El documento resulta revelador ya que ofrece información acerca del proceso de construcción del Campo de La Cruz ubicado en el Camino Hondo del Grao. Regresamos a la Valencia del arranque de la década de los años veinte para contextualizar este hecho. El fútbol comienza a adquirir trascendencia. Su llama prende en el imaginario de los valencianos. En ese ecosistema se enclava el Levante F.C. Se trata de un hito histórico para la sociedad futbolística de los Poblados Marítimos. Quizás el Levante F.C. afrontara en ese momento uno de los desafíos más considerables como entidad dedicada fundamentalmente a la práctica del balompié. No era un asunto que careciera de impronta. El Levante establecía un espacio alegórico y simbólico en su lucha en el interior del terreno de juego. Era un punto físico e identificativo, pero a la vez dotado de un elevado contenido espiritual para guerrear por la consecución de la victoria.

Quizás sea posible podría incorporar otra significación de índole más deportiva. Diario de Valencia consigna este planteamiento en el artículo firmado por Seg (Amador Sanchis) el 5 de septiembre de 1922 con motivo de la apertura oficial de este recinto. Su significado estriba en que “con el nuevo campo el Levante FC seguramente se entrenará y pasará a posible campeón”. No parece una conclusión menor. El hecho adquiere relevancia en un tiempo de carestía de superficies dedicadas a la difusión del fútbol. El alzamiento de esta edificación, plenamente ligada al imaginario del Levante, proporcionaría una localización geográfica para el peregrinaje de su masa social, sin desdeñar la posibilidad real de crecimiento, y un escenario para que los equipiers pudieran hallar soluciones prácticas para mejorar su técnica y enriquecer sus conocimientos sobre la disciplina del balón redondo. Habría que resaltar que el Levante anterior al Campo de la Cruz recorrió los confines del Campo de Mestalla, propiedad del Valencia, y del feudo de la Soledad en posesión del Gimnástico.

Se trata de una donación efectuada por Miguel Solana. Este leal aficionado azulgrana, con infinidad de batallas, guarda como oro en paño, en su domicilio particular, un pedazo enorme y sustantivo de la historia de Levante. “LEVANTE F.C. CONSTRUCCIÓN CAMPO DE DEPORTES reza en la parte superior. Se trata de un VALE de cinco pesetas, reintegrables por sorteo, para el alzamiento del Campo de La Cruz. El boleto está fechado en Valencia en el mes de febrero de 1922 y luce, en cada esquina, los sellos característicos y distintivos del Levante F.C. del arranque de la década de los veinte. Levante Foot-Ball Club manifiesta, siguiendo la terminología en inglés propia del período histórico. Esta especie de justificante está firmado por el tesorero y el presidente de la entidad de los Poblados Marítimos. El resguardo está numerado. Es el 799.

No es el único ejemplar de estas características que custodia el Área de Patrimonio Histórico del Levante. La documentación relacionada con la edificación del Campo de la Cruz se incrementó con un comprobante que sigue los mismos parámetros. En realidad, comparte distintivos, impresión, rúbrica e incluso fecha. Los dos resguardos están datados en febrero de 1922, si bien varía la numeración. En este caso es el 916. El sagaz lector habrá comprobado que estos resguardos son anteriores a la inauguración del Campo de la Cruz. No es descabellado afirmar que estos pequeños tributos contribuirían a aligerar el esfuerzo económico realizado por los gestores contemporáneos del club.

El comprobante ofrece un caudal adicional de información. Por lo pronto introduce a los aficionados del Levante F.C. en una operación complicada en términos económicos. La masa social auspició la edificación del Campo de La Cruz con la obtención de estos vales por un valor de cinco pesetas. En ese sentido, puede advertirse un proceso democratizador en la construcción de este estadio. La directiva del club marino arrendó unos terrenos ubicados en el Camino Viejo del Grao, junto a la Calle de la Conserva y la Travesía de La Cruz, para alzar un terreno de juego que sustentara las necesidades deportivas del equipo. Hay que consignar que el Levante compitió en la temporada 1921-1922 en el Campo de La Soledad, propiedad del Gimnástico. La temporada anterior, 1920-1921, afrontó sus partidos como local en el feudo de Algirós.

En el verano de 1922 hay un expediente dirigido al Ayuntamiento de Valencia, Sección de Fomento, firmado por Ángel Fernández, en calidad de presidente del Levante F.C., con el objetivo de cercar el campo del Levante con un muro de cierre. La petición va acompañada de la rúbrica del arquitecto Lorenzo Criado. El Campo de La Cruz fue inaugurado formalmente el domingo 3 de septiembre de 1922. Levante y Valencia (1-4) contendieron en la primera confrontación de una instalación que se mantuvo erguida hasta finales de la década de los años cincuenta del pasado siglo, si bien el Levante, tras la fusión con el Gimnástico, al final de la Guerra Civil, marchó al feudo de Vallejo para disputar sus compromisos oficiales.