Portada de El Mundo Deportivo en 1981.
El Levante alteró el status quo que imperaba en el marco de la categoría de Plata con el compromiso adquirido con Cruyff. Fue un fichaje laborioso con continuados vaivenes en función de las informaciones mostradas. Johan Cruyff debutó como levantinista en un duelo ante el Palencia (1-0). Pousada anotó el gol del triunfo local. Fue el uno de marzo de 1981. Aquel partido fue seguido con especial atención. El Levante había liderado la tabla unas semanas antes. La victoria ante el Burgos le elevó al punto más alto de la clasificación. Era el primer encuentro de la segunda vuelta. No obstante, nunca volvió a detentar tal posicionamiento en la tabla.
Una formación del Levante cuando el equipo militaba en Tercera.
Ni siquiera el increíble fichaje de jugador holandés invirtió la espiral negativa de una sociedad sitiada por el precipicio. La situación de la tesorería era paupérrima. El final de esa temporada coincidió con el encierro de los jugadores en el Nou Estadi ante la falta de pagos de sus nóminas, primas y fichas. Los años ochenta establecieron una frontera en el apartado deportivo, económico y social. La escuadra granota descendió a Segunda B a la conclusión de la temporada 1981-1982. Fue el inicio de una pesadilla que se prolongó. El descenso deportivo se solapó con un descenso administrativo.
En los ochenta el equipo fluctuó entre Segunda B y Tercera División.
En septiembre de 1982, tras los ecos del Mundial disputado en España, el Levante afrontaba un duelo ante el Alginet en el marco de la Tercera División. El verano había sido complejo. Las continuadas oscilaciones deportivas supusieron una merma considerable de su masa social. Los problemas en la economía se sucedieron. En la temporada 1982-1983 el Ensidesa apartó a las huestes granotas en la primera eliminatoria de la promoción de ascenso a Segunda B. Fue un golpe duro. El Levante retornó a la categoría de Bronce en junio de 1984 tras eliminar al Fuengirola y Orense en el curso del 75 aniversario.
El Levante regresó a Segunda a fines de los ochenta.
Sin embargo, a la conclusión del ejercicio 1985-1986 regresó a Tercera División por una nueva reestructuración de la Segunda División B. Fue una campaña de contrastes. Sólido y recio en el primer capítulo de la Liga, siempre ubicado en la zona noble, se fue desvaneciendo al paso de las semanas hasta vencerse y sumergirse en las catacumbas. Ramón Victoria accedió a la presidencia en un contexto de crisis. Sucedió a Antonio Aragonés. El Levante emergió con celeridad desde la Tercera División en la temporada 1986-1987 y fue investido con la condición de equipo de Segunda A tras vencer al Nules en las jornadas finales del ejercicio 1988-1989 (0-3). Sin embargo, la estancia por el segundo peldaño del balompié nacional fue fugaz y terminó al consumarse el curso 1990-1991.