La noche del 26 de octubre de 2011 no la olvidarán jamás los granotes que asistieron al partido que enfrentó en el Ciutat de València al Levante U.D. contra la Real Sociedad. En la jornada anterior los azulgranas, tras golear al Villarreal 0 a 3, se habían puesto líderes en solitario de la Primera División por primera vez en sus 102 años de historia.
Era la décima jornada de la temporada 2011/12, la mejor campaña granota de todos los tiempos. Aunque realmente era la novena, puesto que la primera se aplazó por una huelga en la que los futbolistas reclamaron la creación de un fondo de inversión que les garantizara cobrar íntegramente sus sueldos. El Levante había arrancado de manera estratosférica, convirtiéndose en la gran revelación de aquella Liga. Tras empatar los dos primeros partidos encadenó seis victorias consecutivas contra Real Madrid, Rayo Vallecano, Espanyol, Betis, Málaga y Villarreal que le colocaron en la cúspide de la clasificación. Y la primera defensa de aquella posición de privilegio fue aquel partido que le enfrentó a una Real Sociedad que llegaba a Valencia muy necesitada de puntos. Los vascos (dirigidos por el galo Montanier y liderados en el ataque por un jovencísimo Griezmann) llevaban una racha de tres derrotas y un empate y estaban muy cerca del descenso. Pero nada más empezar las cosas se les pusieron de cara. En el minuto 3, tras un error en una salida del meta Munúa, Estrada adelantó a los blanquiazules (que ese día vestían de amarillo). Y la verdad es que en ese primer tiempo podrían haber sentenciado el encuentro si primero De la Bella (de fuerte disparo) y luego Íñigo Martínez (tras rematar de cabeza un córner) no se hubieran topado con el larguero de la portería azulgrana.
Pero ese topicazo futbolero de que si perdonas lo acabas pagando se hizo realidad. A los diez minutos de la reanudación la fortuna siguió sonriendo a los granotes. Un tiro de Nano (sin aparente peligro) rebotó en la pierna del central letón Demidov, el balón adquirió una extraña parábola y acabó en la red ante la impotencia del portero Bravo. Cinco minutos después se consumó la remontada pero esta vez con un auténtico golazo. El genial Barkero, desde la banda izquierda, sirvió un centro magistral que Valdo cabeceó de manera impecable para lograr el segundo. Y todo hacía pensar que así acabaría el partido cuando en el minuto 85 se torcieron las cosas. Un balón botado por el mexicano Carlos Vela desde la derecha (tras una falta sancionada entre el área granota y el córner) lo controló con el pecho Íñigo Martínez y de tiro raso marcó lo que pareció el empate a dos definitivo.
Y entonces surgió la figura de un genio llamado Rubén Suárez. El asturiano cumplía su cuarta temporada en el club de Orriols y aquella noche alcanzó su éxtasis como granota. Ese día fue bendecido por una configuración de astros levantinos. Rubén saltó al césped (sustituyendo a Barkero) en el 83 del partido. Dos minutos después los euskaldunes igualaron la contienda. Parecía claro que ya no iba a llegar esa séptima victoria consecutiva. El partido agonizaba y se entró en el descuento. Y en la última que tuvo el Levante el centrocampista Zurutuza cortó el ataque con una falta a cinco o seis metros de la frontal del área donostiarra. No había tiempo para más. Tras aquello el árbitro pitaría el final. Y entonces Suárez cogió con decisión el balón para lanzar aquel libre directo. Y su potentísimo cañonazo acabó como una exhalación en la red del conjunto vasco ante la mirada incrédula del portero chileno Bravo. La grada se volvió loca. Al igual que Rubén, que fue amonestado por excederse con el tiempo de la celebración… ¡Bendita amarilla, debió pensar!
