Entre septiembre de 1922 y el verano de 1939 el Campo de la Cruz se convirtió en el escenario tangible de las batallas futbolísticas del Levante FC. La sinergia establecida entre ambos componentes fue más que perceptible. Nada escapó a los ojos escrutadores del coliseo también conocido como Campo del Camino Hondo del Grao en virtud de su localización geográfica. La inauguración de esta instalación coincidió con el despertar y el apogeo del fútbol más próximo a través del desarrollo de los Campeonatos Regionales. La buenaventura y las excelentes prestaciones del club marino en el interior de la superficie del verde amplió sus márgenes competitivos. La Copa de España, y desde la frontera con la década de los años treinta, la naciente competición liguera propició temporadas repletas de emoción con el Levante FC dejando su huella en el marco de los distintos torneos que conformaban el calendario balompédico. Os proponemos una inmersión por la historia del Campo de la Cruz recordando momentos repletos de historia.
Levante y Valencia descorren el telón del Campo de la Cruz
El Campo de la Cruz fue estrenado el domingo 3 de septiembre de 1922 con un partido amistoso entre el Levante y el Valencia (1-4). El duelo marcó tendencia. El Levante fue la escuadra invitada para la inauguración del feudo de Mestalla apenas un año después, si bien la intención inicial del Valencia fue concertar un partido ante el Espanyol que no pudo concretarse. Muchos años después Valencia y Levante convergieron sobre el césped del actual Ciutat de Valencia para descorrer el telón del coliseo de Orriols. Fue el 9 de septiembre de 1969.
La prensa valenciana presentó el Campo de la Cruz, también conocido como el Campo del Camino Hondo del Grao por su ubicación, como uno de los mejores escenarios para la práctica del fútbol. “Podrá equipararse a los mejores de España”, advirtió con solemnidad Las Provincias en la edición del martes 5 de septiembre de 1922. “Indiscutiblemente es el mejor campo de Valencia, no solo por extensión y emplazamiento sino porque está en condiciones de poderse modificar o ampliar a placer”, consignó El Pueblo en la misma fecha. El Sr Ormaechea en calidad de presidente de la Federación Nacional realizó el saque de honor. Rino marcó el primer gol de la historia del Campo de la Cruz. Porcal estrenó el expediente anotador del equipo grauero.
El domingo 8 de octubre de 1922 Levante y España se enfrentaron en partido correspondiente al Campeonato Regional en su edición de la temporada 1922-1923. El Campo de la Cruz ponía en marcha el contador de partidos vinculados al Campeonato Regional. El equipo marino saldó el duelo con un ajustado triunfo (1-0).
Levante y Valencia se enfrentaron por vez primera en el Campo de la Cruz en confrontación vinculada al Campeonato Regional el 29 de octubre de 1922. Fue en la cuarta jornada de la competición. El Valencia se alzó con la victoria (0-2). Una semana antes Gimnástico y Levante estrenaron el palmarés de confrontaciones en el Campo de la Cruz. Fue un partido de signo incierto resuelto con empate a un gol.
Cuando éramos Invencibles
Fue el 21 de septiembre de 1924 en el feudo de la Cruz. Esa jornada los rectores marinos decidieron homenajear el fútbol científico que ponían en práctica los Invencibles. “El orgullo de la casa”, acentuaba El Pueblo al referirse a aquel equipo de púberes formado en la mítica Placheta por explosión espontánea. Juan Catalán, “un levantino de pura cepa” los reclutó para el Levante FC. La leyenda de los Invencibles comenzó a gestarse con celeridad. Fueron la metáfora del triunfo. Sus desafíos fueron cada vez mayores superando los espacios geográficos más cercanos. Debutaron con el escudo marino como infantiles y fueron superando etapas. Muchos alcanzarían el universo del primer equipo. Aquel domingo los Invencibles se enfrentaron a un Valencia que escogió una camiseta a franjas verdes y blancas que generó controversia por su cercanía cromática con los colores albinegros de Invencibles. Los levantinistas, que se preparaban para debutar como equipo de tercera categoría, cumplieron con la sinopsis establecida ante un rival de su mismo umbral. El triunfo fue revelador (4-1). Puig II, hermano del mítico Juan Puig, sobresalió con la suma de dos goles. Luz y Sorni redondearon el triunfo.
