Lo tuve claro desde el mismo momento en el que Harte colocó la pelota. Tenía la intuición de que el balón me iba a llegar y de que iba a marcar. No sé por qué ni cómo pero lo sabía… Son las palabras de un crack, de un delantero que se ganó a la afición desde su llegada al club de Orriols. Es el relato del propio Riga hablando del instante previo al gol que logró en el Camp d’Esports de Lleida el 17 de junio de 2006, posibilitando el triunfo del Levante UD por 0 a 1 y el regreso a la elite. Aquel partido quedará indeleble en el imaginario azulgrana. No solo por el éxito logrado sino porque, probablemente, constituyó el mayor desplazamiento granota de la historia. Más de cinco mil levantinistas vibraron in situ con la vuelta del club decano de Valencia a una Primera División que nunca se debió abandonar la campaña anterior.

Riga nada más marcar en Lleida, con la mirada perdida dedicando su gol a alguien mientras sus compañeros Alexis y Nagore le felicitan efusivamente

Rahamat Riga Mustapha nació en Acra (Ghana) pero a los seis años dejó su país natal para emigrar con su familia a la ciudad holandesa de Amsterdam. Allí se estableció y allí adquirió también la nacionalidad del país europeo. Y muy pronto comenzó a destacar en la práctica del fútbol. De hecho, con 19 años formó parte de la selección de Países Bajos que llegó a los cuartos de final del Campeonato del Mundo Sub-20 disputado en Argentina en 2001. Apodado la bala (por su velocidad y la rapidez de su último pase en su posición de delantero) inició su trayectoria profesional en varios equipos holandeses. Tras recalar en el Vitesse, el Roosendaal y el Sparta de Rotterdam en el verano de 2005 decidió cambiar de aires y fichar por un equipo español que le quería para un objetivo muy claro: Retornar a Primera División con el Levante UD de Valencia. Y él asumió el reto con una seguridad pasmosa. El día de su presentación garantizó el ascenso y a fe que cumplió con lo prometido.

El ghanés (nacionalizado holandés) Riga fichó por el Levante UD en la temporada 2005/06 con un objetivo muy claro: Ascender a Primera División. A la izquierda en el palco vip del Ciutat de València y a la derecha celebrando uno de sus goles de aquella campaña junto a sus compañeros Manchev y Ettien

La campaña 2004/05 había sido de infausto recuerdo para el levantinismo. Tras el legendario ascenso de Jerez en 2004 (después de una travesía de casi cuarenta años fuera de la elite) los granotes iniciaron aquella temporada de manera magnífica, convirtiéndose en el equipo revelación. En la jornada décima los de Orriols eran terceros y estaban en puestos de Champions League con los mismos puntos que el Real Madrid, que era segundo detrás del Barça. Pero inexplicablemente las cosas se fueron torciendo y, contra todo pronóstico, aquel Levante entrenado por el alemán Bernhard Schuster se desplomó hasta caer a la decimoséptima posición en la jornada treinta y cuatro, con el descenso a cuatro puntos. El germano fue cesado (tras perder sus tres últimos partidos) y el nuevo técnico José Luis Oltra no solo no conservó aquella distancia sino que tras sufrir dos goleadas fuera (contra el Albacete y el Villarreal) y dos empates en el Ciutat (frente al Barça y el Valencia) no pudo evitar el descenso a Segunda División. La decepción en el club presidido por Pedro Villarroel fue mayúscula.

El técnico Bernd Schuster dirigió al Levante UD en el curso 2004/05. Tras un inicio espectacular el equipo se derrumbó en la segunda vuelta y descendió a Segunda División. A la izquierda el alemán en la sala de prensa del Ciutat de València y a la derecha en la Ciudad Deportiva de Buñol

Automáticamente hubo un reseteo fulminante. Aquel lamentable accidente se debía subsanar cuanto antes. Y solo se contemplaba un horizonte: En junio de 2006 había que estar de nuevo en Primera División. La estructura del equipo se mantuvo casi intacta: Harte, Ettien, Cavallero, Descarga, Alexis, Manchev, Reggi, Congo, Jesule, Culebras… Todos continuaban porque había confianza en que con esos mismos mimbres y algunos nuevos (llegaron Courtois, N’Diaye o Carmelo) bastaba. José Luis Oltra (con Fernando Giner de segundo entrenador) seguía al frente de la nave granota. Y el gran refuerzo de aquel curso fue el delantero Mustapha Riga (o Riga Mustapha, que de las dos maneras le llamaba la gente), en quien todos depositaron las mayores esperanzas como máximo realizador.

