El Levante regresó a Primera en Xerez en junio de 2004.
El Levante preparó el asalto a la Primera División con Pedro Villarroel, principal accionista del club, en la presidencia y con Mijatovic y Amato como estandartes del ejercicio 2002-2003. Sin embargo, el ascenso, que rompía con más de cuarenta años de carestía, situó en lo más alto de la representación institucional a Antonio Blasco mientras que en el campo quedó personificado en la figura enorme de Alberto Rivera con un penalti materializado en Xerez que dimensionó a la escuadra granota. Fue en junio de 2004. Manolo Preciado fue el conductor de un grupo que perdura en la memoria del levantinismo. Fue una etapa de claros y nubes con el equipo de vuelta a Segunda en el curso 2004-2005.
El Levante Femenino asaltó los muros de la Vieja Europa.
En la claridad del tercer milenio el Levante Femenino mantuvo su hegemonía en el panorama nacional. Los títulos engrandecieron su currículum. En el ejercicio 2001-2002 obtuvo la Copa y la Liga. El Levante entró en la historia al adquirir en propiedad la Copa de La Reina tras vencer de manera consecutiva en tres ocasiones. Asimismo, asaltó los muros del Viejo Continente, si bien no logró traspasar la frontera de la primera fase de la Copa de Europa. La marcha de Antonio Descalzo supuso el desembarco de Josep Alcácer. Con el técnico valenciano, el Levante mantuvo su jerarquía con la conquista de la Copa de La Reina de las ediciones de 2003-2004 y 2004-2005. Los postreros entorchados llegaron con Félix Carvallo en el banquillo. El central cambió las botas por la toga de entrenador. Sumó la Copa de La Reina de la campaña 2006-2007 y la Superliga del curso 2007-2008.
El Levante festejó su centenario con el cuarto ascenso a Primera.
El Levante pisó con relativa normalidad el umbral inaccesible de la Primera División. En la temporada 2005-2006 volvió a la élite y se mantuvo dos campañas entre los grandes de la competición. No obstante, los problemas económicos eclipsaron los desafíos logrados sobre el pasto. La crisis económica provocó la marcha de Pedro Villarroel y una recesión desde un prisma institucional con diversos intentos de compra del club fallidos. Desde un prisma administrativo, el club se sumergió en un proceso concursal que supuso la entrada de Francisco Catalán como director general como paso anterior a su desembarco en la presidencia. La Fundación Cent Anys se convirtió en la garante de la supervivencia del club. Esta coyuntura coincidió con el centenario de la institución gestada por José Ballester. El colofón a los fastos por los cien años de existencia concluyó con el regreso a Primera División tras una inolvidable victoria ante el Castellón (3-1 en Orriols) en una tarde imborrable.
Luis García estuvo tres temporadas al frente del Levante.
Luis García fue el técnico que devolvió al club a la orilla de la Primera División. La salida del proceso concursal durante el ejercicio 2010-2011 fue en consonancia con la consecución de la permanencia en la principal división, una heroicidad para el presupuesto más exiguo de los veinte equipos que componían la nómina de la competición liguera. Ese curso marcó la despedida de Luis García después de tres temporadas caracterizadas por el éxito.