En octubre de 1958 el Levante fijó su mirada en Ramón Pérez Mesa, Espejín en el ámbito futbolístico. La carta de octubre de 1958 que llevó a Espejín del Betis al Levante.
La Liga en Segunda estaba en maitines.
La secretaría técnica granota confió en las prestaciones del jugador adscrito al Betis como refuerzo de un colectivo que soñaba con la elite.
La entente entre las dos entidades fue absoluta y el futbolista canario marchó desde la ciudad hispalense hasta Valencia para comprometerse con el Levante.
Recuperamos los documentos oficiales enviados por la secretaría del club sevillano que establecían las condiciones del acuerdo.
Documentos históricos
El 14 de octubre de 1958, la secretaría del Real Betis remitió una carta oficial al presidente del Levante, Antonio Román.
El escrito puntualizaba que el jugador llegaba con la condición de libre.
La carta de octubre de 1958 que llevó a Espejín del Betis al Levante, adquiere pujanza en el desarrollo de esta historia. Espejín recaló en el Levante sin menguar las arcas del club granota. Este hecho era relevante para la economía de guerra blaugrana.
Este documento adquiere trascendencia por la forma y el fondo.
Determina la transacción entre clubes y ratifica la excelente relación mantenida entre ambas instituciones.
La unión de esas dos variables significó el trasvase de Espejín al equipo que preparaba desde el banquillo Álvaro. La carta de octubre 1958 que llevó a Espejín del Betis al Levante, junto con otros expedientes oficiales, constituye un testimonio clave de aquel traspaso.
El sueño del ascenso
Espejín llegó al Levante del curso 1958-1959.
Wilkes era el gran referente de un bloque que ansiaba el ascenso a Primera División.
El futbolista canario ya había paladeado esa circunstancia la temporada anterior como jugador del Betis. Tras quince años en las catacumbas del fútbol la entidad bética logró regresar a la élite.
No fue un jugador menor en su etapa como verdiblanco. Espejín parecía haber descifrado los secretos que esconden los añorados ascensos. Como jugador del Algeciras vivió el salto desde Tercera hasta Segunda, y en el Martos, cedido por el Jaén, experimentó el ascenso a Tercera.
Espejín acepto el reto desde su desembarco.
En su vocabulario habitaba la máxima categoría del fútbol nacional. En una de sus primeras entrevistas como levantinista, para el diario Deportes, acentuaba esa experiencia y aseguraba que llegaba a un equipo “con hechuras de primer divisionista”.
En sus predicciones, señaló al Elche como el rival más fuerte del Grupo II de Segunda.
No se equivocó en sus vaticinios.
La batalla entre estos dos adversarios fue titánica durante el curso.
El conjunto ilicitano ascendió de manera directa como campeón y el Levante promocionó contra la UD Las Palmas en una eliminatoria de suerte adversa.
Epílogo de su carrera
En verano de 1960 Espejín concluyó su vinculación con el Levante. Continuó su trayectoria en clubes como Rayo Vallecano, Castellón, Fuengirola o Linares. Dejó como legado una carrera extensa en el fútbol español.
Su paso por el Levante de la década de los cincuenta permanece documentado.
La carta de octubre de 1958 que llevó a Espejín del Betis al Levante que hoy forma parte del patrimonio documental de la institución.