Rafa Jordà se comprometió con el Levante en el mercado invernal de la temporada 2009-2010. Cambió las barras blanquiazules del Hércules por las franjas azulgranas del Levante para conquistar un ascenso a Primera División que quizás no entraba en el guion previo partiendo de todos los condicionantes económicos y societarios que envolvían a la escuadra levantinista. De aquel colectivo acentúa el compromiso de los jugadores con más poso. “Nuestros veteranos eran un ejemplo para el vestuario y eso te marca el camino”.

El atacante ratifica que ligarse al club del barrio de Orriols fue una de las decisiones más trascendentes de su vida deportiva. Fueron tres temporadas espectaculares con el histórico ascenso del centenario y una permanencia épica en la campaña siguiente. Después apostó por la trashumancia para llegar hasta China, la India o Rumanía en una experiencia vital que le ha permitido conocer otras culturas y otros idiomas.

¿Recuerda cómo fue su llegada al Levante?

No pasaba una buena época en el Hércules y llegó la oferta del Levante. Luis García apretó mucho para que viniera. Es una de las cosas más importantes y bonitas. Firmar por el Levante fue una de las decisiones más importantes de mi carrera deportiva por los tres años que pasé aquí

Llegas y marcas.

Esta todo muy reciente. Entrené dos días con los compañeros metí el gol contra Villareal B. Marqué en los siguientes partidos. Pisé el campo y lo hice de la mejor manera.

¿Imaginabas un final con ascenso?

Venía a un equipo que estaba a mitad de tabla. Es verdad que estaba creciendo mucho. Empezamos a ganar partidos y fuimos palpando que la cosa iba bien, que podíamos estar arriba y pasito a pasito jugárnosla al final de la temporada en los últimas tres o cuatro partidos.

Partidos clave.

Recuerdo el partido de Cádiz con dos jugadores menos. La clave es en Cartagena. Nos la jugábamos contra ellos y vamos allí y salió un escándalo de partido. Como se dio todo, la gente con nosotros. Se me pone la piel de gallina. El partido del Cartagena es el momento. Vimos que si pegábamos un pelotazo bueno teníamos muchas papeletas de subir a Primera.

Contra el Castellón con las cartas alzadas.

Contra el Castellón había que refrendar lo que habíamos hecho durante la magnífica segunda vuelta. Sale todo rodado. El Castellón estaba descendido. Era el día que tienes señalado en el calendario contra un equipo descendido y salió todo a pedir de boca.

¿Cómo era aquel equipo?

Éramos un equipo. No había igual figuras muy destacadas, aunque es verdad que había gente de referencia como Ballestros, Juanfran o Juanlu pero éramos un equipo. En el vestuario éramos una familia. Jugara el que jugara todos hacíamos piña. Había jugadores que jugaban menos, como Jorge Pina o Albert Serra, pero todos éramos una piña

Luis hizo un trabajo espectacular.

Tengo un recuerdo magnífico de Luis García. Ahora con el tiempo aquellos enfados que me llevaba cuando no jugaba o lo hacía 20 minutos lo ves en perspectiva. Hizo un trabajo excepcional. Nos tenía a todos enchufados y unidos. Mejor trabajo era difícil por no decir imposible.

Todos nos partíamos la cara en el campo.

Luis quería una serie de cosas que nosotros se las dábamos porque éramos muy trabajadores. Conseguía lo que quería. Los partidos los llevábamos a nuestro terreno, luchábamos y nos partíamos la cara uno por el otro y eso te da el puntito de estar arriba o no estarlo.

Los veteranos, ejemplo para el vestuario.

Nuestros veteranos eran un ejemplo para vestuario y eso te marca el camino. Cuando te sales y ves a Ballesteros que lo da todo el primero. Dices cuidado si él lo da todo a mí me toca dar el doble. Los veteranos nos guiaban y el vestuario lo daba todo.

Al curso siguiente se conquista la permanencia.

Fue otro año espectacular. Un poco diferente. Cambia un poco el vestuario. Se fue gente importante, aunque no sumara minutos. No era esa familia, aunque el ambiente era muy bueno. Los vestuarios que tuve en el Levante los he vivido en pocos sitios. Fue un año muy bueno. El objetivo era la permanencia y se cumplió. Las cosas fueron bien.

Te marchas a descubrir nuevos mundos.

Me dio mucha pena salir de aquí. Me acuerdo del día de la despedida. Se me escapó alguna lagrimilla porque de verdad así lo sentía. Me iba a China y me daba pánico. ¿Dónde está China? Había pasado tres temporadas excepciones con compañeros que eran como hermanos. Fue una salida traumática por lo que había vivido aquí.

¿Qué te ha aportado el fútbol después de tanto viaje?

Me costó salir a China y luego ya no me costó tanto. Rumanía, China, la India… Me aportaron idiomas, conocer otras culturas. Ver cómo viven en otros lugares. Ves que hay dos clases muy alejadas. Todo lo que he vivido con el fútbol me lo llevo conmigo.

¿En el presente a qué se dedica Rafa Jordá?

Estoy con el prebenjamín de mi pueblo Santa Perpetúa. Está allí mi hijo. Entrenar era algo que pensaba que no iba a hacer, pero me saque el primer nivel y salió la opción de entrenar al equipo de mi hijo. Me hacía ilusión. Es tiempo de calidad jugando al fútbol que nos divierte a los dos. Estoy contento. Yo creo que entrenar no es lo que más me gusta, pero lo disfruto mucho

La última, ¿es una leyenda urbana que hubo lágrimas en la despedida de la plantilla del curso 09-10 en el párking del Ciutat?

No, No es una leyenda urbana. Llegamos con el autobús al parking y hubo mucho sentimiento y mucho amor en aquella despedida. Me da alegría recordar aquello porque sentirte tan arropado en un vestuario es difícil.