
Cuarenta y nueve años de militancia ininterrumpida en el Levante dan para mucho. Hay sedimentos en el alma para afrontar cualquier desafío desterrando el miedo o la incertidumbre. Cuarenta y nueve años de militancia dan para presentar el pasodoble Del Marítim a Vallejo a los pies del Ciutat, rodeado de más de 1.200 músicos, sin caer preso de la magnificencia o del terror. El acto se produjo en la previa del duelo liguero ante el Sporting de Gijón. Bordear la media vida alentando a la escuadra granota es sinónimo de fortaleza, de invulnerabilidad; de resistencia. No hay diques que contengan la ilusión. Ni barreras que detengan las utopías. Del Marítim a Vallejo es un pasodoble de calle con ADN valenciano
Un homenaje intergeneracional a la afición
Vicente Martínez Alpuente confinó la duda cuando por su mente comenzó a brotar la idea de componer un pasodoble que permitiera “homenajear a esos 115 años de aficionados del Levante que iban desde el Marítim hasta Vallejo para ver jugar al equipo”. Quizás el universo del 115 aniversario del Levante sirviera de coartada perfecta para poner música a los sentimientos que concita el Levante entre su masa social. Se trata de una ofrenda intergeneracional que marcha desde el pasado hasta el presente o puede que desde el presente hacia el pasado. Todo depende de la óptica.
Martínez Alpuente destila pasión cuando surge el Levante. Sus ojos adquieren una luminiscencia especial y contagiosa. El arrebato que muestra desde su localidad en la Tribuna del Ciutat las jornadas de partido se traslada a su discurso cuando aparece la estela de la entidad de Orriols. En ocasiones, es reposado en sus manifestaciones. En ocasiones, se vuelve volcánico en sus reflexiones. “Este pasodoble es mi humilde homenaje a este club que llevo en el ADN porque mis hijos y sobrinos son ya cuarta generación de levantinistas. Mi abuelo llevaba a mi padre a Vallejo. Mi padre me trajo aquí (Ciutat de València) recién nacido. Tengo 49 años y llevo 49 años como socio del Levante y lo llevo tan adentro como cualquier familiar de mi casa”.
Un pasodoble festivo para las celebraciones
Director de Orquesta y compositor decidió que la mejor fórmula para expresar sus emociones era dibujar esos sentimientos sobre el pentagrama. “Soy musico profesional. He dirigido muchas orquestas y soy compositor. Pensé que podía ser algo bonito componer un pasodoble-marcha que pudiera utilizarse en cualquier momento de celebración club”. ¿Celebración con el Levante del tiempo presente afrontando la recta final en plena batalla por el ascenso a Primera División? Su deseo es terminante. “Me gustaría que si subimos a Primera este año Del Marítim a Vallejo pueda sonar como algo festivo”.

Del Marítim a Vallejo es un pasodoble de calle con ADN valenciano
¿Y por qué un pasodoble cuando había otros formatos musicales? La respuesta no se pierde al viento. “El pasodoble es ADN valenciano”, resalta marcando tendencias. “Pasodobles, bandas de música, sociedades musicales componen nuestra cultura. La música es uno de los iconos culturales de la sociedad valenciana y el pasodoble va ligado a este movimiento. Podría haber escrito una suite sinfónica para un concierto en banda, pero pensaba en algo que se pudiera utilizar. Del Marítim a Vallejo es un pasodoble de calle con ese ADN valenciano”.
Homenaje sincero a Rafael Martínez Coll
El resultado fue una obra que entronca con la tradición y el clasicismo del pasodoble valenciano. Esa percepción es palpable desde sus primeros compases. “Jugué con lo retro y con el clasicismo porque esto es para nosotros, pero también para las aficiones anteriores”. Y la principal fuente de inspiración no estaba muy alejada. La familia surge de nuevo en su relato. Hay una connotación emocional inequívoca. “Pensé en mi abuelo Rafael Martínez Coll. Era compositor. Tiene muchos pasodobles. Fue un compositor reconocido en el siglo XX. Podía haber hecho un pasodoble con unos tintes más modernos, pero quería homenajear a mi abuelo con armonías de esa época que recordaran esos pasodobles clásicos”.
