Fue el lunes 23 de abril de 1973 y el diluvio parecía cernirse sobre el cielo de Valencia. La tarde ennegrecida y desafiante presagiaba tragedia, pero ninguno de esos dos aspectos acentuados fueron determinantes para alejar a los aficionados granotas del recinto del Nou Estadio. La fecha estaba enmarcada en rojo en la agenda de todos los levantinistas. El camino de regreso a la categoría de Plata estaba despejado de maleza. “El Levante se ha proclamado el primer campeón nacional de fútbol de categoría nacional. Matemáticamente es campeón y consecuentemente ya ha conquistado el ascenso a Segunda División. Lleva once puntos de ventaja al segundo cuando faltan cinco jornadas para finalizar el campeonato”, advertía El Mundo Deportivo a modo de panegírico. La ciencia de Pitágoras resaltaba la nueva condición del grupo que ejercitaba desde el banquillo José Juncosa. Fue el primer ascenso del actual Ciutat de València.
Manuel Grau Torralba, en calidad de presidente, en aquel conclave pronunció sin ambages la palabra ascenso. Allí presentó la primera edición del Trofeo Costa de Valencia que reuniría a la representación granota contra Nacional de Montevideo y Rapid de Bucarest. La mente de Manuel Grau Torralba marchaba a la velocidad del sonido en su cruzada por extender el nombre del Levante. El jerarca había cambiado el ciclismo por el balón redondo y el maillot amarillo por la camiseta con los colores azules y granas y tenía un objetivo que martilleaba su cabeza; situar al club de Orriols en la vanguardia del balompié.
El club no escatimó esfuerzos para la consecución de la tesis defendida. Preso de la Tercera División, el desafío premiaba la vuelta de la sociedad a la categoría de Plata. Galán y Martínez aterrizaron en Valencia procedentes del Espanyol. Mas cambió la lluviosa Pontevedra por el soleado y plácido Mar Mediterráneo mientras que Ormaza se comprometió previo paso por el Ceuta. El fichaje estrella del curso fue Tatono. El defensor mudó la elástica del Valencia por la casaca del Levante.
Resistía furibunda en pie de guerra la vieja guardia pretoriana con Mut y Calpe como máximos representantes. Había jugadores curtidos en mil batallas ilusionados con la posibilidad de escrutar nuevos horizontes. Salvador Mut ejercía como capitán de facto del colectivo. “Era el capitán del equipo y disfruté del ascenso, aunque me retiré a la conclusión de la campaña. Tenía 35 años y estaba enorme, pero en algún momento tenía que llegar el final”, manifiesta con nostalgia. “El equipo se hizo para subir. Teníamos una plantilla fenomenal y muy compensada. Antonio Calpe, Rodri, Miñes, Litri o Juano. Era un equipo muy experimentado. Había gente con muchos partidos en Primera”
José Juncosa ejercía de alquimista alojado en el interior del banquillo. Su hoja de servicio como jugador remontaba a los años cuarenta y cincuenta como futbolista del Espanyol o Atlético de Madrid. Era un fino extremo derecho de los que se pegaba a la cal para maniobrar desde allí. Como preparador había recorrido la Península Ibérica para recalar en Córdoba, Reus, Balaguer Tarragona, Jerez, Lérida o Pontevedra. Saboreó el éxito en la ciudad de la Mezquita. Al Córdoba lo instaló en Primera desde el foso de la Tercera División. Juncosa era un técnico pragmático. Conocía el universo en el que se posicionaba. “Encontraremos equipos y campos donde hacer fútbol no será posible”, relató para la Hoja del Lunes en los días previos al inicio de la Liga.
“Nosotros jugamos de manera práctica. En casa con el terreno de amplias dimensiones y bien sembrado podemos practicar un buen fútbol. Fuera cuando visitamos campos de tierra, excesivamente duros, y con ambientes adversos, pues todos anhelan vencer al líder, no nos queda otro remedio que jugar a lo práctico. Desarrollamos un juego poco vistoso, pero sumamente eficaz. La prueba son los numerosos positivos conquistados”, manifestó para El Mundo Deportivo apenas unas semanas antes de consumar la gloria ante el Lleida.