Secuencia de la celebración del mítico gol en el descuento de Rubén Suárez contra la Real Sociedad que certificó la victoria contra el equipo donostiarra por 3 a 2. Aquel triunfo le permitió al Levante seguir liderando una jornada más en solitario la Primera División del fútbol español. De izquierda a derecha la euforia del gijonés nada más anotar tras un lanzamiento de falta magistral, celebrándolo con Iborra (que le aúpa en brazos), Ballesteros y Nano y la alegría de sus compañeros de banquillo (con Juanfran, Del Horno, Keylor Navas y Farinós)
Cuando Rubén Suárez fichó por el Levante U.D. en la campaña 2008/09 su trayectoria profesional previa solo abarcaba dos equipos, el Sporting de Gijón y el Elche. El primero era el club de su ciudad, de su corazón y, especialmente, de su progenitor, Secundino Suárez. Porque su padre fue el gran defensa Cundi, leyenda del equipo astur, donde jugó 16 temporadas, todas en Primera División. Además fue nueve veces internacional y participó en la Eurocopa de 1980, a las órdenes del seleccionador Ladislao Kubala. Pese a tener el listón tan alto Rubén se formó en la Escuela de Fútbol de Mareo del Sporting y pronto se incorporó al filial para formar parte enseguida del primer equipo, donde debutaría con diecinueve años. En la 2004/05 fichó por el Elche y en el club alicantino estaría cuatro campañas, todas en Segunda División, igual que las que disputó con el equipo asturiano. Y en cuanto a su bagaje goleador en su mejor temporada con el Sporting logró seis tantos y con los ilicitanos sus registros más destacados fueron en sus dos primeros años, con cinco goles por curso.
De izquierda a derecha… Rubén Suárez con su padre Cundi en los prolegómenos de un partido del Sporting de Gijón en Primera División… Con la Copa del Mundo Sub-20 de 1999 que conquistó en Nigeria (formando parte de una selección en la que también estaban Casillas, Xavi Hernández y el ex granota Barkero)… Y en el Estadio Martínez Valero en un encuentro con el Elche, donde jugó cuatro temporadas
En el verano de 2008 Rubén Suárez formalizó su contrato con el club de Orriols. Llegaba al Levante con veintinueve años, una edad que muchos consideran ya fuera de la época dorada de cualquier futbolista. Sin embargo el asturiano estaba convencido de que aún no se había visto su mejor versión como jugador profesional. Y a fe que lo consiguió. De hecho, en sus dos campañas iniciales como granota, ambas en Segunda División, lograría sus mejores registros goleadores de siempre, con once y trece goles en cada una de ellas. En sus tres primeras temporadas de azulgrana contó, además, con el respaldo del entrenador Luis García Plaza, que se puso al frente de la nave granota el mismo año que llegó Rubén. Y el debut del gijonés no pudo ser mejor. En la primera jornada de aquel curso 2008/09 el Levante venció al Zaragoza en el Ciutat de València por 2 a 1. Suárez salió en el minuto 68 sustituyendo a Parri y seis después marcaría el que sería el segundo tanto granota aquel día.
Rubén Suárez en su primera temporada como granota. Arriba celebrando uno de los once goles que marcó aquella campaña y abajo en dos enfrentamientos con los dos equipos alicantinos que militaron aquel año en la división de plata: A la izquierda tras marcar en el partido contra el Hércules y a la derecha en un lance del encuentro disputado en el Ciutat de València contra el Alicante que concluyó con el triunfo local por 2 a 0
La mejor temporada de Rubén Suárez como levantinista (y como futbolista) coincidió con la que muchos han llamado la gesta del siglo. Tras finalizar la campaña anterior en la octava posición, el curso 2009/10, en el que el club de Orriols iba a celebrar sus primeros cien años de vida, no arrancó con grandes expectativas deportivas. La idea prioritaria era lograr la permanencia lo antes posible e intentar mejorar la posición del año anterior. Además, la entidad pasaba por una más que delicada situación económica y no se podía armar una plantilla candidata al ascenso trayendo jugadores de postín. Pero la comunión que el técnico Luis García Plaza (en su segunda temporada) había conseguido con sus pupilos y el grandísimo ambiente que se respiraba en el vestuario, empezó a generar en el equipo la idea de que se podía hacer algo grande.
El Levante arrancó la campaña 2009/10 con dos amistosos que ilusionaron mucho a la afición. En el “Trofeo del Centenario” disputado el 5 de agosto los granotes (con un Rubén como figura estelar que a punto estuvo de marcar nada más iniciarse la segunda parte) trataron de tú a tú a la poderosa Roma del italiano Totti. Tras el empate a cero final solo los penaltis permitieron a los trasalpinos hacerse con el título por 5 a 4. En el partido de presentación celebrado una semana después el Levante venció 1 a 0 al Málaga, equipo de Primera División.
