubo una especia de catarsis desde un prisma deportivo y social que envolvió a la institución levantinista. El descenso a las catacumbas de la Segunda División B permutó por el sueño del ascenso a Primera. “Quería vivir una experiencia fuera del Extremadura”, advierte Félix cuando echa la vista atrás para secuenciar su llegada al club de Orriols.

Su nombre estaba asociado a la estela de la entidad de Almendralejo desde la noche de los tiempos. En el Extremadura fue ascendiendo peldaños por el balompié nacional para presentarse en el Olimpo de la Primera División. No fue un trasvase fácil de ejecutar en un mundo tan competitivo y selectivo. La estancia del defensor en el Levante no fue testimonial. Titular indiscutible en el eje de la retaguardia blaugrana en la temporada de su presentación, curso 2002-2003, solo “unos matices nos separaron del ascenso a Primera”, destaca con melancolía.

Ese curso fue uno de los defensores con más gol de la división. Ungido con la condición de capitán vivió en sus carnes la catarata de emociones que supuso para la afición granota el retorno a la elite cuarenta años después. Fue en el ejercicio 2003-2004 con Manuel Preciado como entrenador. “Es la mejor persona que he conocido en el fútbol”, acentúa al habla del preparador. Su despedida del balompié coincidió con el reestreno del Levante en Primera. “Me retiraron la ficha a mitad de temporada. Schuster quería tres porteros y llegó Caballero”, explica con naturalidad.

No fue la despedida soñada, pero fue el inicio de una carrera como técnico que le guio hasta el banquillo del Levante Femenino, previa estancia en el División de Honor del club azulgrana. En el fútbol femenino conquisto los últimos títulos de esta distinguida sección. “Fue una buena experiencia disfruté entrenando a las chicas”. Más tarde se lanzó a la conquista de Oriente Medio para asumir la dirección de la Academia de Al Ahli de Catar. Allí se convirtió en una especie de director deportivo. Hoy asume nuevos desafíos instalado en Valencia.