En 2004 se cumplieron cuarenta y un años del último ascenso del Levante UD a Primera División y treinta y nueve sin jugar en la máxima categoría. Aquellas dos temporadas de los años sesenta en las que los granotes habían convivido con el Real Madrid, el Barça y el resto del paraíso futbolístico español estaban tan diluidas en el tiempo que volver al olimpo más que una quimera parecía un imposible. Además, ese par de cursos habían sido los únicos de la historia del club decano del fútbol valenciano en la elite del balompié hispano. Así que el ascenso a Primera División que se materializó en el Estadio Municipal de Chapín en Jerez el sábado 5 de junio de 2004 supuso para el levantinismo el éxtasis absoluto.
Manolo Preciado y Alberto Rivera: Los dos héroes del ascenso de Jerez en 2004 a Primera División
Alberto Rivera Pizarro, natural de Puertollano (Ciudad Real), fue un talentoso futbolista que, desde muy joven, recaló en la escuadra del todopoderoso Real Madrid. Sorprendentemente, con sólo 16 años, entró a formar parte de la plantilla del primer equipo. Y con 17 años, tres meses y 20 días estableció un récord todavía vigente en el club de Chamartín: Bajo las órdenes del míster Jorge Valdano el 10 de junio de 1995 debutó en Primera División en la victoria por 0 a 2 del club blanco frente al Celta de Vigo, marcando, además, el segundo tanto del encuentro. Nunca en la historia del Real Madrid un jugador ha debutado y marcado tan joven en Primera División. Sin embargo, ese prometedor inicio no tuvo continuidad y Rivera volvió a las categorías inferiores hasta que en la temporada 2000/01 regresó a la elite, llegando a jugar en la Champions League en un partido en el que el Spartak de Moscú venció al Real Madrid por 1 a 0. Pero Rivera tampoco contó en este caso para el entrenador Del Bosque y en el siguiente curso fue cedido al Olympique de Marsella donde no tuvo una actuación destacada. Hasta que, por fin, en la 2002/03 le llegó la oportunidad de jugar con el Levante UD de València.
Rivera en la temporada 2000/01 con el Real Madrid, cuando llegó a jugar en la Champions League
Al llegar a Orriols se encontró con una ambiciosa entidad que se había metido un objetivo entre ceja y ceja: Retornar a Primera División. Para ello se articuló un gran equipo entrenado por Carlos García Cantarero y que iba a girar en torno al fichaje de una estrella mediática: El gran futbolista Pedja Mijatovic. Rivera, titular indiscutible en la medular, se convirtió en el escudero del montenegrino. El equipo estuvo peleando todo el curso por las tres primeras plazas que otorgaban el ascenso pero la jornada 30 fue la última en la que el club ocupó la tercera posición. De ahí hasta el final del torneo el Levante fue el propietario del frustrante cuarto lugar. Y aunque en la jornada 37 hubo un cambio de técnico y se dio paso a José Gómez todo siguió igual. Ciertamente, el rendimiento de Mijatovic no fue el esperado y sus problemas físicos sólo le permitieron disputar la mitad de los encuentros de aquella temporada, lo que también influyó en que aquel deseado ascenso no pudiera consumarse.
Rivera en la primera de las tres temporadas en las que defendió el escudo granota. A la izquierda en la foto de la plantilla junto a sus compañeros Duda y Rentería (con el presidente Antonio Blasco arriba a la izquierda y el entrenador Cantarero a su lado). A la derecha en una visita a una peña granota con sus compañeros Mijatovic, Carpintero, Congo y Sérvulo
Así que la 2003/04 había de ser la temporada de esa anheladísima vuelta a la Primera División. Para ello el club apostó por un entrenador que, a la postre, se convertiría en un mito del levantinismo: El inmenso Manolo Preciado. Junto a él llegaron también dos estiletes en la delantera: David Aganzo y el argentino Gustavo Reggi.
