La camiseta de Vidagany, la Selección Olímpica de Brasil en el hoy Ciutat y la gesta del regreso a la Segunda División.

No son imágenes antitéticas.

No obstante, habría que establecer un eje en la cronología. Vayamos por partes en sentido inverso a los enunciados descritos en el titular.

Viernes cuatro de junio de 1976. El calor empieza a apretar en el Nou Estadi, hoy Ciutat de València. Hay actividad y bullicio en las oficinas de la entidad. Ese ajetreo se traslada también al interior del verde.

El regreso a Segunda de La Murta del curso 1975-1976

Los jugadores que prepara Álvaro se ajustan las calzas y las botas en aras a desarrollar la última sesión preparativa de la semana.

No es una jornada más de trabajo.

Sus miradas reflejan tensión.

La incertidumbre y la ilusión conviven, aunque sean emociones antagónicas. Por el horizonte dominical surge el rostro y el duelo ante el Olímpic de Xàtiva. Es el cierre de la competición. El desenlace de la Liga en Tercera División concita la atención de los estamentos azulgranas. Y está justificado este interés superlativo. El Levante depende de sus prestaciones deportivas para asaltar los muros, a veces infranqueables, de la Segunda División. No hace falta que dirija sus miradas hacia otro estadio.

Manuel Grau Torralba corona como presidente la junta directiva del Levante.

El viernes cuatro de julio está en su despacho. Se mueve por su gabinete como un gato enjaulado. Trata de enjugar sus nervios. En su agenda brilla una reunión colectiva con la plantilla y cuerpo técnico. Quizás no tenga sentido reforzar el significado de la confrontación de La Murta, pero el mandatario implica a los jugadores.

El regreso a Segunda es una necesidad imperiosa. Y no únicamente por cuestiones deportivas. El pecunio cuenta. La categoría de Plata refulge e hipnotiza al levantinismo. La camiseta de Vidagany, la Selección Olímpica de Brasil en el hoy Ciutat y la gesta del regreso a la Segunda División. Esta historia empieza a tomar forma.

Un partido de homenaje… si se confirma el ascenso a Segunda

Grau Torralba es un tipo ordenado.

Restan cuarenta y ocho horas para un compromiso mayúsculo.

La historia todavía está por redactarse, pero trata de estructurar sus pensamientos por si hubiera que entrar en acción. Si hay tránsito hacia la Segunda División tendrá que agilizar sus dotes como negociador para cerrar un partido de homenaje al grupo de jugadores y a la afición en el coliseo de Orriols. Y el tiempo apremiará. Era una práctica habitual en la franja intermedia de la década de los setenta.

El jerarca concede pistas en una entrevista publicada en Las Provincias el domingo seis de junio. Pregunta Joaquín Ballesta y responde el presidente. Advierte que tiene en mente contratar alguna escuadra emergente del fútbol belga o francés para magnificar esta efeméride.

Ese mismo domingo a las cinco y media los pupilos de Álvaro saltan al feudo de La Murta con un única pensamiento: conquistar una victoria que proyectara al Levante a la categoría de Plata.

No hay dudas al respecto.

Pensamiento único.

La camiseta de Vidagany, la Selección Olímpica de Brasil en el hoy Ciutat y la gesta del regreso a la Segunda División. Las piezas del puzzle van cuadrando. Y ese propósito máximo parece al alcance tras la diana de Balciscueta.

Y con ustedes la Selección Olímpica de Brasil

Horas después, la comunión entre la plantilla, afición y directiva en la Plaza de la Virgen de Valencia atestigua la resolución del fin emprendido.

El Levante retorna a la categoría de Plata. Grau Torralba celebra esta culminación, pero en su cabeza hay espacio para un proyecto. Hay que ennoblecer la memoria del ascenso con una ofrenda en forma de partido. No sabemos cómo, ni tampoco cuándo, pero por su camino se cruza la Selección Olímpica de Brasil.

Es verano de Olimpiada. Y Brasil tiene una cita ineludible en Montreal. La idea nace como una quimera, pero en infinidad de ocasiones, los sueños se cumplen. Sólo hay que desearlos con viveza y materializarlos inclusive antes de su concreción. Y Grau Torralba visionó la estela de los futbolistas cariocas por la faz de Nou Estadi.

El plan a abordar estaba repleto de complejidad.

El caché de la Selección Olímpica de Brasil podría convertirse en un impedimento de considerables dimensiones. Era una losa que había que franquear. Grau Torralba vence a la dificultad.

