Fue uno de los héroes del Levante del regreso al Olimpo de los Dioses del fútbol español. Todo aconteció en la temporada 2003-2004 bajo la batuta de Manuel Preciado como conductor del banquillo granota. David Limones retorna al Ciutat de València para poner en marcha la máquina de los recuerdos en azul y grana. Su mente es profunda y las imágenes vuelven a fijarse con una nitidez absoluta. La huella del tiempo no ha difuminado su memoria. Han pasado casi veinte años desde su conversión en futbolista levantinista, pero todo perdura en su interior y aflora con solo rememorar los hechos acontecidos. La secuencia está ordenada.
Desde el primer gol con la camiseta del Levante en la categoría de Plata, con el Real Zaragoza como adversario, al emblemático ascenso conquistado en Xerez en una tarde que forma parte de la historia de la entidad del barrio de Orriols. De Pedja Mijatovic a Rivera. Y de las catacumbas del fútbol a la opulencia que destila el balompié profesional. Limones destapa su corazón para rememorar su estancia en el Levante en el arranque del tercer milenio. El compromiso que siempre mostró sobre el verde se mantiene intacto. Hay respeto y consideración a un pasado que le marcó como futbolista y como persona.