Hemos venido a ver a Manchev, el resultado nos da igual… Este simpático cántico se escuchó numerosas veces en el estadio Ciutat de València durante las dos temporadas y media en las que el carismático delantero búlgaro Vladimir Manchev formó parte de la plantilla del Levante UD. Y esa letanía no sólo se oyó durante el tiempo en el que el de Pazardzhik estuvo en el club de Orriols sino que quedó para siempre como una expresión festiva, como una síntesis divertida de la afición granota frente a la adversidad. Y es que Manchev ya dejó huella antes de llegar a la entidad azulgrana. En el verano de 2004, cuando su representante le dijo que iba a jugar en el Levante él le respondió que imposible, que la ciudad de Levante no existía (probablemente la buscó en Google y no la encontró), que debía referirse a Leganés, que sí la ubicaba en el mapa de España. Y aunque su agente le dijo que el Levante no era una ciudad sino un equipo de fútbol de València que jugaba en la capital del Turia, él siguió con la suya. De hecho Vlado siguió pensando lo mismo y comunicó a los suyos que se iba al club pepinero. Surrealismo en estado puro.
Manchev en la Ciudad Deportiva de Buñol en su primer año granota
Manchev se formó y debutó como profesional en la principal entidad balompédica búlgara, el CSKA de Sofía. En la temporada 2002/03 fichó por el Lille francés, cuajando dos excelentes campañas, marcando siete tantos en la inicial y trece en la segunda. Y aunque también jugó el primer partido del que iba a ser su tercer torneo en la Ligue 1 ahí concluyó su trayectoria francesa al firmar con el Levante UD. Llegó a València como la gran referencia en el ataque después del ansiado regreso del club de Orriols a Primera División tras casi cuarenta años de ausencia. Y, encima, tuvo la presión añadida de tener que sustituir a quien, en un principio, iba a ocupar ese rol, el excepcional delantero uruguayo Diego Forlán. Pero tras ciertos malentendidos en la gestión de aquel fichaje el futbolista sudamericano terminó jugando aquel curso en el Villarreal y la opción Manchev fue la única que prosperó.
Aunque todo pareció indicar que se había acertado plenamente. Porque el debut de Vlado fue deslumbrante. En la séptima jornada el búlgaro ya había perforado la meta rival en cinco ocasiones, tras marcar en los triunfos frente al Racing de Santander y Mallorca en casa y Numancia fuera y lograr un doblete en la derrota por 4 a 3 frente al Zaragoza en La Romareda. El equipo era quinto, con los mismos puntos que el Atlético de Madrid, cuarto, que ocupaba la primera de las cuatro posiciones que permitían jugar la Champions League la siguiente campaña. El universo granota no dejaba de frotarse los ojos sin poder dar crédito a lo que veía.
El 22 de septiembre de 2004, en la cuarta jornada de Primera División, los granotes se impusieron de manera brillante 1 a 0 al Atlético de Madrid. En la imagen Manchev disputando un balón con el centrocampista colchonero Musampa
Y aquel éxtasis llegó casi al paroxismo tres jornadas después. Porque tras la inesperada derrota frente al Espanyol en el Ciutat el Levante UD ganó los siguientes dos partidos frente al Osasuna en El Sadar y contra el Athletic Club en Orriols (ambos por 1 a 0). Los granotes se colocaron terceros en la tabla con diecinueve puntos, los mismos que el Real Madrid (segundo) y a siete del Barça, que era el líder destacado de la Primera División. Y eso ocurría en la campaña en la que los azulgranas habían vuelto a la elite tras casi cuatro décadas fuera de ella. El Levante UD se había convertido, sin ninguna duda, en la gran revelación y en el equipo de moda del fútbol español. Y su mediático entrenador, el mítico ex centrocampista alemán Bernhard Schuster, parecía que había dado con la piedra filosofal.
El Levante UD pinchó en hueso contra el Espanyol en los dos partidos en los que granotes y pericos se enfrentaron en la 2004/05. En el Ciutat perdió 0 a 2 (arriba Manchev con el centrocampista brasileño Fredson y el defensa argentino Hugo Ibarra). Y en la visita a Barcelona se volvió a caer, esta vez por 2 a 1. Debajo el once de aquel día. De izquierda a derecha y de arriba abajo Mora, Alexis Suárez, Culebras, Diego Camacho, Manchev, Ettien, Jesule, Jofre, Descarga, Sergio García y Rivera
Pero a partir de la undécima jornada aquel maravilloso castillo de naipes comenzó a venirse abajo paulatina e inexorablemente. En los siguientes catorce encuentros el equipo perdió ocho, empató cuatro y sólo pudo vencerle a la Real Sociedad 2 a 1. En toda esta nefasta racha Vlado no marcó ningún gol y el once granota bajó hasta la decimosexta posición, quedando a cuatro puntos del descenso.