El final de una maldición que encogía el espíritu del Levante FC
El Levante perseguía un triunfo ante el Valencia que el devenir parecía negarle. Las derrotas se acumulaban en el expediente compartido entre los adversarios. Todo cambió el seis de septiembre de 1925. Con el final del verano y el retorno del balompié, el Levante y Valencia saltaron al feudo de la Cruz en enfrentamiento amistoso. El duelo servía como prólogo a la epifanía de la temporada 1925-1926. El triunfo valencianista no parecía peligrar tras las tres dianas conquistadas por el equipo de Mestalla en el primer acto. Un hat-trick de Rodenas parecía condenar al Levante. El gol de Gumb solo maquillaba el marcador. No obstante, la reacción del Levante fue furibunda. Suay y Puig II igualaron la contienda. El Levante se lanzó al asedio de la meta de Cano. Urrutia en los minutos finales se puso el disfraz de héroe para sancionar la primera victoria del Levante ante el Valencia (4-3). Nada más sonar el pitido final, la afición local tomó el Campo de la Cruz para solemnizar junto a sus equipiers la ruptura de un anatema que esquilmaba el alma del club de los Poblados Marítimos. Urrutia abandonó a hombros el coliseo grauero. Alguna vez debían ganar los moros advertía la prensa valenciana tras la exhibición del once blanquinegro. «La máxima aspiración» como resaltaba El Pueblo en 1924; es decir vencer al Valencia sobre el campo , se había cumplido.
Levante conquista su primer Campeonato Regional a los pies del Campo de la Cruz
22 de enero de 1928. La resolución del Campeonato Regional depende de la resolución del duelo que cruza al Levante y al Valencia en el Campo de la Cruz. Es una especie de final. El Levante se juega la vida a cara o cruz. Únicamente el triunfo le permitirá encabezar la competición por el vértice más elevado. El Levante aspiraba al triunfo final. No era materia común a la vista de su currículum. El Valencia podía conjugar con el empate para revalidar el título. La ciudad se paralizó para seguir el latido del duelo. El Campo de la Cruz pareció encoger ante la avalancha de público. Nadie quiso perderse la cita. Fue un choque para corazones fuertes. Las aficiones atravesaron por estados de ánimo contrapuestos durante los noventa minutos reglamentarios. El Valencia inauguró el marcador desde las botas de Rodenas, pero dos goles de Molina confirmaron la condición de campeón del Levante. El Campeonato Regional del curso 1927-1928 se tiñó de blanquinegro.
La Copa de España aterriza en el feudo de la Cruz
La Copa de España iluminó el cielo del Campo de la Cruz en la jornada del 12 de febrero de 1928. Era la competición fetiche del fútbol español desde los primeros años del siglo XX. Reunía a los campeones y subcampeones de las competiciones regionales. Aquella tarde de invierno el Levante quedó emparejado ante el todopoderoso Sevilla. No era la primera experiencia levantina en la Copa, pero sí que era la primera vez que el Campo del Camino Hondo del Grao asumía un duelo de tales características. El estreno del levante en Copa en el curso 1925-1926 tuvo como escenario el feudo de Mestalla. Gaspar Rubio capitalizó la victoria con la asunción de dos goles que dispararon las emociones de los seguidores marinos.
El Campo de La Cruz desprecinta la Tercera División
El domingo 22 de diciembre de 1929 los jugadores del Sporting de Canet y los equipiers del Levante saltaron al Campo de la Cruz. Era el debut de los marinos en el marco de la Tercera División. El final de los años veinte coincidió con la homologación de la Liga en sus tres principales categorías. La Tercera División echó a andar en la temporada 1929-1929. Después del Campeonato Regional le llegó el turno a la competición de la regularidad. No fue el estreno más deseado. Sorní registró el primer gol del Levante en Tercera División. Cervera consignó la igualada antes de la conclusión del primer acto. El Levante compartió grupo junto al Gimnástico, Saguntino, Burjassot y Sporting Canet.
