El domingo 18 de abril de 1965 el Levante venció al Elche por 2 a 0 en la última jornada del campeonato de Primera División de aquel año. Los granotes terminaron en la decimocuarta posición de la tabla, eludiendo el descenso directo a Segunda de los dos últimos equipos (Oviedo y Deportivo de La Coruña). Sin embargo, en la promoción subsiguiente que le enfrentó al Málaga para evitarlo no hubo suerte y los azulgranas cayeron al pozo de la división de plata y allí se quedaron durante casi cuarenta años.

En aquella última victoria que, a la postre, no sirvió de nada, el mítico delantero Ernesto Domínguez fue quien marcó el segundo gol en el minuto 54 de aquel partido. Tuvieron que pasar 39 años y 133 días para que el irlandés Ian Harte volviera a anotar un tanto del Levante U.D. en Primera División. Fue en el minuto 41 del encuentro que, en la jornada inicial, enfrentó a los granotes con la Real Sociedad en el estadio Anoeta de San Sebastián el 29 de agosto de 2004. El Levante, además, con ese gol de Harte (tras ejecutar fabulosamente una falta al borde del área) se adelantó en el marcador aunque, al final, aquel match terminó con empate a uno.

El último gol del Levante U.D. en sus dos primeras campañas en Primera División lo marcó Domínguez (arriba a la izquierda) en el Levante 2 Elche 0 del 18 de abril de 1965. Aunque la foto es de la derrota por 0 a 1 contra el conjunto ilicitano de la temporada 1963/64 (con el granota Wanderley al fondo)

Cuando el irlandés de Drogheda fichó por el Levante tenía veintisiete años y su trayectoria como futbolista de prestigio estaba fuera de toda duda. Llevaba nueve temporadas consecutivas jugando en la Premier League inglesa con el Leeds United. Sus mayores logros deportivos los alcanzó al llegar a las semifinales de la Europa League en 2000 y a las semifinales de la Champions League en 2001. Su actuación en el partido de ida de los cuartos de final de aquel torneo fue excepcional, al anotar de libre directo un tanto decisivo que permitió al equipo inglés eliminar al Deportivo de La Coruña. Los gallegos, pese a imponerse en la vuelta 2 a 0, no pudieron remontar la derrota sufrida en Elland Road por 3 a 0 y donde Harte abrió el marcador de manera magistral.

Ian Harte celebrando un gol en la Champions con el Leeds United, club en el que militó nueve campañas

Harte jugó con Irlanda el Mundial de 2002 de Corea del Sur y Japón. En los octavos de final cayó contra España en la tanda de penaltis tras concluir el partido con empate a uno. Pero en el minuto 62 Harte falló un penalti (provocado por el ex levantinista Juanfran) que, de haber transformado, hubiera llevado a su selección a los cuartos de final. Arriba Casillas deteniéndole el penalti y abajo lamentándose del error (con Juanfran y Baraja al fondo)

Pese al histórico ascenso de Xerez de junio de 2004, el artífice de aquella gesta, el inolvidable entrenador Manolo Preciado, no continuó al frente del equipo. En su lugar el club apostó por el alemán Bernhard Schuster para la vuelta del Levante a Primera División tras casi cuarenta años de ausencia en la elite. El equipo mantuvo la columna vertebral del curso anterior (con Rivera, Mora, Pinillos, Jesule, Jofre o Reggi) e incorporó a jugadores como Harte, el también defensa sueco Mjallby, el centrocampista suizo Celestini y los delanteros Sergio García (procedente del Barça) y Vladimir Manchev (atacante búlgaro que venía de ganar la Copa Intertoto con el Lille francés).

La presentación de Harte como levantinista tuvo lugar en el Hotel Valencia Palace el 9 de julio de 2004

En agosto de 2004 el Levante disputó un entretenido partido amistoso contra el Villarreal (que acabaría tercero en Primera aquel curso) en tierras castellonenses. El encuentro terminó 3 a 3 y por los granotes marcaron Cuéllar, Reggi y Congo (que salió tras el descanso). De izquierda a derecha y de arriba abajo: Mjallby, Mora (portero), Culebras, Diego Camacho, Ettien, Harte, Sandro, Pinillos, Cuéllar, Jofre y Reggi