El debate interno fue profundo, pero la Selección Olímpica de Brasil viajará a Valencia para contender contra el Levante. La fecha escogida fue la noche del miércoles 16 de junio de 1976. Brasil solo disputaría un choque en territorio ibérico.

La camiseta de Vidagany, la Selección Olímpica de Brasil en el hoy Ciutat y la gesta del regreso a la Segunda División. Oficialmente fue la presentación en el Viejo Continente del combinado olímpico brasileño. Y desde Valencia marcharán a París para afrontar un torneo de preparación.

“Rival distinguidísimo. El espectáculo puede resultar de alta calidad”, manifestaba Las Provincias en la antesala de la cita.

Brasil y España, rivales en el Grupo I en el formato olímpico

De repente, la confrontación adquirió una pátina de brillo incuestionable. Brasil y España quedaron encuadrados como adversarios en el marco del Grupo I del formato olímpico. La Roja y los cariocas compartían destino junto a Alemania Democrática y Nigeria. El grupo de la muerte calificó la prensa internaciona tras analizar la notoriedad de los rivales. El 22 de julio estaba pautado el duelo entre Brasil y España en el Estadio Olímpico de Montreal.

El partido concitó un sentido supino para el balompié patrio. El fútbol hispano viró sus ojos hacia el hoy Estadio Ciutat de Valencia en aquella jornada del 16 de junio. Nada de los acontecimientos que se desarrollaran sobre el césped de la instalación granota pasarían inadvertidos. El duelo podía examinar las características de los jugadores brasileños. La información podría ser copiosa y altamente enriquecedora en un mundo y en un contexto muy alejado de la globalidad actual.

Con la mirada puesta en Montreal

En los mentideros se especuló con la posibilidad de que Kubala (seleccionador España) se desplazara hasta Valencia para diseccionar el juego de la Selección brasileña.

Kubala no se posicionó en el palco Vip del Ciutat.

Gustavo Biosca, seleccionador juvenil de España, descifró en su libreta los misterios de Brasil. Su figura no pasó desapercibida.

“Pienso que el grupo es muy difícil por los dos equipos tan fuertes que hay como Brasil y Alemania. Es de los más difíciles que nos podían haber tocado. No obstante, tenenos esperanzas porque esa es nuestra obligación”, manifestó a requerimiento de la prensa Valenciana.

La escuadra sudamericana mostró su superioridad 0-3. Marinho y Erivelto (doblete) fueron los goleadores ante una grada poblada por más de 12.000 almas azulgranas. El combinado carioca firmaría un torneo notable. En la semifinales Brasil cayó derrumbada ante la poderosa Polonia de Lato —una de las grandes potencias de la época—. Su andadura olímpica concluyó como cuarta clasificada tras perder ante la URSS en la lucha por el bronce.

La camiseta de Vidagany

Casi 50 años más tarde esta historia vuelve a adquirir significación. Miguel Ángel Valiente, abonado y accionista del Levante, halló una reliquia y un pedazo de la historia que rememora la relevancia de aquella confrontación. Se trata de una de las camisetas que se ajustó uno de los jugadores convocados por Álvaro en una cita de enjundia en Orriols. Valiente no dejó escapar la coyuntura presentada con el fin de incrementar el valor del patrimonio histórico que está adquiriendo.

Este seguidor, afín a la causa granota desde la cuna, decidió invertir en la compra de esta elástica. La camiseta de Vidagany, la Selección Olímpica de Brasil en el hoy Ciutat y la gesta del regreso a la Segunda División.

Todo parece cuadrar.

La pieza es un vestigio del pasado.

Su valor es incalculable.

Permite analizar y rescatar cómo eran las camisetas del Levante de la década de los años sesenta. Las variaciones desde el presente son notables. La rudeza del tejido, los números y escudos, cosidos a mano, la intensidad del tono en la alternancia de las barras azulgranas reflejan las transformaciones.

El acta custodiada por el Área de Patrimonio Histórico del club ofrece más notoriedad a la camiseta.

“Y con el número trece Vidagany”, resaltaría la megafonía del Ciutat si nos trasladáramos al Ciutat unos minutos antes del inicio de la batalla.

Es evidente que Vidagany no partió entre los titulares, pero ingresó en el terreno de juego como relevo de Pedro. La camiseta del partido que conmemoró el ascenso a Segunda 1975-1976 adquirió lustre en el palco VIP del Ciutat en junio de 2025. Fue en el universo de una confrontación trascendente entre el Levante y Eibar por la conquista de la Liga Hypermotion.

La camiseta de Vidagany, la Selección Olímpica de Brasil en el hoy Ciutat y la gesta del regreso a la Segunda División. Lo que parecía un jeróglífico cobra significado.