Fue un futbolista que conectó con la grada del Ciutat por el tesón y por el coraje que imprimía en cada lance del juego. Fue un ejemplo de profesionalidad. Su estancia en el Levante remonta al arranque de los años noventa (1992-1993 y 1993-1994). Era un central contundente y físico. Por aclamación popular tiró una pena máxima en un partido ante el Cieza (4-1).