José Navarro fue contundente en la alocución dirigida a los socios compromisarios del Levante en 1961. El documento permite conocer con exactitud el estado de la sociedad.
El presidente recuerda su acceso a la presidencia en un contexto crítico tras la dimisión de Antonio Román y se congratula de las pruebas de adhesión que recibe desde la fecha en la que aceptó la dirección del club de Vallejo. A su juicio, se trata de un valor fundamental para seguir en la batalla que significa liderar la nace azulgrana. José Navarro planteó tres líneas básicas de actuación:
– Buscar la adhesión de levantinistas
– Sanear la situación financiera de la entidad
– Crear un equipo joven y comprometido
El primer punto planteado estuvo marcado por el éxito. Su equipo directivo es la constatación del compromiso adquirido.
Por lo que respecta al segundo punto advierte que las cargas financieras del Levante son aterradoras. Las deudas a jugadores, Federación, Ayuntamiento así como los intereses bancarios consumen el presupuesto. Este déficit se convertía en una amenaza para la entidad. Su respuesta fue la puesta en acción de una política férrea de contención del gasto.
Navarro trató de resolver el asunto de la construcción del campo con la constitución de una inmobiliaria con capacidad para enajenar los terrenos que conforman la instalación. La primera actuación fue solicitar a alcalde, Rincón de Arellano, que se aprobase la expropiación de los accesos al campo de Vallejo. Esa venta permitiría enjugar una deuda que iba carcomiendo a la institución.
Desde un prisma deportivo su principal línea de ejecución fue armonizar un bloque de jugadores jóvenes no exentos de proyección. En ese sentido, se aleja de los estereotipos de futbolistas con prestigio que cercaran la decadencia. Navarro se decantó por el fichaje de Lelé como entrenador. Esta política había permitido al club ahorrar costes y abaratar la partida dedicada a la composición de la plantilla.