El inicio del torneo fue espectacular. Los tres primeros partidos se ganaron y el ghanés no tardó en demostrar su valía. En la jornada segunda logró su primer gol en el triunfo por 1 a 2 frente al Racing de Ferrol y en la siguiente marcó el de la victoria por 1 a 0 contra el Elche. El Levante estaba empatado a puntos con un inesperado líder, el Ciudad de Murcia, a quien seguía en la clasificación. Pero, sorprendentemente, a partir de ahí, se inició una racha nefasta. En los siguientes siete encuentros solo se venció al Real Madrid Castilla, se hicieron tablas con el Murcia, el Albacete y el Málaga B y se perdió contra el Nàstic de Tarragona, el Recreativo de Huelva y, de manera lamentable, contra el Almería, que le endosó a los granotes una dolorosa manita. El objetivo de la campaña peligraba y se optó por la opción más socorrida: Oltra fue relevado por el técnico vasco José Manuel Esnal Mané, que trajo como segundo a Ángel Garitano. El de Balmaseda comenzaba así su segunda etapa en Orriols, tras haber entrenado al Levante UD (también en Segunda) en la temporada 1996/97, dejándolo en una aceptable novena posición final.

Tras la goleada sufrida en Almería por 5 a 1 (en la foto de arriba Carmelo con el local Bermudo) en la décima jornada el Levante tocó fondo. El equipo era undécimo y José Luis Oltra fue cesado como entrenador. Su sustituto fue Mané (abajo a la izquierda), un viejo conocido, que trajo consigo a Ángel Garitano (a la derecha)

Y la mejoría fue inmediata. De la undécima a la vigésimo séptima jornada el Levante ganó en ocho ocasiones, empató en siete y solo cayó (consecutivamente) contra Xerez y Hércules. Y Riga, nada más llegar Mané, encadenó su mejor racha goleadora de la temporada. Marcó cinco goles en los primeros cuatro partidos que jugó bajo sus órdenes: En el triunfo por 3 a 2 frente al Castellón, logró el tanto de la victoria por 0 a 1 contra el Numancia, anotó también en la derrota en casa por 2 a 3 contra el Xerez y logró su primer doblete como granota en la fantástica goleada al Ciudad de Murcia por 6 a 0.

Riga consiguió su primer doblete como levantinista en la victoria por 6 a 0 frente al Ciudad de Murcia. Arriba en un lance del partido

Tras esa buena dinámica el Levante era cuarto, con 46 puntos, los mismos que tenía el Lorca, que era tercero y el Nàstic, quinto. Y los dos primeros puestos los ocupaban el Xerez y el Recreativo de Huelva, con 48. Cinco equipos para tres plazas de ascenso. La igualdad era máxima y quedaban todavía quince jornadas a cara de perro. Estaba claro que se iba a sufrir hasta el final para lograr el objetivo. Aunque el Xerez entró en crisis y fue desbancado como candidato por un extraordinario Ciudad de Murcia.

El Recreativo y el Nàstic fueron los primeros en lograr el ascenso matemático a falta de dos partidos para concluir la competición. La plaza restante se iba a pelear entre los otros tres. El Levante era el único que dependía de sí mismo pero no podía fallar en esos dos últimos encuentros. A la última jornada llegó dos puntos por encima del Ciudad de Murcia y tres por delante del Lorca. El empate le bastaba a los granotes. Pero para evitar sorpresas lo mejor era salir a ganar en ese match decisivo que se iba a disputar en la ciudad del Segre contra un Lleida que no se jugaba nada. Y afortunadamente así fue. Arropados por el apoyo de más de cinco mil levantinistas desplazados a la capital catalana el triunfo se consiguió sin demasiado sufrimiento. Justo antes de llegar al descanso un gran centro del irlandés Harte (tras una falta señalada desde la parte derecha del ataque granota) fue rematado por Riga para lograr el tanto de la victoria y pasar a la historia del Levante UD como el autor del gol del ascenso de Lleida de 2006 a Primera División.