Y aunque durante la primera vuelta de aquel torneo en la categoría de plata el Levante cumplió con lo previsto, al llegar al ecuador del mismo los granotes solo eran novenos a cuatro puntos del Cartagena, que ocupaba la última plaza que otorgaba el ascenso. Las dos primeras parecían ya adjudicadas, con un Hércules y una Real Sociedad a trece y doce puntos de los azulgranas. Sin embargo, justo a partir del último encuentro de la primera vuelta, cuando el Levante venció 1 a 0 al Betis con un gol de Rubén Suárez, los de Orriols acumularon una racha de ocho partidos invictos (con cuatro triunfos consecutivos, tres empates seguidos y una goleada aplastante por 6 a 1 al Nàstic de Tarragona). En ese momento el Levante era quinto a tres puntos del Cartagena, que seguía tercero, pero los jugadores cambiaron el chip y se dieron cuenta de que era posible esa gesta del siglo aquella campaña tan emotiva para los granotes. Y ese equipo (con tres puntales como Ballesteros, Juanfran e Iborra) tuvo en Rubén Suárez, Javi Guerra y Juanlu los estiletes perfectos para tratar de alcanzar aquel sueño.
Dos imágenes del gijonés de la mítica temporada 2009/10 donde, además de celebrarse el centenario del club decano del fútbol valenciano, el Levante U.D. consiguió un inaudito ascenso a Primera División que cambió la historia del club. A la izquierda con su camiseta azulgrana y a la derecha con una edición especial de la misma con su nombre en alfabeto braille
De la jornada trigésimo primera a la trigésimo tercera el Levante volvió a enlazar tres victorias consecutivas contra el Numancia en Los Pajaritos, el Salamanca en casa y el Girona en tierras catalanas. Y la aportación de Rubén fue decisiva. En el triunfo contra los castellanos el asturiano marcó el único tanto del encuentro y en la goleada por 0 a 4 lograda en Girona fue el autor de los dos primeros goles. Tras aquella victoria, además, el Levante se colocó segundo, ocupando por primera vez plaza de ascenso a Primera División. Quedaban nueve encuentros y los de Orriols ya se habían metido en la cabeza que aquel épico ascenso tenía que hacerse realidad. En la jornada trigésimo octava llegó el partido más decisivo de aquella campaña. El equipo jugó en Cartagena contra un rival directo y el resultado fue fantástico: El Levante goleó 3 a 5 al equipo murciano y Suárez anotó uno de los tantos de aquel partido crucial.
Y así se alcanzó el 13 de junio de 2010. Ese día los granotes disputaban la penúltima jornada del campeonato en el Ciutat de València y si vencían al Castellón serían equipo de Primera División… Reina, Cendrós, Robusté, Ballesteros, Cerra, Pallardó, Iborra, Xisco, Juanlu, Rubén Suárez y Javi Guerra conformaron el once de aquella tarde de domingo inolvidable. Y todo salió a pedir de boca. Los azulgranas se impusieron a los blanquinegros por 3 a 1 en un Ciutat de València abarrotado que alcanzó el paroxismo. El triunfo fue incontestable. El inicio arrollador de los locales hizo que a los siete minutos ya se venciera por 2 a 0 y la grada se quitara, de golpe, cualquier incertidumbre en aquella jornada de infarto. Y curiosamente, Rubén Suárez, el pichichi granota de aquella temporada de ensueño con trece tantos, no marcó aquella jornada histórica. Sus compañeros Juanlu, Xisco y Javi Guerra fueron los goleadores el día que, contra toda pronóstico, el Levante culminó la gesta del siglo para ascender a Primera División en el año de su centenario.
Tres partidos en el Ciutat de València de la campaña 2009/10, la mejor de Rubén Suárez como granota. De izquierda a derecha en el 2 a 1 contra el Elche, en el empate a dos con el Murcia y en la victoria por 3 a 2 frente al Girona, tras una remontada que inició el asturiano, al marcar para igualar a dos
En la campaña 2010/11 Rubén debutó en Primera División a la edad de treinta y un años… Como dice el refrán nunca es tarde si la dicha es buena y al asturiano no le tembló el pulso para desenvolverse con soltura en la máxima categoría del fútbol español. Iniciaba su tercera temporada bajo las órdenes de Luis García Plaza que, como él, también iba de estreno. El equipo, evidentemente, se había reforzado en todas las líneas, con el guardameta uruguayo Munúa, el defensa Javi Venta, el centrocampista Valdo y los delanteros Stuani (también charrúa) y Felipao Caicedo, el gran goleador ecuatoriano. El primer encuentro de aquel Levante de Primera generó en Suárez un sentimiento agridulce. En la jornada 1 los granotes recibieron al potente Sevilla en el Ciutat de València. Los de Orriols se adelantaron por medio de un penalti transformado por Rubén pero los andaluces terminaron remontado para imponerse con claridad. El de Gijón no volvería a marcar hasta la jornada 13 en la visita de los azulgranas a Alicante. Y su gol tampoco sirvió de nada porque también se acabó perdiendo contra el Hércules, esta vez por 3 a 1.
