Fue en Riazor a finales de noviembre de 2012. El Levante fijó su balance anotador como equipo de Primera División en el umbral de los trescientos goles. Barkero estableció, al filo de las dos del mediodía de la cita liguera ante el Dépor, la diana doscientos noventa y nueve.  Prácticamente en el mismo eje de la cronología, pero instalado sobre el césped de la Ciudad Deportiva de Buñol, Roger seguía confirmando su voracidad anotadora en el Grupo III de la Segunda División a los mandos del filial. Esa mañana marcó ante el Real Mallorca B y el tanto coadyuvó al triunfo final. Dos semanas más tarde, también en tierras gallegas, si bien sobre el césped del feudo de Balaídos, Roger volvió a emerger. Fue el 2 de diciembre de 2012.

El atacante emparentó con el gol, en un acto que venía cumplimentando con fidelidad durante el curso con la elástica azulgrana del equipo que entrenaba José Gómez, pero para rescatar al primer equipo de la sociedad de Orriols. Aquel gol estuvo repleto de valores y de aditivos. El estreno anotador del joven futbolista en el marco de la Primera División le permitió saborear una dulce igualada que parecía resbalarse. La diana contó con un componente estadístico que le llevó a perdurar en la memoria de los estamentos levantinistas. Roger marcó en el coliseo celtiña el gol trescientos en la historia del Levante sobre el cosmos de la máxima categoría del fútbol español.

Posiblemente fue el goleador más inesperado. No aparecía en la lista de los principales candidatos para festejar tal efeméride. Roger custodiaba el gol en el filial y el primer equipo parecía un territorio vedado y exclusivo a las aspiraciones de Martins. De hecho, el atacante africano, con cinco dianas, era el máximo anotador del curso liguero. Ese aspecto, y los términos numéricos que presentaba en su estancia en el club de Orriols, realzaban su candidatura. No podía descartarse a Juanlu, un consumado especialista en alcanzar goles repletos de trascendencia y simbología. Su estancia en el Levante estuvo trufada por una seria de dianas difíciles de alejar del imaginario azulgrana.

Y no debía obviarse a Michel, un futbolista poliédrico con muescas en la Europa League, Copa del Rey y Liga BBVA. Inclusive Ángel aparecía entre los pretendientes después desescombrar los caminos que conducían a la meta contraria. Y Barkero siempre fue una garantía cuando el balón circundaba por las cercanías de la portería rival. Sin embargo, la disciplina del balompié es indescifrable y tenía una sorpresa reservada para el joven ariete.

Quizás Roger se convirtiera en el arquetipo de esta tendencia con propensión hacia el misterio. El domingo anterior a los hechos saltó al césped artificial del Estadio del Atlético Baleares. Allí dejó impresa su huella anotadora. Quizás en ese instante, no fuera capaz de prever lo que el destino le iba a deparar. Varios hechos se concatenaron durante la semana. Y todos le sonrieron. La definitiva marcha de Gekas y las molestias físicas de Martins, encadenadas, le condujeron hasta el primer equipo en el partido copero ante el Melilla. Cinco minutos bastaron para batir a Dorronsorro con un complejo y violento escorzo. Aquella noche en la sala de prensa del Ciutat, Juan Ignacio desveló que el delantero seguiría hasta las navidades ejercitándose con el resto del grupo.

Roger regresó el viernes al trabajo junto al resto de los integrantes del plantel y el sábado conoció su inclusión en el listado de los jugadores convocados para el choque ante el Celta de Vigo. La citación estaba formada por diecinueve jugadores. Las dudas atormentaban su alma. Si Martins se recuperaba a tiempo podía convertirse en el futbolista descartado. Ese pensamiento surcaba por su mente generando una sensación de incertidumbre que se disipó tras la confirmación del técnico de la alineación y de la composición del banquillo. Nikos fue el descarte. Roger partía en el banquillo dispuesto a rentabilizar cualquier posibilidad que surgiera durante el trayecto. “Trabajo para aprovechar esas oportunidades”, advirtió a la conclusión de la cita después de dedicar el gol trescientos a “toda mi familia” y en especial a la memoria de su abuela.