El desplazamiento a Lleida fue el mayor de la historia. El “Tren Granota” fletado para la ocasión llevó a la mayoría de los levantinistas. A la izquierda un hincha patanegra y a la derecha Riga disputando un balón con el defensa local Dani Marín

A la izquierda Harte y Riga, los protagonistas del gol decisivo de aquel día en Lleida. A la derecha el ghanés nada más marcar, con el capitán Descarga subido a su espalda y los granotes Congo, Reggi y Jesule festejándolo al fondo de la imagen

Ya en Valencia las celebraciones de aquel ascenso de Lleida comenzaron, como es habitual, en la Fuente de las Cuatro Estaciones del Paseo de La Alameda. En la imagen un divertido Riga tocando con fruición un bombo que se agenció, mientras la felicísima afición granota le jalea a sus espaldas

Con los de Orriols de nuevo en la elite el club decidió no darle continuidad a Mané y se contrató como nuevo entrenador al sevillano Juan Ramón López Caro, que venía de entrenar a los del Santiago Bernabéu (con quienes había sido subcampeón) la campaña anterior. Y aunque se abrió la Liga con dos abultadas goleadas en contra (frente al Sevilla y el Real Madrid, encajando cuatro tantos en cada una), los dos siguientes triunfos (también consecutivos) sobre el Recreativo de Huelva y el Deportivo de La Coruña parecieron encauzar la situación. Pero nada más lejos de la realidad. En los siguientes catorce partidos solo se volvieron a ganar dos más, empatando seis y perdiendo otros tantos. La contundente derrota por 3 a 0 en el derbi contra el Valencia provocó su destitución. Era la decimoctava jornada del campeonato y el equipo estaba cuarto por la cola, a solo un punto del descenso. El técnico Abel Resino fue el escogido para revertir la situación.

El entrenador andaluz Juan Ramón López Caro no tuvo suerte durante su paso por el Levante UD en la campaña 2006/07 y fue destituido antes de concluir la primera vuelta. Bajo sus órdenes Riga solo marcó dos de los nueve goles que logró aquel curso. Aunque no sirvieron de mucho puesto que fueron en las derrotas foráneas contra el Betis y el Nàstic de Tarragona. A la derecha disputando un balón con el ex levantinista Rivera el día que marcó en el Benito Villamarín

Aunque el relevo en el banquillo no pareció cambiar el panorama. Al revés, se puso peor. Los dos primeros partidos bajo la dirección del ex guardameta toledano se disputaron en el Ciutat de València y se saldaron con un empate sin goles frente al Athletic Club y con una dolorosa derrota contra el Sevilla por 2 a 4. Tras caer con los andaluces el equipo entró en puestos de descenso y la salvación quedó a dos puntos. Y lo peor: La siguiente jornada había que viajar a la capital de España para enfrentarse al todopoderoso Real Madrid. Sin embargo y, contra todo pronóstico, aquel partido en el estadio de Chamartín fue el mejor de los revulsivos. Tras una espectacular victoria por 0 a 1 (con gol de Salva Ballesta, tras un penalti cometido por el madridista Diarra al gran centrocampista italiano Tommasi) los de Orriols enlazaron una racha positiva (con una victoria y dos empates más) que les permitió salir de la zona de descenso.

El 4 de febrero de 2007 el Levante UD consiguió en el Santiago Bernabéu un triunfo histórico por 0 a 1 contra el Real Madrid. A la izquierda Riga disputando un balón con el defensa Iván Helguera. Esa buena racha continuó con otra victoria en la siguiente jornada tras vencer en el Ciutat de València por 2 a 1 al Recreativo de Huelva. En la imagen de la derecha Salva Ballesta celebrando uno de los tantos de aquel día (fue el autor de los dos) mientras Diego Camacho y Riga se acercan para felicitarle

Pero hasta el final de aquella temporada continuó el sufrimiento granota y el equipo estuvo siempre sobre el alambre en la zona más crítica de la clasificación. En la jornada 30, tras caer frente al Atlético de Madrid por 1 a 0, el Levante volvió a la antepenúltima posición y, aunque empató a uno en el match posterior frente al Getafe (con gol del ghanés), todavía estuvo una más en la zona de descenso a Segunda División. De la que salió (y ya no volvió a entrar) en la siguiente pese a perder por la mínima frente al Barça en la ciudad condal. En los siguientes cuatro encuentros los granotes sellaron su permanencia tras ganar tres (frente al Nàstic, el Celta y el Racing y perder solo con el Osasuna). Y en esas victorias la actuación de Riga fue decisiva. Marcó en los tres partidos haciendo, además, un doblete en el triunfo logrado en Santander.

