El documento está fechado en agosto de 1952. Resulta posible recuperarlo entre los legajos del Archivo Histórico de nuestra ciudad, aunque remite al Juzgado Municipal Número 6 de Valencia. Forma parte de un expediente sobre el Estadio de Vallejo. Y es sumamente ilustrativo de los negros nubarrones que se cernían sobre la entidad del Levante en el prólogo de la temporada 1952-1953. El escrito revela la orden de desahucio anunciada por la Familia Martínez Morand contra el “presidente o legal representante” de la sociedad levantinista ante la reiterada falta de pagos por el arriendo del coliseo sito en la Calle de Alboraya.

El problema, de una gravedad extrema por sus fatales consecuencias, está abordado. Antonio Román, en una de sus primeras diligencias al frente de la presidencia del Levante, debía oponer resistencia a una iniciativa que situaba a la institución al filo del precipicio. El estadio de Vallejo remonta a los tiempos del Gimnástico F.C. La instalación fue inaugurada en noviembre de 1925. La entidad gimnastiquista cerró un acuerdo con la Familia Martínez Morand para el arrendamiento de unos terrenos de su propiedad que reconvirtió en el campo de deportes denominado Vallejo.

No obstante, los hechos se precipitaron a lo largo de 1952 con la orden de desalojo planteada. La situación era angustiosa para el Levante. El Levante tenía encima de la mesa una orden judicial. Y Antonio Román tuvo que hacer todo un ejercicio teórico y táctico para determinar una estrategia clara con el fin de revocar esa marcha que podía significar la desaparición del club. La maniobra trazada por el mandatario fue en dos direcciones que parecían entrelazarse. Era perentorio paralizar la orden de desahucio como medida inicial. Fue el gozne sobre el que giró el gran proyecto que significó la compra definitiva de Vallejo por parte de la institución azulgrana por un montante cercano a los seis millones de pesetas.