El arranque del Levante en su retorno a la Primera División fue espectacular. En el primer cuarto de la competición se convirtió, sin ninguna duda, en el equipo revelación del campeonato. Tras las diez primeras jornadas los granotes acumulaban seis victorias (cuatro en casa frente al Racing de Santander, el Atlético de Madrid, el Mallorca y el Athletic y dos fuera contra el Numancia y el Osasuna), el empate inicial contra la Real Sociedad y solo tres derrotas (como visitante con el Sevilla y el Zaragoza y en el Ciutat de València frente al Espanyol). En ese instante los azulgranas alcanzaron su momento culmen: Eran terceros (empatados a 19 puntos con el Real Madrid, que era segundo tras el Barça) y estaban en puestos de Champions League. El delantero Manchev, además, apuntaba maneras de gran goleador, en las siete primeras jornadas había marcado cinco goles. La cosa pintaba muy bien.

El Levante perdió sus dos enfrentamientos contra el Real Madrid de la temporada 2004/05. Harte en cuatro lances de aquellos partidos con los madridistas Raúl, Owen, Beckham y Figo. En su primera campaña el irlandés lució el número 2 a sus espaldas. En las dos siguientes llevó el 14

Sin embargo, a partir de ahí, el once granota entró inexplicablemente en barrena y se acumularon dos rachas nefastas de resultados. En la primera, de la jornada undécima a la decimonovena, el Levante encadenó siete derrotas y dos empates que le hicieron bajar al decimocuarto puesto de la tabla, colocándole a solo tres puntos del descenso. En los nueve siguientes partidos la cosa mejoró al cosechar tres victorias (frente a la Real Sociedad y Osasuna en casa y contra el Mallorca fuera) y solo dos derrotas. Y, aunque se mantenía la misma posición en la tabla, la distancia con el Mallorca (primer equipo en descenso) se había incrementado hasta los diez puntos.

En la jornada 16 el feudo de Orriols vivió uno de los hechos más surrealistas de su historia. En el minuto 53 del partido que enfrentó al Levante con el Albacete (y que en ese momento iba empate a uno), el granota Harte (y no Reggi) remató de cabeza un balón que el portero Gaspercic detuvo con los pies detrás de la línea de gol, quedándose con la pelota en el suelo y mirando de reojo al árbitro Mejía Dávila. El colegiado decidió que ahí no había pasado nada pese a las protestas airadas de jugadores y aficionados que reclamaban que el balón había entrado en la portería. Pero la anécdota para la historia llegó veinte minutos después cuando en el antiguo marcador electrónico del estadio apareció una frase que decía El gol de Reggi ha sido gol… Y claro, a partir de ahí la afición empezó a gritar Ha sido gol, ha sigo gol…  Y no solo eso, el míster Schuster y su segundo Manolo Ruiz fueron expulsados tras unirse a las protestas generalizadas tras aquellas palabras del electrónico. Lo inaudito del caso es que nunca se supo quién decidió escribir esa frase (y si fue por voluntad propia o ajena) pero aquel gol de Reggi que no se contabilizó y que, en todo caso, había marcado Harte, pasó a formar parte de esas grandes historias que solo ocurren en el Ciutat de València.

“El gol de Reggi ha sido gol…” (que realmente no marcó el delantero argentino sino Harte el 18 de diciembre de 2004) se convirtió en una anécdota mítica del imaginario granota

Desgraciadamente la goleada contra el Osasuna por 4 a 0 fue el último triunfo granota de aquel año. En las diez últimas jornadas el equipo sufrió siete derrotas y solo consiguió tres empates. La sustitución del entrenador Schuster por José Luis Oltra a falta de cuatro partidos para la conclusión del torneo tampoco sirvió de revulsivo. Y un desafortunado comentario del presidente Pedro Villarroel (para dar ánimos al nuevo técnico) terminaría pasándole factura: El que debe estar nervioso es el Mallorca. Aún les sacamos cuatro puntos y el average. Lo siento por mi amigo Mateo Alemany, pero el Mallorca ya es equipo de Segunda División. Desgraciadamente no fue así. Aunque el Levante llegó con vida a la última jornada, ya no dependía de sí mismo y, tras caer 4 a 1 en Villarreal, descendió a la división de plata. Y un dato estadístico inequívoco que confirmó lo que parecía cantado: En las últimas veintiocho jornadas de aquella Liga los granotes solo lograron 18 puntos (uno menos de los conseguidos en las diez primeras). Y el rendimiento de Harte en su primera campaña fue, también, de más a menos, aunque estuvo lastrado por una grave lesión en la ingle que le tuvo sin jugar durante tres meses (de diciembre de 2004 a marzo de 2005). Tocaba luchar duro para volver a la elite.

