Gustavo Munúa aterrizó en el Levante para propulsar su carrera como guardameta. El arquero uruguayo elevó sus prestaciones personales al frente del marco azulgrana. Era un cancerbero sobrio y seguro. Rozaba la excelencia en el manejo del balón. Su incidencia en el juego era notable. De hecho, acumuló asistencias de gol durante su estancia en el club de Orriols.