Nadie le descabalgó de la retaguardia en las dos temporadas que protegió el escudo del Levante. En Vallejo vivió los momentos más excitantes como profesional del balón. Sus sobresalientes prestaciones sobre el verde concitaron la atención de los clubes de la elite. Concluyó el aciago curso 1967-1968 con la camiseta levantinista, pero ya se había comprometido con el Valencia para proseguir su carrera deportiva.