En el nombre del padre
No fue la única musa. Su padre adquiere protagonismo en el alumbramiento de esta pieza. “He pensado mucho en mi padre mientras componía este pasodoble. Ahora vivo en la casa que era la casa de mis padres y ahora es mi casa propia. El despacho donde compongo y tengo el piano es el despacho de mi padre. Yo cuando era pequeño abría la puerta y lo veía trabajando. Yo estoy aquí por él. Mi padre me hizo levantinista y fue el que insistió en que yo fuera músico. Le debo mucho. He tenido muy presente a mi padre y a mi abuelo desde el primer compás y hasta el último”.
El nacimiento del pasodoble rememora los sones primigenios del Himno del Levante UD. Los guiños se suceden a modo de agasajo. “Hay algún leitmotiv del himno del Levante. El inicio parece el himno del Levante. Está hecho adrede. Hay una pequeña transición además entre los dos temas principales del pasadoble. Si ponemos bien el oído al escucharlo notaremos que hay una transición del himno”.
El título Del Marítim a Vallejo también evoca al pasado. “Es un nombre muy nostálgico. Me costó mucho elegir. Hice una encuesta en twitter con cuatro opciones. Puse la balanza de la afición y de mi familia. Mi familia era toda partidaria Del Maritim a Vallejo y la mayoría de la gente que votaba también. Y a mí es el título que más me gustaba. Me encanta el título”.

Del Marítim a Vallejo suena en la previa del duelo ante Sporting
La jornada del domingo 16 de febrero permanecerá en su memoria como un recuerdo imperecedero. El escenario del Ciutat, los músicos congregados, los sones del pasodoble Del Marítim a Vallejo, la familia y amigos… La huella será imborrable. No hay calificativos. Ni emociones para expresar todo lo sentido. “Para mí fue maravilloso. Fue un sueño cumplido. Jamás pensé en componer este pasodoble. Un día me dio por ahí y arranqué. Tampoco pensé que pudiéramos haberlo hecho de esta forma. Y sobre todo me quedo con el cariño que he recibido de la afición del Levante y del club. Todo el mundo me ha tratado con un cariño que no esperaba. La verdad es que no espera esa reacción tan bonita”
Mas de un millar de músicos… los astros se alinearon, aunque quizás faltó la victoria en el choque ante el Sporting para confeccionar la cuadratura del círculo. “Lo que montamos fuera del estadio fue muy bonito. Primero porque se mezcló la música valenciana. Congregar a 1200 músicos que podían haber sido 3.500 porque seguíamos recibiendo solicitudes de toda la comunidad valenciana. Tuvimos que frenar porque fuera no cabíamos. La Federación de Sociedades Musicales se volcó. Por parte de los músicos todo fueron facilidades. El club hizo porque el evento saliera en condiciones. Escuchar aquello con familia y amigos fue una sensación maravillosa. Quedará en mi retina de por vida. Fue muy emocionante y más de una lágrima me cayó”.
Martínez Alpuente presenta los desafíos más inmediatos de esta nueva obra musical del levantinismo. “He propuesto a la Federación de Sociedades Musicales de la Comunidad Valenciana que podamos grabar tanto el himno del Levante como el pasadoble. Y la idea sería cederlo a la Fundación y que lo sacaran a la venta y tuvieran algún beneficio para la Fundación. Tendríamos un registro de buena calidad del himno y pasodoble”.
El ascenso a Primera que la historia nos debe
Este afamado músico no elude las cuestiones deportivas con el colectivo de Calero en plena combate por el regreso a la elite. “Estoy nervioso por el posible ascenso porque nos deben una. Lo del día del Alavés es como el año del Écija u otras desgracias que hemos tenido. Ver a mis hijos llorando no se lo perdono a nadie ni al árbitro, ni al Alavés, ni al trompetista que metió el penalti”, señala con una sonrisa. “Estoy nervioso porque nos deben una y me da miedo que se nos escape”.
Pronostica un desenlace de la competición furibundo. Y lanza un mensaje a la masa social. “Es el momento para que la afición responda. Estas 10 jornadas todos los que podamos desplazarnos y venir al Estadio debemos hacerlo. Hay que hacer una caldera. Hay que apoyar a nuestros jugadores. Han demostrado que están bien físicamente y mentalmente. Tenemos jugadores muy buenos. Hay jugadores con mucha experiencia. Y nos pueden ayudar a mantener la calma en el campo. Hay que apoyar a muerte y estar con el equipo. Serán diez jornadas de infarto absoluto”. Del Marítim a Vallejo es un pasodoble de calle con ADN valenciano.