Riga festejando dos goles en el Ciutat en el tramo final de la segunda vuelta de la campaña 2006/07. A la izquierda celebrándolo con la afición (tras quitarse la camiseta) después de marcar en el empate a uno contra el Getafe (con sus compañeros Álvaro y Kapo acercándose para felicitarte). A la derecha tras lograr uno de los dos goles en la decisiva victoria frente al Nàstic de Tarragona por 2 a 0 (aquí son Courtois y Tommasi quienes lo celebran con el ghanés)

Y aunque no se llegó a la penúltima jornada con la salvación matemática (al tener el golaveraje particular empatado con el Celta, quien estaba en descenso a seis puntos) solo una debacle absolutamente catastrófica podía descender al Levante a Segunda División. Para ello los granotes tenían que perder sus dos últimos partidos, los gallegos ganarlos y, además, enjugar la ventaja de cinco goles que en el golaveraje general los de Orriols sacaban a los de Vigo.

Por lo tanto la permanencia era ya un hecho cuando se llegó a ese último partido que se iba a jugar aquella campaña en el Ciutat de València. Así que los locales jugaron sin presión y muy motivados porque, además, se trataba del derbi, el partido del año para la afición granota. Y las cosas no pudieron empezar mejor. Al poco de rodar el balón el Valencia fue sancionado con un fuera de juego cometido por Angulo en las inmediaciones del área azulgrana. El portero Molina sacó en largo, Salva Ballesta peinó el balón de cabeza hacia un Riga que llegaba en carrera y este, dentro del área valencianista, tocó sutilmente el balón para batir a Cañizares y volver loca a la hinchada granota.

Riga nada más abrir el marcador en el minuto 2 del partido celebrado el 9 de junio de 2007 y en el que el Levante UD goleó al Valencia CF por 4 a 2

Y casi sin solución de continuidad el Levante dejó muy bien encaminado el encuentro. Curro Torres cedió defectuosamente un balón a su portero, Salva Ballesta se adelantó a la acción y Cañizares no tuvo más remedio que derribarle para que no marcara a placer. Penalti y expulsión del cancerbero che. El guardameta francés Butelle (sustituyendo al mismo Torres) pasó a defender la meta valencianista y casi detiene la pena máxima que lanzó el delantero zaragozano. El galo despejó, el balón pegó en el palo y el rechace lo aprovechó Salva Ballesta para enmendar su error y lograr el segundo tanto azulgrana. Tan solo habían pasado ocho minutos de aquel encuentro y la afición granota no se creía lo que veía. El paraíso terrenal se había instalado en el Ciutat.

Imagen tomada por Ramón Victoria (desde el palco del Ciutat de València) de aquella mítica goleada del Levante al Valencia por 4 a 2

Los de Quique Sánchez Flores parecían bloqueados, sin capacidad de reacción. Sin embargo, una acción en el minuto 15 aparentó reconducir la situación. Tras una internada por la banda izquierda David Villa centró para que Joaquín rematara al fondo de la red. Aun así, la sensación de que el partido era granota permanecía. El Levante había salido a morder, a por todas, a disputar un derbi como tocaba. Y los valencianistas daban la impresión de estar sobrepasados, de no saber qué hacer. La segunda parte comenzó con las mismas sensaciones aunque, en el primer minuto, el levantinista Kapo (que vio la segunda amarilla y fue expulsado tras protagonizar una incomprensible falta sobre Ayala) dejó a los dos equipos con diez sobre el césped. Pero en el minuto 49 el ghanés Riga volvió a poner las cosas en su sitio. Un centro de Rubiales por la izquierda lo volvió a tocar Salva Ballesta de cabeza, dejando el balón a los pies del ghanés (como en el tanto que abrió el partido) y éste, adelantándose al valencianista Albelda, batió con un disparo inapelable al guardameta blanco.

