Despuntó en el Levante como interior, aunque el fútbol le fue guiando hasta su conversión definitiva en lateral izquierdo. Jugador de músculo y aguerrido, era una garantía de trabajo y de constancia. Llegó en la temporada 1984-1985 y estuvo tres cursos. Tras una marcha fallida al Sabadell recaló en el Valencia.