Escondía un obús entre sus botas. Su precisión era irrebatible. Era una de sus señas de identidad. Llegó en el verano de 2008 y permaneció hasta el fin del curso 2011-212. Disfrutó del ascenso del centenario. Un gol suyo a la Real Sociedad (3-2) permitió al Levante mantener un liderato histórico en la élite.