Manchev en las derrotas en el Ciutat frente al Betis (a la izquierda en un lance con el portero Doblas) y frente al Deportivo de La Coruña (a la derecha con el central argentino Coloccini)
Y, lamentablemente, el desastre se consumó. Pese al cambio de entrenador a falta de cuatro partidos (José Luis Oltra sustituyó al técnico germano) ya no hubo tiempo para la reacción y en una trágica jornada final en la que el Levante UD cayó goleado 4 a 1 en Villarreal (con un doblete de Diego Forlán) los granotes descendieron a la categoría de plata. Manchev deslució su fantástico inicio de temporada con una segunda vuelta absolutamente decepcionante, a tono con sus compañeros, y sólo marcó un tanto más alcanzando la media docena en todo el torneo.
Vladimir Manchev afrontó su segunda campaña granota en Segunda División. Y junto al resto del equipo se marcó un único objetivo: Regresar a la elite al final de aquel curso 2005/06
Oltra siguió como entrenador en Segunda División pero los resultados del primer cuarto del campeonato fueron muy malos. Y en la décima jornada, tras caer estrepitosamente en Almería por 5 a 1 y con el equipo en la undécima posición, fue cesado y sustituido por José Manuel Esnal Mané. Y aunque Manchev se había estrenado aquel curso (con su segundo doblete como levantinista) en la jornada anterior tras la victoria por 3 a 0 frente al Real Madrid B, la llegada del técnico vasco cambió de manera muy positiva la dinámica del once granota. Y el búlgaro no pudo tener un mejor estreno con el de Balmaseda, porque en su debut en el banquillo los levantinos vencieron 3 a 2 al Castellón y Vladimir hizo el segundo tanto.
Y a partir de ahí todo fue perfecto hasta el objetivo final. En los treinta y un encuentros restantes se cosecharon quince victorias, once empates y sólo se sucumbió cinco veces. Y tras vencer en Lleida por 0 a 1 (con gol de Riga) el Levante UD retornó a Primera División. Manchev, que también marcó en los partidos contra el Valladolid, el Albacete y el Hércules, terminó de nuevo con seis tantos y fue el tercer máximo goleador azulgrana tras el delantero ghanés nacionalizado holandés Riga (que logró once) y el irlandés Harte (que llegó a los nueve).
Manchev junto al defensa brasileño Filipe Luis en el empate a cero logrado contra el Real Madrid B en la capital blanca y en el triunfo contra el Hércules por 2 a 0, donde se encargó de abrir el marcador
Una faceta inédita de Manchev: Ejerciendo de grafitero en el barrio del Carmen de València
Manchev inició su tercer curso como granota en la temporada 2006/07, con los de Orriols de nuevo en Primera División. Pero en el club le comunicaron que no contaban con él y, ni primero el entrenador López Caro, ni después su sustituto Abel Resino, le permitieron jugar ningún partido pese al año que le quedaba de contrato.
Orriols siempre se posicionó a favor del búlgaro, en contra de las directrices contractuales del club
Así que iniciada ya la segunda vuelta el Levante decidió cederlo al Valladolid, que militaba en Segunda División. Y allí realizó un magnífico trabajo y contribuyó con seis tantos (logrando por tercer año consecutivo la misma marca goleadora) a que el equipo de la ciudad del Pisuerga retornara a la mejor Liga del fútbol español. Y así concluyó la vinculación del inclasificable futbolista Vladimir Manchev (que siempre fue adorado por la afición de Orriols) con el equipo decano del fútbol valenciano.
Que Vladimir Manchev siempre ha sido idolatrado por la afición granota es algo innegable y que sus seguidores más fervientes siempre han sido los miembros de la agrupación más divertida que jamás ha existido en el club levantino, también: La peña “Comando Charlie Sheen”. Para ellos el búlgaro es el dios máximo de su religión granota y, de hecho, no dudaron en desplazarse a Sofía en el verano de 2016 para rendir pleitesía a su deidad omnipotente. Y Manchev les correspondió de la mejor manera posible, con una maravillosa dedicatoria sobre una camiseta suya
En el verano de 2017 Manchev visitó la capital del Turia y tras darse una vuelta por la playa de La Malvarrosa volvió de nuevo a la que siempre será su casa: El Ciutat de València