El 14 de octubre el cielo pareció desplomarse sobre Valencia con la cólera de una plaga bíblica. El río Turia no pudo contener la rabia de un caudal desbordado ante las copiosas precipitaciones caídas en la ciudad. Las consecuencias de las furibundas lluvias fueron especialmente visibles en el feudo de la escuadra azulgrana. El viejo Vallejo estaba ubicado en la calle de Alboraya. Despuntaba la instalación muy próxima al epicentro de la gran tragedia. La visión de Vallejo era tenebrosa. La entidad se sumió en la desazón y en el caos por el sobresaliente perjuicio económico y deportivo que provocó esta catástrofe sobre la ajustada economía. Los efectos de la riada del 57, entre la reconstrucción de Vallejo y el éxodo en la Liga.
Antonio Román toma las riendas
Apenas unos días después de consumarse la tragedia, Antonio Román, presidente de la nave granota, se dirigió a la Real Federación Española de Fútbol con la prioritaria finalidad de solicitar al organismo gestor del balompié las ayudas necesarias para tratar de iniciar el proceso de reconstrucción del coliseo granota. El 25 de octubre de 1957 el mandatario redactó un informe en el que evaluaba los cuantiosos daños sufridos como consecuencia de la terrible tempestad que anegó la ciudad durante la jornada negra del 14 de octubre.
Un millón de las antiguas pesetas para reconstruir Vallejo
Antonio Román estimó en novecientas mil pesetas de la época los daños materializados. Evidentemente era una suma de capital muy gravosa para la anoréxica economía de la entidad. El presupuesto, siempre ajustado en grado máximo, desaconsejaba acometer en solitario la restauración del campo. La gravedad y la complejidad de la situación determinaron esta actuación del presidente del Levante elevando este ruego a la principal institución rectora del fútbol profesional.
El informe de José Estellés
La estimación partía del informe emitido por el arquitecto José Estellés. El arquitecto advirtió en su escrito que el barro cubría el césped alcanzado una espesura de 15 centímetros. Los desperfectos habían afectado al pilar de fábrica de la grada de acceso al campo originando un derrumbe de parte del graderío. Las consecuencias de la lluvia provocaron un cedimiento del pavimento en la zona de la tribuna. Los vestuarios se habían agrietado mientras que la grada del fondo literalmente se había desmoronado.
Estellés tasaba en 670.000 pesetas la recuperación de Vallejo. En esa partida incluía el engravado del patio de entrada, el refuerzo de los pilares de la grada que da acceso al verde, la extracción del barro del verde, la plantación del césped y las reparaciones de la zona de tribuna, tribuna del fondo y vestuarios. Ese parte luctuoso se incrementaba con la devastación sufrida las oficinas del club situadas en la misma instalación.
El Levante se pone el disfraz de visitante
Los efectos de la riada del 57, entre la reconstrucción de Vallejo y el éxodo en la Liga. Las secuelas de la riada del 57 fueron perceptibles desde un prisma deportivo. El Levante se puso el disfraz de visitante durante el mes de noviembre de 1957. Eldense, Alcoyano, Cádiz y Huelva conformaban la versión más viajera del Levante. Elda y Alcoy (jornadas octava y novena) parecían marcar una pequeña tregua en esa colosal aventura. No obstante, las distancias adquirían una nueva dimensión, coincidiendo con los enfrentamientos ligueros ante el Cádiz (jornada décima) y Recreativo de Huelva para los domingos del 17 y 24 de noviembre, si bien el duelo ante el Recre correspondía a la jornada sexta.
Un balance desolador como visitante
El balance de resultados no fue especialmente alentador. El Levante hincó la rodilla ante el Eldense (3-1), Cádiz (3-1) y Recre (2-1) y rompió esa tendencia negativa en el Collao ante el Alcoyano (1-2). Paredes conquistó la victoria en los minutos finales de la cita. El encuentro ante el Recreativo de Huelva consignó la despedida de Urzquizu del banquillo granota y su relevo por Álvaro. La versión más viajera del Levante agravó su depresivo estado de ánimo. El colectivo deambulaba por la zona más tenebrosa de la tabla en las jornadas anteriores a la riada. La derrota en Huelva orilló a la entidad a los puestos de descenso a Tercera División. No obstante, todo permutó durante una segunda vuelta edificante.