Fue el entrenador escogido para la temporada 2002-2003. El Levante regresaba a la categoría de Plata tras una dilatada estancia en la elite y el objetivo marcado por la sociedad azulgrana planteaba el desafío de retornar a la Primera División con la mayor celeridad posible. La exigencia era máxima. El Levante mantuvo el grueso de la plantilla que había competido en la principal categoría. El técnico fue preso de un arranque liguero dubitativo. En la novena jornada fue destituido.