La Copa de Campeones de la Segunda División del curso 2003-2004, una temporada de ensueño coronada con el regreso a la Primera División, refulge en un lugar de privilegio en la Sala de Juntas del Ciutat de València. El distinguido trofeo comparte espacio con su homónima la Copa de Campeones del ejercicio 2016-2017 en la estancia que localiza el punto focal de las reuniones del consejo de administración de la sociedad levantinista. Es uno de los galardones que más atención concita en los tours desarrollados por las entrañas del Estadio ubicado en el populoso barrio de Orriols.
La Copa de Campeones homenajea un curso excelente
La Copa rinde homenaje a aquel colectivo que en junio de 2004 recorría el camino de retorno a la máxima categoría del fútbol español. Cuarenta años después del legendario ascenso del 63 el Levante volvía a Primera División. De la España aperturista hasta el nacimiento del tercer milenio. El recorrido estuvo repleto de espinas para el Levante. Algunas fueron muy punzantes. El ejercicio 2003-2004 con Manuel Preciado como conductor de la nave granota perdura en el imaginario de los estamentos azulgranas. El Levante coronó la clasificación en la categoría de Plata en un curso sobresaliente; de principio a final. Cumplió el desafío entronizado como campeón. Nadie fue capaz de desbancar a un bloque que se encaramó en la jornada trigesimoquinta en lo más alto de la clasificación para convertir aquel lugar en una dimensión inalcanzable para el resto de sus oponentes.
Campeones de Segunda por vez primera en la historia
La Copa de Campeones de Segunda División del curso 2003-2004 evoca un hito legendario en la historia centenaria de la institución. Fue el segundo ascenso a la máxima categoría del fútbol español del colectivo azulgrana. La principal y notable diferencia con el salto emprendido a la finalización del curso 1962-1963 fue que el Levante de Preciado alcanzó la elite ungido con la condición de campeón de Segunda División. El tránsito se produjo en el Estadio Chapín en Xerez en una tarde de junio de 2004 (1-2). Reggi y Rivera voltearon el marcador tras la diana obtenida por Canito. El Levante festejó un ascenso a Primera División perseguido en el tiempo. Atrás quedaban cuatro décadas de sinsabores y de incertidumbres.
Un Levante sumamente regular en Liga
El Levante de Manuel Preciado fue el paradigma de regularidad en un ecosistema sumamente afilado. No es una misión sencilla sobresalir por la estabilidad que desprendió un equipo de raíz mancomunada, pese a la excelencia de algunos de sus jugadores. El curso liguero amaneció en la capital de España con un duelo aristado ante el Rayo Vallecano (0-2) que aplacó críticas tras una pretemporada vacía de victorias ante adversarios de similar condición. Fue una especie de premonición y una constante que alimentó las condiciones y particularidades de un bloque que supo manejar la presión y las emociones que persigue al favorito. Y aquel Levante partió con la etiqueta de candidato al ascenso. A excepción de la tercera jornada de la competición liguera, siempre se movió entre los tres primeros clasificados en la tabla. El Levante cerró la competición con la firmó 79 puntos tras alcanzar 22 victorias, 13 empates y 7 derrotas.