El Preciado Ascenso de 2004 regresó en el tiempo a través de una nueva edición de Portal de Vallejo. Fue en la tarde del jueves 28 de junio de 2024 en la sala de prensa del Ciutat de València. El acto contó con la presencia de Tito y Mora. El centrocampista y el arquero echaron la vista atrás para proyectar un pasado que sigue perviviendo a tenor de la claridad de los recuerdos rescatados por dos futbolistas capitales en el proyecto deportivo que lideró Manuel Preciado.
Advierten que mientras perdure el recuerdo en la memoria pervivirán los hechos que una vez sucedieron. Y los sucesos acaecidos durante el desarrollo de la temporada 2003-2004 siguen en realidad plenamente vigentes. Las hojas del calendario han ido cayendo para adentrarse en la tercera década del tercer milenio. La historia dictamina que han pasado ya 20 largos años desde aquel Preciado Ascenso repleto de simbolismo y épica para una generación de levantinistas que habían crecido y fijado su fe en la sociedad de Orriols entre la incertidumbre, la inquietud y el miedo a un presente y a un futuro labrado por el desasosiego y por la devastación.
Preciado Ascenso regresa con Portal de Vallejo
El latido de aquel ascenso de contenido estratosférico persiste. Todos los ascensos contienen unos componentes que los singularizan y los diferencian del resto de los desafíos conquistados. Quizás la alegoría y la epopeya se conviertan en las principales divisas de aquel hito legendario en la historia de la entidad que caracterizó el modus vivendi de toda una generación de levantinistas ávidos de experimentar emociones fuertes abrazados al simbólico universo de la Primera División. Atrás quedaba un páramo desolador tras más de cuarenta años de estigmas y de heridas sin cauterizar. El Levante daba la bienvenida al segundo milenio con el retorno a la máxima categoría del fútbol español.
Portal de Vallejo contó con la presencia de Tito y Mora, dos miembros de la plantilla del Levante 2003-2004 que lograron alcanzaron el campeonato de la Segunda División en un curso superlativo. Emilio Nadal, responsable del Área de Patrimonio Histórico del Levante, moderó la charla. El Preciado Ascenso de 2004 regresó en el tiempo a través de Portal de Vallejo. Tito y Mora revivieron un pasado que todavía está muy presente, acentuando cómo esa experiencia los marcó tanto deportiva como vitalmente.
Tito y Mora, dos historias que marchan en paralelo
En realidad, la entente establecida entre Tito, Mora y el Levante se sustenta desde la concordancia. Se trataba de dos futbolistas con infinidad de heridas de guerra. Había cicatrices y lustre en sus botas. La huella de la experiencia les confería una cierta armonía. Eran el paradigma de las coordenadas establecidas en la confección del colectivo azulgrana del ejercicio 2003-2004. La secretaría técnica granota buscaba un perfil de jugador que supiera descifrar los misterios inherentes a la disciplina del balompié. Se evaluaban las horas de vuelo. Y en otro ejemplo de paridad, 20 años después tanto Tico como Mora han hecho de Valencia su cuartel general.
Tito compartió con los asistentes al evento la trascendencia de su fichaje por el Levante en el verano de 2003. “El Levante me cambió la vida”. Apenas unos meses antes, había logrado el ascenso a Primera con el Real Murcia y, superada la frontera de los treinta años, imaginaba su futuro ligado a Murcia. Sin embargo, la llamada del Levante trastocó sus planes radicalmente. Descubrió en el club y en la ciudad un nuevo hogar, un lugar que cambiaría su vida para siempre. Mora también contó una historia similar, destacando cómo su llegada al Levante y su posterior vida en Valencia fueron un punto de inflexión en su carrera y su vida personal.
La impronta de Manuel Preciado en aquel ecosistema
Ambos jugadores rememoraron el Levante de los primeros años del tercer milenio y la figura de Manuel Preciado, el entrenador que dejó una huella imborrable en el equipo. Recordaron anécdotas, como las cenas obligatorias organizadas por Preciado y los entrenamientos con espinilleras, diseñados por el preparador para simular lo más fielmente posible la intensidad de los partidos oficiales. “Manuel Preciado era un paisano como él mismo decía”, manifestó Tito al evocar su imagen. “Era un tipo muy normal y eso es difícil en el fútbol”, apostilló Mora.
Tito revivió una conversación con Preciado durante la pretemporada en Biescas. “Ha prescrito y lo puedo contar”, señaló con una sonrisa en sus labios. En aquel conclave el técnico le aseguró que sería titular si mantenía el nivel mostrado el curso anterior en Murcia. La memoria de los protagonistas fue proyectando la imagen de aquel Levante que regresó a la elite cuarenta después del único precedente hasta la fecha. Rivera, Aganzo, Reggi, Alexis, Jesule, Sérvulo… los componentes de aquel colectivo que se citó con la historia fueron asomándose a la sala de prensa del Ciutat a través de los recuerdos del mediocampista y del portero. “Teníamos un equipazo”, corroboró Tito en diversas fases del acto. Pedro Villarroel, en la figura de máximo accionista de aquel Levante, emergió y tuvo su cuota de protagonismo.
Fue una tarde de emociones y recuerdos. Es evidente que el ascenso de junio de 2004 parece perpetuarse por su significado deportivo y simbólico. El evento permitió ejercer la reflexión sobre un logro que, dos décadas después, sigue pervive en la historia del Levante. Este ascenso no solo marcó una época dorada para el club, sino que también transformó la vida de quienes formaron parte de aquel equipo inolvidable.