Una colérica tormenta, que asoló el tapiz del Nou Estadi, impidió a la escuadra granota debutar en la competición liguera en la epifanía del ejercicio 1972-1973 frente al Masnou. Una semana más tarde llegó el primer contratiempo en forma de sometimiento frente al Ciudadela (2-0). Sin embargo, los malos augurios, en el amanecer del campeonato de la regularidad, mudaron de raíz. Ni aquella severa derrota en tierras baleares, ni el diluvio con rayos y truenos, que devastó el verde del coliseo granota, desnortaron a un equipo que asido a la victoria, desde la tercera jornada de la Liga contra el Girona, encadenó cinco triunfos consecutivos que le elevaron a los altares de la clasificación en la séptima semana del curso.
La espera había sido eterna, y por momentos fustigadora por la frustración generada, desde aquel descenso desde la categoría de Plata por una inoportuna reestructuración a la finalización de la temporada 1968-1969. Aquella hecatombe supuso la despedida con lágrimas en los ojos del viejo feudo de Vallejo y una mudanza eventual en dirección a Mestalla, en el curso 1968-1969, antes de instalarse definitivamente en su nueva morada allá hacia septiembre de 1969. Fue el estreno el Estadio Antonio Román. Habían pasado infinidad de cosas durante esos años de emociones antagónicas. El ascenso se resistía.
Los seguidores locales liberaron tensiones en las jornadas finales de abril. El Levante despachó al Lleida con solvencia (4-0). El duelo no tuvo más que una dirección. La hoja de ruta la marcó el Levante desde que se posicionó sobre la geografía del verde. En la mente de los futbolistas no aparecía la idea de retrasar el alirón. No suele ser materia común celebrar los ascensos antes de la finalización del mes de abril. El hecho es relevante de todo lo sucedido desde el nacimiento de la competición. El Levante fue un equipo sideral. El grupo desafió el tiempo para coronarse antes que nadie. Su poderío fue incuestionable y su dominio devastador.
La lucha era enconada junto al Lérida que le arrebató esa posición en la siguiente semana tras el pinchazo granota frente al Calella (2-1). Fue una situación efímera y transitoria. La goleada contra el Acero en Orriols (6-1) le devolvió a la cumbre en la tabla. Y la tendencia fue perenne. “Semáforo en verde para su recorrido por Tercera División”, destacó La Hoja del Lunes tras el triunfo ante el Menorca (1-2) en la jornada decimosegunda. El brillante triunfo se entendió como un golpe de jerarquía. Litri y Terol noquearon al tercer clasificado en un estadio repleto en una demostración de fortaleza. El Levante redujo al Vinaroz en el duelo que cerraba la primera vuelta. Sus números eran realmente espectaculares. Con 29 puntos comandaba la clasificación alejando al Menorca, segundo en la tabla, a siete puntos.
Aquel bloque prosperó a partir de una inmaculada fiabilidad defensiva. Calpe, Tatono, Mut o Galán convirtieron al Levante en una muralla impenetrable para los atacantes rivales como acentúan los trece tantos encajados a la finalización del primer round de la competición. Y las noticias eran halagadoras en el otro extremo del campo. El bloque se caracterizaba por la facilidad para rasgar las redes contrarias. El hecho resalta al armazón tupido y compacto que se había logrado construir. El relato final resaltaba la condición de equipo más goleador y también el menos castigado en esa faceta de su grupo.
No hubo variaciones significativas en el capítulo definitivo. El triunfo ante el Olimpic en Valencia confirmó la energía y el vigor con el que afrontaban los pupilos de Juncosa cada confrontación sobre el verde. Su dominio era incuestionable como caudillo con 37 puntos por los 29 del Lleida. La victoria en Terrasa (0-2) compendió el recorrido ascendente del Levante. Era la jornada trigesimosegunda y la sociedad necesitaba un punto para completar el ascenso. Y asomaba el duelo ante el Lleida. Portolés rasgó la igualada inicial a los ocho minutos. Ormaza aumentó la distancia en el marcador antes del final del prier acto. Terol y Juano se sumaron a los fastos. La metáfora del triunfo quedó consumada ante el Lérida, un equipo con el que se batió por la primacía en la división en diversas etapas de la Liga.