Hay aficionados que llevan el sentimiento de pertenencia y de fidelidad al club a otra dimensión. Aquellos quienes el hecho de no perderse ningún partido y de realizar incursiones para seguir al equipo lo consideran insuficiente. Existe en ellos una necesidad imperiosa de exhibir su orgullo levantinista en todas las esferas de la vida. La figura de Fidel González encaja con esa naturaleza, propia de un granota de pro. Su relación con la entidad levantina se extiende a lo largo del tiempo, debiéndose contar por décadas los años y por miles los episodios vividos en el templo granota, algunos difíciles de rememorar por haber ocurrido en los primeros tiempos de existencia del por entonces Antonio Román.

El vínculo real con el Levante Unión Deportiva va más allá de la admiración a los colores del club. Durante más de veinticinco años, de manera totalmente voluntaria, se encargó gustosamente de instalar y retirar las banderas que decoraban lo alto del tercer anillo del Ciutat de València. La labor, simple pero significativa, se practicaba y repetía con alternancia, a la espera que los granotas encontraran su Sancta Sanctorum engalanado en consonancia con la importancia del acontecimiento.

Su idolatría hacia el Levante se ilustra manifiestamente en la obra aquí mostrada; el fervor no solo es visible en el templo, también en lo más próximo e introspectivo como lo es el propio hogar.  Su experiencia en el mundo de la carpintería le ofreció la posibilidad de elaborar esta pieza que ahora desea compartir con todos los levantinistas a través del Museo Virtual. La pieza, realizada con gran finura y destreza, está compuesta por dos secciones distintas complejas de diferenciar, fruto de la pericia y de la técnica cuidada en la elaboración de piezas con materiales nobles, como si de la ebanistería se tratara.

El primero de los cuerpos, es aquel que sirve de soporte de la pieza; el fondo, como si de un lienzo se tratara, ha recibido en esta ocasión un trato diferencial, puesto que sobre él se han trazado 5 líneas azulgranas que simulan el clásico jersey granota. Estas permiten ensalzar y acentuar la importancia del segundo cuerpo, que adquiere especial dimensión al tratarse del escudo del Levante Unión Deportiva. La insignia, cuidadosamente labrada, ha sido tallada en un único bloque de madera; su estilismo, por su morfología, permite recordar a aquellos empleados por la entidad durante los primeros decenios de la segunda mitad del siglo XX. En esta ocasión, se ha prescindido de la coloración del escudo, permitiendo que exista un contraste más que evidente entre el fondo y el mismo. Por consiguiente, se obtiene una percepción visual del conjunto que se acerca a la tridimensionalidad, como si de un altorrelieve se tratara.