Una de las goleadas históricas del Campo de la Cruz
El marcador del Campo de la Cruz fue exigido en una confrontación que reunió al Levante y al Atlético Saguntino. Fue en el universo de la competición regional del curso 1932-1933. Aquel domingo de noviembre el infierno en forma de goles se materializó ante la meta defendida por Alanga. El Levante aplastó a su adversario en una tarde de perfecta comunión ante la suerte del gol. De hecho, a la finalización del primer acto el duelo estaba perfectamente resuelto. La furia encolerizada de los atacantes levantinos propició un score de 6-0. Foncuberta, Puig y Sanz en tres ocasiones magullaron la defensa saguntina. Bravo y Sanz confirmaron la goleada en la reanudación (8-0).
Una victoria ante el Valencia que parecía propulsar al Levante en el Campeonato Regional 1933-1934
Bravo corroboró en el Campo de la Cruz la solidez de un Levante en luna creciente desde el arranque del Campeonato Regional. Quizás su candidatura al título quedara legitimada tras la exhibición desarrollada ante el Valencia en el coliseo del Camino Hondo del Grao. Bravo desnortó a Nebot para conquistar un triunfo que parecía definitivo. Aquel Levante manejaba la banca tras la disputa de siete partidos. Cuatro victorias, tres empates y el expediente de derrotas sin estrenar. Con once puntos lideraba la tabla. El Valencia surgía amenazante con diez. Restaba un duelo ante el Gimnástico en Vallejo que rasgó una racha inmaculada. El triunfo gimnastiquista redujo a cenizas a un Levante que soñó con empuñar la vara de mando del Campeonato Regional.
Duelo fratricida entre Levante y Gimnástico por una plaza en el Campeonato Súper-Regional del ejercicio 1934-1935
Levante y Gimnástico se citaron en un Campo de la Cruz que registró una extraordinaria afluencia de seguidores. Las gradas atestiguaban la naturaleza de la cita. Era septiembre y el curso estaba en maitines, pero había mucho en juego. El duelo se enmarcaba en una eliminatoria fratricida entre el decano y la escuadra marina con el Campeonato Súper-Regional galvanizando la atención. Solo podía quedar vivo uno de los dos contendientes. La prensa valenciana no banalizó la confrontación. Parecía una afrenta que dos históricos del calado del Levante y Gimnástico disputaran una especie de previa para acceder al mencionado torneo. Valencia la cenicienta del fútbol español advertía la pluma de Sincerator. El Campo del Camino Hondo inauguró la secuencia de partidos con una victoria sin paliativos (3-0) en un choque repleto de heridas. Los agravios se reprodujeron en el duelo de vuelta en Vallejo. El encuentro fue suspendido a la conclusión del primer partido. La Federación Regional declaró vencedor al Levante. Las huestes marinas representarían al balompié local, en compañía del Valencia, en el Campeonato Súper-Regional. Sus expectativas quizás se desbordaran en la competición.
El Levante aplastó al Murcia 7-0 y se corona campeón cuando nadie lo esperaba
El Levante aplastó al Murcia y se coronó campeón. Literal las mesnadas adiestradas por Juan Puig, en su doble faceta de entrenador-jugador, trituraron a su adversario en el Campo de la Cruz. Escola, Artigas (dos) y Felipe allanaron el camino de la victoria en el primer capítulo del juego. Aparicio, Puig II y de nuevo Artigas rubricaron un triunfo sin atenuantes. Hasta Vidal se citó con la gloria tras rechazar una pena máxima en contra del Levante. Quizás nadie esperar un Levante de cuchillo tan afilado. Quizás no formara parte de los aspirantes al título, pero concluyó la competición con la toga que unge al vencedor. Fue una victoria ajustada. Levante, Sevilla y Hércules remataron la clasificación con doce puntos. Fue una última jornada repleta de nervios. La atención estaba en el estadio de Bardín. El Valencia buscaba la clasificación para la Copa de España y el Hércules el título del torneo Valencia-Murcia-Andalucía. La igualada perjudicaba a los dos contendientes y beneficiaba al Levante y al Sevilla, si conjugaban con la victoria. Finalmente, nadie movió el marcador en el coliseo alicantino. Levante y Sevilla cumplieron con los pronósticos. El coeficiente anotador propulsó al Levante que como adalid del triunfo marcha directo hacia la ronda de octavos de la Copa de España.