Tras el inesperado descenso a Segunda División la campaña 2005/06 se planteó con la exigencia de volver de inmediato a la máxima categoría. En parte de aquella foto oficial de la plantilla se puede ver de izquierda a derecha y de arriba abajo a Mané (entrenador), Pedro Villarroel (presidente), Garitano (segundo de Mané), Martínez Puig (entrenador de porteros), Riga, Descarga, Sandro y Harte

El gran refuerzo con el que contó el Levante para la temporada 2005/06 fue el delantero ghanés (nacionalizado holandés) Mustapha Riga. Procedente del Vitesse, equipo de la Primera División de los Países Bajos, vino para convertirse en el referente goleador granota y a fe que lo consiguió. Pero el primer cuarto de aquel curso no empezó, ni mucho menos, como se esperaba. En la jornada diez el equipo cayó estrepitosamente en Almería por 5 a 1. Estaba en la undécima posición y el ascenso (que marcaba el Murcia como tercero) quedaba a cinco puntos. Así que, buscando un cambio de rumbo, José Luis Oltra fue cesado y llegó como nuevo entrenador un viejo conocido de la casa: José Manuel Esnal Mané, que ya había dirigido al Levante en Segunda División en la 1996/97. Junto a él trajo como segundo entrenador a Ander Garitano. Y de inmediato llegaron los resultados.

Después de ganar consecutivamente al Castellón en casa y al Numancia fuera (y caer luego contra Xerez y Hércules) el equipo encadenó una excelente racha de trece partidos sin perder con seis victorias (a destacar el 6 a 0 frente al Ciudad de Murcia, la revelación de aquella campaña) y siete empates. Los granotes se ponían cuartos con cuarenta y seis puntos, los mismos que tenía el Lorca, que ocupaba la primera plaza de ascenso a Primera División. Quedaba el último tercio del campeonato y no se podía aflojar el ritmo porque la igualdad entre todos los equipos era muy grande y los triunfos solían llegar por la mínima.

Tras perder frente al Ciudad de Murcia por 2 a 1 solo restaban seis encuentros para cerrar aquella liga del retorno a Primera División. Quedaban tres partidos en el Ciutat de València y si se quería llegar con opciones reales a la última jornada en el Camp d’Esports de Lleida no se podía fallar en el feudo granota. El primer encuentro de aquel sexteto decisivo enfrentó al Levante con el Tenerife en Orriols. El partido fue a cara de perro y se resolvió gracias a un penalti transformado por Harte en el minuto 88 del partido. No olvidemos que esas penas máximas no son nada fáciles de convertir en esas circunstancias de tensión y responsabilidad extrema. Y al irlandés no le tembló el pulso. Además, el triunfo en la siguiente jornada frente al Sporting en tierras asturianas hizo mejor aquella victoria in extremis.

El triunfo frente al Tenerife por 1 a 0 del 13 de mayo de 2006 llegó gracias a un gol de Harte en las postrimerías del encuentro. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Diego Camacho, Cavallero (portero), Congo, Riga, Harte, Descarga, Ettien, Culebras, Alexis Suárez, Carmelo y N’Diaye

El siguiente encuentro en casa enfrentaba a los granotes con el Valladolid y, tras la victoria en El Molinón por 0 a 2, que había aupado al Levante a la tercera plaza, había que volver a ganar si se quería seguir en puestos de ascenso. Y de nuevo fue un partido muy complicado. El equipo castellano se adelantó en el minuto 62 por medio de Víctor pero, afortunadamente, la reacción azulgrana fue inmediata. Y la actuación de Harte de matrícula de honor. Porque gracias a un doblete suyo (al transformar dos penaltis) en el 65 y en el 73, el Levante logró un valiosísimo triunfo por 2 a 1 que le permitió mantenerse en las posiciones de privilegio de la clasificación.