El Levante realizó la pretemporada de la 2003/04 en Biescas. En la foto de la izquierda el entrenador Preciado en primer plano con Rivera y Rubiales al fondo
Pero, sin ninguna duda, el eje de aquel equipo giró en torno a la batuta de Alberto Rivera, el gran director de juego de aquel once, que se convirtió en la extensión perfecta del míster en el terreno de juego y que, además, logró su mejor marca goleadora de su carrera como futbolista. Con 11 tantos fue el segundo máximo anotador tras Reggi (que logró 12) y por delante de Aganzo (que materializó 9). Además, en la Copa del Rey los granotes estuvieron a punto de protagonizar una gran sorpresa. En los octavos de final el equipo se cruzó con el Barça y a punto estuvo de eliminarle. En el partido de ida en el Ciutat los de Orriols vencieron en un gran encuentro por 1 a 0 (con gol de Rivera) pero en la vuelta en el Camp Nou los culés se impusieron por 3 a 1 tras una más que polémica actuación arbitral.
Rivera disputando un balón con el brasileño Ronaldinho el 8 de enero de 2004, el día en el que el Levante UD venció al Barça por 1 a 0 (con gol de Rivera) en los octavos de final de la Copa del Rey
Durante todo el torneo liguero el equipo lideró con solvencia la competición y en la jornada 40 (aún quedaban dos más para la conclusión) le llegó la primera oportunidad para consumar el ascenso. Para ello debía de vencer en Jerez al equipo local. Y tras un extraordinario partido, no exento de sufrimiento, pues los locales se adelantaron ya entrada la segunda parte, el Levante logró darle la vuelta al marcador y consumar la hazaña. Después del primer gol de Reggi fue Rivera, tras anotar un penalti en el minuto 71, quien llevó a todo el levantinismo al paroxismo.
Jerez 2004: Un once para la historia. De izquierda a derecha y de arriba abajo: Tito, Mora, Pinillos, Alexis Suárez, Rubiales, Carpintero, Sérvulo, Rivera, Descarga, Jofre y Reggi
Rivera en el penalti decisivo de Jerez. A la izquierda colocando el balón en el punto de lanzamiento mientras el portero local Unanua trata de intimidarle y a la derecha en el momento en el que lo transforma engañando por completo al guardameta
Rivera a la izquierda eufórico nada más anotar el penal y a la derecha abrazándose con Aganzo bajo la mirada feliz de Congo
Las celebraciones de ese ascenso mítico en València. A la izquierda en la Fuente de las Cuatro Estaciones del Paseo de La Alameda junto a Alexi Suárez y Reggi y a la derecha con el presidente de la Generalitat Valenciana Francisco Camps y el presidente del Levante UD Pedro Villarroel
Sorprendentemente, con el Levante UD en Primera División no se le dio continuidad al técnico que había logrado el ascenso y Preciado fue sustituido por el alemán Bern Schuster. El equipo se reforzó con jugadores de nivel como el defensa irlandés Harte, el delantero búlgaro Manchev o el cancerbero argentino Cavallero. Y el equipo hizo un primer cuarto de temporada realmente espectacular llegando a estar en la jornada 10 en la tercera posición tras el Barça y el Real Madrid.
Segunda camiseta de Rivera de su temporada 2004/05 en Primera División (donación de Vicente Romo)
El Levante venció 1 a 0 al Atlético de Madrid (con tanto de Rivera) el 22 de septiembre de 2004 y empató a cero en la capital de España. A la izquierda celebrando su gol con Manchev en el Ciutat y a la derecha en un lance con Fernando Torres
Rivera y Baraja en los dos derbis entre el Levante UD y el Valencia CF. A la izquierda en Mestalla y a la derecha en el Ciutat de València
El 17 de abril de 2005 el Levante y el Real Madrid se enfrentaron en Orriols. A la izquierda Rivera entre Owen y Ronaldo y a la derecha disputando un balón con Beckham
Sin embargo, la segunda vuelta fue desastrosa deportivamente para el equipo, que bajó ostensiblemente su rendimiento. En la jornada 35 José Luis Oltra se convirtió en el nuevo técnico para tratar de revertir la situación pero la reacción fue insuficiente. Y en el último partido del torneo, tras caer goleados 4 a 1 en Villarreal, los granotes regresaron a la categoría de plata.
El 29 de mayo de 2005, tras perder en Villarreal, el Levante UD descendió a Segunda División. En la imagen el delantero uruguayo Forlán y Rivera en aquel aciago partido para el levantinismo
Y así terminó la tercera y última temporada de Alberto Rivera como futbolista granota. Un centrocampista extraordinario, con una calidad técnica fabulosa que lideró un ascenso a Primera División inolvidable para el levantinismo.