El Campo de la Cruz se estrena en Segunda División
El atrezo que rodeaba la confrontación había variado. Levante y Sport de la Plana emergieron desde los vestuarios con el rol de equipos vinculados a la Segunda División. Los marinos debutaban ante sus correligionarios una semana después de estrenarse ante el Malacitano (0-0). La reestructuración de la categoría de Plata durante el verano de 1934 impulsó al Levante hacia el segundo peldaño del balompié nacional. Aquel domingo de diciembre fue frío. La lluvia se empecinó en protagonizar la cita. Montañés descubrió una fisura en la defensa castellonense para abrir el marcador. Para la historia quedará como el primer anotador del Levante en Segunda División. En realidad, Montañés tuvo la fuerza de un titán. El atacante conquistó un hat-trick. Aparicio y Comas en propia puerta confirmaron la superioridad marina. Fue un partido marcado por la comodidad (5-0). La victoria nunca estuvo en entredicho.
Un Levante irredento se pasea por la Copa España Libre
Primero cayó el Valencia y sin solución de continuidad fue el Barcelona quien dobló la rodilla. En parte todo aconteció entre los muros recios del Campo del Camino Hondo del Grao. La temporada 1934-1935 se alargó en extremo por la virulencia mostrada por las huestes blanquiazules en el ámbito de la Copa de España. Fue un concurso sideral con triunfos encadenados allá por donde se posicionaba el Levante. El derbi de la ciudad, en la roda de octavos de final, quedó resuelto en el Campo de la Cruz en el choque de ida (4-1). Ni siquiera la imagen de Gaspar Rubio, ubicado en la delantera valencianista, amilanó el espíritu insubordinado del conjunto de los Poblados Marítimos. El desafío tras descarrillar al Valencia incluía una eliminatoria repleta de peligrosidad ante el Barcelona. La serie de empates en Les Corts (2-2) y Campo del Camino Hondo (1-1) propició una victoria bíblica en el zaragozano Campo de Torrero (3-0).
En busca de la final de la Copa de España
Quizás fuera la rebelión de los equipos más modestos. La versión más democrática de la Copa de España se materializó en la edición del curso 1934-1935. Levante, Sabadell y Osasuna, tres de los cuatro finalistas, accedían desde los sótanos de la Segunda División. Solo el Sevilla brillaba en el firmamento de la Primera División. El rastro de los históricos de la competición del KO se difuminó. La gesta del Levante fue suprema tras ajusticiar al Valencia y Barcelona. La ronda de semifinales tuvo como primera parada el feudo del Campo de la Cruz. Fue en junio de 1935. El Levante cayó víctima del cansancio y de la extenuación que provocó la eliminatoria ante el Barcelona. Los jugadores blanquiazules apenas si contaron con jornadas de recuperación entre el partido de Torrero y la ida de las semifinales. La hazaña propició imágenes estremecedoras. Valencia reconoció a los equipiers marinos. Los fastos se sucedieron en el Ayuntamiento de Valencia y en el entorno de los Poblados Marítimos. Las piernas de los equipiers levantinos pesaban tres quintales. El Sabadell dominó la serie, si bien la polémica marcó la confrontación de vuelta en tierras vallesanas.
Los últimos actos de servicio del Campo de la Cruz en plena Guerra Civil
El último acto de servicio del Campo de la Cruz se produjo durante el desarrollo de la Guerra Civil. El coliseo grauero acomodó a los equipiers levantinos en el marco de la competición regional y más tarde en el ecosistema de la Liga del Mediterráneo. Hubo partidos repletos de emoción. Sirva de ejemplo el duelo entre el Levante y el Barcelona (3-3) de la Liga del Mediterráneo. Hay que consignar que el Levante afrontó el relato de la Copa España Libre como inquilino de Vallejo. El final de la Guerra propició la fusión entre el Levante y el Gimnástico. La naciente entidad, Unión Deportiva Levante-Gimnástico tomó el feudo de Vallejo como base de las operaciones futbolísticas. El Campo de la Cruz recayó en manos de las JONS y se sostuvo en pie hasta finales de la década de los años cincuenta.