En el trascendental triunfo frente al Valladolid por 2 a 1 el irlandés Harte hizo un partido excepcional. Los dos tantos de aquella victoria fueron suyos. A la izquierda el once de aquel encuentro: Alexis Suárez, Culebras, Carmelo, Diego Camacho, Cavallero (portero), Descarga, Manchev, Riga, Harte, Nagore y Ettien. A la derecha un Harte exultante celebrando uno de sus goles aquel día

Quedaban los tres últimos partidos, la recta final que había de llevar a los granotes de vuelta a Primera División. Pero en la primera parada, la más sencilla, se pinchó en hueso. En el Estadio Municipal de Ipurúa, frente a un Éibar colista (y ya descendido matemáticamente) no se pudo pasar del empate a uno. El Levante mantuvo la tercera posición pero en la siguiente jornada recibía en Orriols al Lorca, un equipo que llegaba quinto, a tres puntos de los azulgranas y que aun contaba con posibilidades de subir. Aquel partido contra un rival directo terminó también en tablas, con el cero a cero inicial, así que todo quedó pendiente del match final que se tenía que disputar en Lleida. Afortunadamente, los catalanes llegaban ya descendidos tras perder en Almería el encuentro anterior. El Levante dependía de sí mismo pero una derrota en tierras catalanas y la victoria del Ciudad de Murcia (a dos puntos) o del Lorca (a tres, con quien se tenía el average personal empatado pero perdido el general) impediría el ansiado ascenso. Había al menos que empatar (al sí tener ganada la diferencia de goles particular con los de la ciudad del Segura) para conseguir el objetivo sin esperar resultados ajenos.

Y la respuesta de la afición fue absolutamente espectacular. Sabía que su apoyo en el Camp d’Esports de Lleida sería decisivo. El técnico Mané y su segundo, Garitano, habían sido expulsados en el partido anterior frente al Lorca en el Ciutat y no iban a estar en el banquillo ilerdense, así que el aliento de la grada resultaba todavía más necesario. Desde Valencia se preparó una auténtica invasión de levantinistas a la ciudad del Segre. El club fletó gratuitamente un Tren Granota con 660 plazas y todos los asientos fueron reservados en pocas horas. Al vehículo ferroviario se sumaron 27 autobuses también a coste cero. Y a toda esta marea granota se añadieron aquellos aficionados que se desplazaron en sus automóviles particulares. En total casi cinco mil personas.

Ramón Victoria, presidente de Honor del Levante UD, se desplazó a Lleida en el Tren Granota en compañía de cientos de levantinistas que no salían de su asombro al verle compartiendo asiento con ellos. En la foto nada más llegar a la estación leridana junto a su sobrino Enrique Victoria

El once inicial que saltó al césped aquel sábado 17 de junio de 2006 (el día del tercer ascenso de la historia del Levante U.D. a Primera División) estuvo conformado por el argentino Cavallero en la portería, Descarga, Culebras, Alexis Suárez y el irlandés Harte en defensa, Carmelo, Nagore, Diego Camacho y Juanma en el centro del campo y el búlgaro Manchev y el ghanés Riga en la delantera.

Vista del excepcional ambiente de la grada granota en los prolegómenos del triunfo contra el Lleida por 0 a 1 que supuso el retorno del Levante a Primera División (Foto de Ramón Victoria)

Sorprendentemente (y aunque ya era equipo de Segunda B) el Lleida tomó claramente las riendas del partido frente a un Levante que, debido a la tensión del match y al hecho de que la igualada le bastaba para su objetivo, decidió no jugar a nada mientras avanzaba el cronómetro. Y aquello pudo costarle caro porque en el minuto 23 un gran cabezazo de Bilic casi adelantó a los locales si Cavallero no hubiera respondido de manera magistral. Afortunadamente, la suerte sonrío a los granotes antes de llegar al descanso. Tras botar Harte desde la banda derecha azulgrana una falta sin aparente peligro un error del portero Miguel lo aprovechó Riga para adelantar a los azulgranas en el minuto 42.