Riga en el momento de lograr el tercer gol del partido para el Levante (y su tercer doblete como granota), al imponerse en la acción al capitán che Albelda y batir de tiro raso a Butelle

Con el 3 a 1 y el mismo número de futbolistas en cada equipo los valencianistas no supieron actuar con la tranquilidad necesaria para cambiar las tornas. Al revés, al poco de encajar el tercero el argentino Ayala le hizo una escalofriante entrada al central granota Serrano que le supuso la roja directa. Y solo cuatro minutos después, una espectacular cabalgada por la banda derecha de Ettien fue cortada por Marchena con falta. El sevillano recibió la segunda amarilla y también acabó expulsado. A la indiscutible superioridad futbolística ejercida por el Levante UD durante todo el encuentro se sumaba ahora la tremenda ventaja de contar con dos futbolistas más sobre el verde. Y la puntilla no tardó en llegar. En el minuto 74, tras un centro de Berson por la izquierda (y un error garrafal de Albelda en el despeje) el francés Courtois remachó la goleada subiendo el cuarto al marcador granota. El Valencia estaba grogui y Mustapha Riga a punto estuvo de noquearlo definitivamente. Un gran tiro del ghanés fue rechazado por el meta Butelle de manera magistral. De haber marcado hubiera pasado a la historia como el único levantinista en lograr un hat trick en un derbi. Y de la más que probable manita los valencianistas pudieron maquillar el resultado con un gol de Baraja en un contrataque a falta tan sólo de tres minutos para la conclusión del partido. La actuación del ghanés aquel día fue memorable, dejando para la historia seis disparos a puerta y un doblete inolvidable.

La prensa local del 10 de junio de 2007 (a la izquierda la portada del diario «Superdeporte» y a la derecha la de «El Levante – EMV») dejó bien claro de quién fue aquel derbi

Tras el buen sabor de boca que dejó aquel derbi histórico el club afrontó la temporada 2007/08 con la intención de lograr el objetivo de la permanencia lo antes posible y se siguió contando con Abel Resino en la dirección técnica. El once titular mantenía la columna vertebral del curso anterior y llegaron refuerzos interesantes: los italianos Storari (portero) y Riganò (delantero), los medios Pedro León y Javi Fuego, el atacante Geijo y el también centrocampista Miguel Ángel, que regresaba al Levante después de seis temporadas en Primera División defendiendo los colores del Málaga (con quien ganó la Copa Intertoto) y del Betis.

Sin embargo el primer cuarto de aquella campaña fue espantoso. En las primeras diez jornadas el equipo sólo sumó un punto. Sí, sólo uno, en un empate a cero en el Ciutat contra el Murcia. El cambio de entrenador en la séptima no pareció variar las cosas. El italiano Gianni De Biasi encajó tres derrotas (con ningún gol a favor y seis en contra) en sus tres primeros partidos como nuevo técnico granota. Y en ese momento la salvación ya quedaba a siete puntos. Un lastre que a la postre sería insalvable.

Y en aquella temporada aciaga Riga fue, probablemente, el futbolista más destacado. Mantuvo su nivel goleador de la anterior siendo de nuevo el pichichi del equipo, igual que lo había sido en su primera campaña, la del ascenso de Lleida de 2006. En los tres años que jugó en el Levante UD fue el máximo artillero con 11, 9 y 8 dianas por curso. Un legado que le ha hecho pasar, sin ninguna duda, al olimpo de los más grandes delanteros de la historia del club decano del fútbol valenciano.

La temporada 2007/08 le brindó muy pocas alegrías a Riga aunque, sin ninguna duda, la mayor la tuvo en el triunfo por 4 a 3 frente al Betis. En aquel partido el ghanés logró su cuarto y último doblete como granota (a la izquierda celebrando uno de sus goles aquel día). A la derecha disputando un balón con Sergio Sánchez en el Levante 1 Racing de Santander 1

Riga en acción en los dos partidos que jugaron el Atlético de Madrid y el Real Madrid aquella temporada en el Ciutat. A la izquierda con el colombiano Perea y a la derecha con el brasileño Marcelo