Pero los otros tres goles que logró aquel curso sí que fueron decisivos para tres victorias importantísimas que se consiguieron esos días en los que Rubén perforó la portería rival. Sobre todo el primero, el que logró en Riazor el 20 de marzo de 2011 y que supuso el triunfo por 0 a 1 contra el Deportivo de La Coruña. En el minuto 90 y gracias a un excelente libre directo ejecutado por el asturiano, con un balón que no pudo atajar el meta Aranzubia al botar justo delante de él, los granotes se llevaron tres puntos vitales. Dos semanas después, su tanto contra el Málaga (junto a un doblete de Stuani), contribuyó a la importante victoria frente a los andaluces en el Ciutat por 3 a 1. Y el 17 de abril, también en Orriols, con su gol en el minuto 4 encauzó un triunfo importantísimo por 2 a 1 contra el Hércules de Alicante, contrarrestando la derrota de la primera vuelta.
Gracias al gol de Rubén Suárez en el último suspiro del encuentro el Levante se llevó un triunfo clave por 0 a 1 en Riazor. A la izquierda en un lance del partido contra el Deportivo y a la derecha festejando el tanto logrado tras su cañonazo de libre directo desde la frontal del área rival
En la jornada 30 Rubén Suárez anotó el segundo de los tres goles en la victoria contra el Málaga por 3 a 1. En la imagen hablando con Luis García Plaza. Al fondo se observa la misma circunstancia en el equipo rival: El defensa Jesús Gámez recibe las instrucciones de su técnico Luis Pellegrini
Alegría absoluta del asturiano tras abrir el marcador en el Ciutat nada más iniciarse el match contra el Hércules que concluyó con el triunfo local por 2 a 1. El gran abrazo con el que se fundió con Luis García Plaza habla de la magnífica sintonía que siempre tuvo con el técnico madrileño
Y así llegó Rubén Suárez a la campaña 2011/12, su segunda consecutiva en la elite del fútbol español y la mejor temporada granota de todos los tiempos. Acabaría siendo su cuarto y último curso defendiendo la elástica azulgrana pero esta vez bajo las órdenes del nuevo míster Juan Ignacio Martínez. Y sus registros aun fueron mejores, con ocho goles, incluidos dos dobletes contra el Espanyol y el Rayo Vallecano. La plantilla no se resintió del traspaso al Lokomotiv de Moscú del delantero Caicedo, que con 13 dianas había igualado el mejor registro de un goleador granota en Primera División. Su sucesor, el costamarfileño Arouna Koné, estableció con 15 tantos el récord que desde entonces sigue vigente. Y el equipo, con el sexto puesto final, logró su mejor clasificación de siempre que le permitió jugar la temporada siguiente en la Europa League.
En la espectacular racha inicial del campeonato liguero con la que el Levante se mantuvo invicto las primeras nueves jornadas Rubén logró un doblete en el triunfo frente al Espanyol por 3 a 1. En las imágenes celebrando uno de sus goles con su compañero Juanlu
Y fue casualmente en el partido de la segunda vuelta contra el Espanyol el 25 de febrero de 2012 cuando Rubén Suárez marcó su último tanto. Y ojo al dato poque la triple coincidencia fue mayúscula: Por tercera vez defendiendo el escudo del club de Orriols marcó con una falta desde el borde del área, en el último instante de partido y dando así la victoria al Levante U.D. En la imagen celebrando su postrer gol como granota con Óscar Serrano, Koné y Pedro López. No es de extrañar que parte de la afición le apodara con el simpático mote de “Ruberinho”, por su habilidad para marcar desde fuera del área a la manera de los mejores astros brasileños de todos los tiempos
Rubén Suárez con las cuatro camisetas azulgranas que lució en las cuatro campañas en las que jugó en el Levante. Desde 2008 a 2012, las dos primeras en la categoría de plata y las dos siguientes en Primera División. Logró un total de 37 goles, con un promedio de más de 9 por temporada