La actuación de Harte y de Riga en el encuentro de Lleida que le dio el ascenso al Levante fue decisiva. El irlandés ejecutó la falta que el ghanés remató a la red para lograr el único tanto del partido. En la imagen ambos jugadores aquel día

En la reanudación los de Orriols mantuvieron la actitud conservadora, sabedores de que ahora el Lleida necesitaba dos tantos para complicarles el ascenso. Y de nuevo fue el delantero croata Bilic quien volvió a gozar de tres claras oportunidades para alterar el marcador. Las dos primeras las abortó Cavallero y la tercera una acción defensiva. La parte final del encuentro ya no tuvo historia. La lesión del local Bruno que dejó a los de Lleida con diez (tras haber agotado sus cambios) hizo que los granotes continuaran viéndolas venir esperando a que concluyeran los segundos cuarenta y cinco minutos. Con el pitido final la euforia se desbordó y la afición valenciana invadió el Camp d’Esports para celebrarlo con sus jugadores. El Levante se convirtió en el decimocuarto equipo español de la historia que logró ascender, descender y regresar de nuevo a Primera División consecutivamente.

La afición granota invadió el terreno de juego del Camp d’Esports de Lleida tras consumarse el ascenso (Foto de Ramón Victoria)

El rendimiento de Harte esa temporada fue, sin duda, el mejor de los tres años que estuvo en Orriols. Su verticalidad como carrilero por la banda izquierda y su sorprendente faceta goleadora (que explotó aquel año al anotar nueve tantos), compensaba esa carencia que siempre tuvo a nivel defensivo. Si bien es verdad que la mayoría de sus dianas llegaron a balón parado (logró seis de penalti) su trascendencia en el juego granota quedó fuera de toda duda. Fue el autor, además, de numerosas asistencias de gol aquella campaña. Segundo realizador del equipo (tras el pichichi Riga, que logró once tantos) el irlandés fue una pieza clave para aquella vuelta del Levante a la elite del fútbol español.

Harte, eufórico, en la celebración de la Plaza de la Virgen de Valencia tras el ascenso de Lleida de 2006

Pero ahí terminaron las alegrías levantinas para el de Drogheda. En agosto de 2006 una grave lesión (por la que tuvo que pasar por el quirófano) le mantuvo apartado de los terrenos de juego hasta bien entrada la temporada 2006/07. Su puesto lo volvió a ocupar Luis Rubiales (a día de hoy presidente de la Real Federación Española de Fútbol), que cumplía su cuarta campaña en el club de Orriols. Rubiales había formado parte del mítico once del partido del ascenso de Xerez de 2004 y fue precisamente Harte quien le quitó la titularidad tras fichar por el Levante en la 2004/05.

Pese al ascenso de Lleida Mané no siguió de entrenador y su puesto lo ocupó Juan Ramón López Caro. Tras su intervención quirúrgica y una primera recuperación Harte tuvo una recaída (con una nueva rehabilitación posterior) y el irlandés no pudo estar disponible hasta el mes de diciembre de 2006. Pero López Caro ya no confiaba en él y le relegó a la suplencia.

La temporada 2006/07 (su última campaña como granota) fue un calvario de lesiones y problemas físicos para Harte. En las dos imágenes entrenando en solitario y junto al preparador físico José Gómez en la Ciudad Deportiva del Levante en Buñol

Harte tuvo que esperar al cese de López Caro (que llegó en la jornada 18, cuando el Levante estaba en una preocupante decimoséptima posición, a solo un punto del descenso) para volver a formar parte del once granota. El nuevo míster Abel Resino le hizo debutar aquella campaña en el Levante-Athletic que se disputó en el Ciutat de València el 21 de enero de 2007. Era la jornada 19 y el irlandés solo disputaría cinco partidos más, el último en la vigésimo octava y, paradojas del destino, contra la Real Sociedad, el equipo con el que vistió por primera vez la elástica azulgrana. El balance de sus últimos seis partidos no fue nada bueno, perdiendo tres y empatando el resto. Rubiales volvió a arrebatarle la titularidad y el irlandés ya no jugó los últimos diez encuentros de esa campaña. El Levante salvó la categoría quedando en decimoquinto lugar y Harte llegó a un acuerdo para desvincularse de la entidad de manera cordial. Un granota inolvidable (con una afición que siempre le tuvo entre sus extranjeros favoritos) dijo así adiós al club de Orriols.

Una anécdota retrata a la perfección lo querido que fue siempre Harte por la afición. En agosto de 2007 el irlandés se cruzó con un levantinista haciendo footing por el paseo marítimo de Puçol (Valencia). Al ser reconocido no dudó en regalarle su camiseta granota que llevaba puesta y hacerse una foto con él